Casi todo el español que sé lo aprendí trabajando en mis dos antologías, traduciendo, y hablando con mis amigos mexicanos. El único curso formal que tomé fue un mes de español conversacional en Guatemala, hace como veinte años. Yo había estudiado francés e italiano, que me sirvieron para la estructura básica gramatical. La fluidez de mi español hablado varía. Estoy mejor en un ambiente mexicano, el español caribeño francamente me confunde. Pero leo español de manera fluida, y no temo hacer preguntas y consultar diccionarios. Y además trabajo mucho.

¿Qué tipo de poeta soy? Estoy convencido de que la poesía no es solo la producción de artefactos sino la forma en que uno vive su propia vida, una herramienta para la exploración, y que incluso, la más convencional de las vidas constituye una serie de experimentos sobre cómo vivir. Un poema puede ser el registro de uno de esos experimentos, una descripción de lo que se ha aprendido. O puede que sea algo que se conoce como “forma abierta”, una suerte de experimento en progreso, que es lo que yo trato de hacer. Las más de las veces mis poemas están hechos tanto de fragmentos de conciencia de estados internos, como de pensamientos y del medio en que me encuentro. En efecto, el poema presenta el mundo que explora. Espero que esta explicación te sirva de algún modo. Es muy difícil hablar en abstracto sobre la obra propia.

No puedo decir que soy consciente de haber aprendido mucho como poeta traduciendo a otros poetas, por más de cincuenta años he estado escribiendo sobre poesía; al cabo de tanto tiempo es más que posible que mi poesía se desarrolle en relación con su propio pasado. Ciertamente he asimilado algo de la imaginería y del lenguaje de la poesía cubana, algunas de sus referencias. Por ejemplo, José Martí surgió de manera inesperada en un poema que escribí en Australia sobre mi descubrimiento de aquel país. Los poetas en español son más flexibles con relación al orden de las palabras que lo que se estila comúnmente en inglés, y esto es algo que también he aprendido de ellos. Por último, me he hallado escribiendo en español un par de veces.

Traducir presupone una lectura a profundidad del poema. Esto implica cambios cada vez que sucede, (como) el famoso dicho de Rilke: “Ahora debes cambiar tu vida”. Antologar es una experiencia similar, también significa una lectura profunda de la cultura. Su impacto no es algo que yo sea capaz de expresar con palabras, o al menos, no todavía. Lo que puedo decir es que el mundo del cual soy consciente ha crecido en generosidad y complejidad.

El cambio no es tanto en mi poesía sino en el sentido de mi propio ser con relación a la poesía y al mundo en que ésta se hace, se escribe.

Mark Weiss



Traducido

En el exilio, ¿te cuentan cosas
horribles sobre tu tierra y
te retorcés las manos? ¿le das
la espalda y empezás, como quien dice, una
nueva vida?
.

Como si el lenguaje-del-cuerpo tuviera acentos,
que los tiene, el extranjero fácilmente identificable
del otro lado del campo.

Pero aquí, mirando a la camarera irlandesa que espera el trago,
el brazo flexionado de tal modo que el antebrazo se apoya en el esternón,
curvada la muñeca, los dedos
jugueteando con un collar.
Uno pensaría que duele, pero la pose
tiene años de práctica detrás,
la línea que va del gesto a la danza,
de representación a enunciación.

Hablaba los gestos
de su tierra nativa.

Y aquella lo hacía después de tres generaciones.
.

De pronto me encuentro imaginando
a mis amigos descuartizados, des-
membrados, pesadillas del
noticiero de la noche,

e imagino las últimas palabras,
a Carlos anotándolas
porque yo estoy más allá de la escritura. "Siempre fui un
arlequín", digo,
demasiado absorto para encontrar la palabra justa.

Qué clase de legado sería ese,
con la suerte que he tenido:
todos los sonidos del mundo para elegir.
.

Siempre desconcertado por la exclusión de la pasión de la vida cotidiana.
Imposible imaginar cómo estallaría el instinto
a través de tales vidas, cubrirse,
una forma de negarse.
.

Incluso ahora tus labios recuerdan
cuando eran capullos.
Y yo recuerdo cuando decía
"Tus labios son capullos".
.

La cultura y su malestar.
Es cuestión de grado, no es cierto.
El tema es la complicidad, no es cierto.
.

Dos chicos en un porche oscuro
novian y fuman y tosen
enfrente, esperando que la noche y sus
brisas dispersen
toda prueba.
.

Poner nombre a un lugar por las primeras palabras oídas allí. Entonces
lo que llamo “granada” lo llamás
“rubicunda”, o “fue”, y el noviazgo deviene
intercambio de nombres.
Embelesado, qué encantador que lo que llamás
"cartapacio" yo llame
"peso", aunque ambos
nademos allí. Al traducir deseo,
echo mano a "porra", ese monte que
te encanta que toque, el izquierdo, y su compañero,
"compasión".
.

Cada palabra una suerte de conquista.

Mark Weiss








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