De "otras visiones"

II

tsara'ath  lepros!

luminiscencias  peligrosas  en la noche oscura de la mar
mar   mare  nostrum   harto de  muertos  a  la  deriva  

peste    negra     linfática  o  neumónica  

pecado
      pecado

            en brotes repentinos
                                y  letales

- ámbar     tungsteno
                      crisoberilo  de  la   nada:   en el fondo del pozo

la hermética alcoba de las nupcias -

roedores salvajes   noctilucas de la descomposición  

esos ciertos animales de insomnio

sueltan sus tigres
                  sobre el pecho del día

(no te acerques  
               esa  mujer  se hunde por su propia molicie:

apuntala su cuerpo  en el abismo)


III

para ti
       la mesa colmada de pasas de korintho
higos de esmirna y aceite de romero

no paquetes de hachís: resina libanesa
polvo dorado
            apretadito en planchas  y  envuelto en algodón
negro
     del medio oriente  verde oscuro de marruecos

o más negro -como brea retorcida- del nepal

tallos blandos del cáñamo
sumidades floridas

hechas
     nieblas amorosas
llenando por la boca los alvéolos del pecho

alcaloides abiertos a todos los espejismos de la anunciada saciedad

para ti
       hierbas del paraíso -peces  y chocolate-

a la gran molicie de la sabiduría
                                 se entra
con larga toga cándida o

simple desnudez de anacoreta

María Rosa Maldonado



en cuanto a la cosa en si

en cuanto a la cosa en si
la hormiga la transporta
sin susto
asida con la boca

camina ligera   ligera   sobre la ciénaga del ser
entre la nada y otra vez la nada
a recoger muestras del dios
y hacer con ellas su comida

desconoce su propia oscuridad
pero habla en lenguas
de mayor antigüedad que el arameo

no necesita llegar a la luna:   forma parte de ella

su corazón —largo tubo dorsal por donde fluye la hemolinfa—
es más sabio que el tractatus de wittgenstein

María Rosa Maldonado



La madre

I

aparecida  pleamar    hojas    azules

líquidas
en el desasimiento:
alma de dos voces        ya perdida

oscuridades
de la noche fuera de la casa

al este del jardín ha crecido una pita
y está llena de flores   y  morirá
después
de su alta  floración   su única

después
de dar sus flores             amarillo-verdosas

agua  guardada  que no será deshielo
bálsamo  ni aguamiel

el este del jardín  no es el oriente del mundo

pero allí se levanta esa pita  – avanza  por el aire
más alta que la medianera
de perfil      de frente       contra el cielo

enseñoreada en la luz –

y empuja  su rizoma hacia todos los  confines de la casa

II

atzavara vara de atzavara
madre de floración reciente que entra por todas las ventanas

con sus muchas cabezas

lo que aparece no viene de esta tierra
donde nunca
hubo planta ni mujer

del tálamo nacen – cerebrales – se enlazan con las regiones
más hondas de la glía:
sueño
hambre
sed

Íntimamente unida     la piamadre
blandamente me abraza

sus flores apoyan la mejilla en el cielo gris azulado de las hojas
allí mismo estolones del sostén

de la reparación

pues lo que cuerpo nace
lleva la oscuridad entrelazada
del carbono
vitriolo de la respiración

– el precipicio que se muestra –

es ella y ella
hablamos

ahora puedo decirle:
cómo voy a vivir    cerebral   en la asfixia
de tantos años bajo tierra?

me responde:
en este aquí nada es de nadie

yo soy el padre    soy
la casa aquella      devastada      y la otra
y ando suelta en el mundo

María Rosa Maldonado


"La percepción de lo que denominamos realidad, y de cada una de sus parcialidades, depende de las significaciones y preconceptos que todos tenemos sobre ella. Caso contrario, enmarañados en la inagotable multiplicidad en la que estamos insertos y de la que formamos parte, no podríamos percibir nada. Así, lo que esperamos encontrar allí será, de alguna manera, lo que encontremos. Y, por lo tanto, lo que entendamos por palabra poética determinará nuestra percepción acerca de su presencia y abundancia.

Por mi parte creo, como dice Gabriel Celaya, que “la poesía es un arma cargada de futuro”. 
Y de presente. Corroboro su presencia cada día en la numerosa edición de libros de poemas, en su mayoría publicados a cargo de sus autores; en la profusión de talleres, concursos y cafés literarios; en el surgimiento de nuevas editoriales independientes que se animan a luchar contra el sistema; en las revistas de poesía que se encuentran en librerías y quioscos; en la ingente cantidad de páginas, blogs, revistas virtuales, materiales subidos a facebook, linkedin, twiter, y, en fin, a toda la web en general. No alcanza el día para leer tantos poemas. Para conocer a tantos poetas. En muchos casos, singulares y admirables. Y todos, poetas y divulgadores, trabajando “por amor al arte”. Como es tu propio caso.

Tampoco creo en el mito urbano del “poeta oculto” o “la vergüenza de ser poeta”. Cuando se llena una planilla en la que se debe asentar el oficio, por supuesto que va a figurar abogado, peluquero, médico, profesor, etc. La razón no es que se avergüence de ser poeta, sino que nadie —o casi nadie— vive de la poesía. Me consta que somos muchos los que intentamos serlo, y lo manifestamos sin titubeos por el simple hecho de mostrar nuestras obras.

          Y, en cuanto al tiempo sin sentido —pesimismo, escepticismo o nihilismo—, son modos de la sensibilidad humana que se han manifestado desde siempre, al igual que sus opuestos, en la historia de la humanidad. Baste mencionar, en tiempos cercanos, a dos pensadores tan importantes como Arthur Schopenhauer o Émile Michel Cioran. Y a sus contrarios: Henri Bergson y Max Scheler, por ejemplo.

          Sin duda, no estamos en el Paraíso. El hombre no habita el mejor de los mundos. No voy a enumerar, todos conocemos las calamidades, las vemos y oímos, e incluso las vivimos, todos los días. Camus, nos habla del absurdo. Nos explica que entre los deseos de absoluto que subyacen en el hombre —vida, amor y verdad—  y la realidad, hay una escisión insuperable. Y que esa injusticia es la madre de todas las injusticias. La vida es la condena de Sísifo, o sea, el trabajo absurdo. Y, sin embargo, Camus encuentra la salvación en los sentimientos de compasión y solidaridad. Sísifo no está solo subiendo la empinada cuesta, está con-los-otros, los que como él, llevan adelante la dura tarea. Y la perspectiva segura de la muerte. Pero en ese ascenso en comunidad, son iluminados por el sol de mediodía. Los valores que dan sentido a nuestras vidas no son abstractos universales flotando en el mundo de las ideas. Cada ser humano colabora en la tarea de encarnarlos con sus propios actos y decisiones como, por ejemplo, quedarse en la ciudad apestada, luchando para mejorar las cosas, compartiendo el destino común. Adhiriendo a la resistencia. Eso creo. Además, somos tan jóvenes!

          En lo que Carl Sagan llama “Calendario cósmico”, que es una escala en la que el período de existencia del universo, desde el big bang hasta ahora, se extrapola a un calendario anual, los humanos aparecimos el 31 de diciembre a las 22.30 horas y hemos llegado tan sólo a las 24 horas. Tan limitada es nuestra perspectiva. Pensar en esto tal vez nos haga, como Sagan dice, un poco más humildes."

María Rosa Maldonado



la tierra no pasa dos veces por el mismo lugar del universo
la tierra no pasa dos veces por el mismo lugar del universo
no se ordenan los átomos
dos veces   de la misma manera    ni en un tiempo infinito
el melanoma crece a ritmo propio
rodea tu pezón    crea un sol negro dentro de tu coroides
y no hay un homólogo   ay de ti   que la apoptosis  salve de la muerte
no sonará el teléfono en un mundo gemelo
no hay gemelo    ni acaso  continuidad exacta de lo mismo
pero aquí se origina  el alumbramiento   de las aguas
las marismas     de la luz
el escaso tungsteno
los cedros azulados
y la sagrada higuera

María Rosa Maldonado



Noche de las diatomeas: una meditación

I

sílice
en la charca
diminutas mitades cerradas espinescentes

por el azul perfecto del espacio avanza
el humo de los papiros

has estado ahí

migración tras migración
entre los suaves pliegues de lila devorando
esa oscura materia:
tu propio cuerpo cedido a la mutación y el tránsito

vipassana bhavana
vipassana bhavana

lo que ves ahora es la primera noche de los cielos
sus enjambres protistas
noctilucas

girando en torbellino

el hidrógeno de la gran explosión
la nada
abandonada a su luminiscencia

II

hialina oscuridad
en los astrocitos fulgores de berilo

es esto el atman?    lo real intangible
agua para el culto

(plancton debajo de la lengua)

la postura
– saber sin oscilaciones –
aparece con el desprendimiento

fosa iliaca derecha:
la resurrección
izquierda:
crecimiento de las diatomeas
cenozoicas cajitas de cristal

su multiplicidad sin límite

manando
en la abisal caída
para el desplazamiento:
nitrógeno de nautilo
– tantos millones de años en el gozo del mundo –

así
hundirse uno    buenamente    en el océano de eso

III

sumersión dulce    – o salada –
el agua es una tisana

donde te meces en suave maceración
un alcohol aromático
desciende por la costa del útero

hipoxia hipoxia anoxia
agua lustral    funeral
del amnios a la grieta del deshecho

aquí es donde todo se detiene

en la lejana superficie una pradera de luz
infiltrada de florescencias

manchas de klimt:

cinias    amapolas    gencianas
malvas    lirios
acacias    tulipanes

o asterionellas eucampias cymbellas fragilarias
vivos silicios microscópicos vistiendo de lujosa pedrería

tu advenimiento
al reino

qué reino?
a través de la cortina
el sol dibuja flores en el aire del cuarto:

cinias    gencianas    amapolas

María Rosa Maldonado




selección por mansedumbre

antes de que los perros existieran

en el interminable invierno
de la última era glacial

mientras el oso deambulaba de noche
a lo largo de los fiordos congelados de islandia
con los ojos perdidos
en las montañas lilas del cáucaso lunar
entre el mar imbrium y el mar serenitatis

y nosotros dormíamos de cara a las estrellas
junto a los caribús y los bisontes

un lobo
con un nivel más bajo de pavor en su cuerpo
dejó que su hambre lo acercara
hasta ese hueso
sostenido por la mano de un hombre

María Rosa Maldonado





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