Devotos

Trajimos a la virgen
la sentamos en un banquito
y la peinamos delicadamente
desenrollando cada rizo de porcelana
para que pueda sentir una vez más
su cabellera al viento
una gota de adrenalina sobre la nuca
la exuberancia femenina.

Santa
resucitada del mármol
niña convertida en sierva
ahora un animal oscuro
al calor de nuestras manos
el milagro sofocado
dos ojos secos y hundidos
diminutos espejos de nuestro secreto.

Juan Cristóbal Miranda


El silencio

Cuando me quedo solo
la casa se calla
los pájaros se duermen
y yo de a poco
vuelvo a escuchar ese sonido
una nota filosa y apagada
que como un frío meridiano
me atraviesa por dentro

Juan Cristóbal Miranda


La rabia

Tiramos piedras
cajas
maderas
lanzamos escombros
vigas
tirantes
trozos de mampostería
un sinfín de desperdicios
especialmente seleccionados
para rellenar
un pozo ciego.

Juan Cristóbal Miranda


MRU

A trescientos kilómetros por hora
una bicicleta
pasa frente a nuestra casa
no la vemos
nadie la oye
pero vos igual me decís
tengo miedo de la velocidad
y te parás a cerrar la ventana
como si supieras
algo que yo no
como si intentaras ocultar
ese rastro silencioso
que va dejando la distancia

Juan Cristóbal Miranda


Última cena

Los apóstoles cenaron en casa
y se fueron dejando la sensación
de que nada merecía celebrarse
doce platos prolijamente apilados
el mantel lleno de migas
y esa enorme copa dorada
que ninguno de nosotros
está dispuesto a lavar.

Juan Cristóbal Miranda







No hay comentarios: