"El grupo de poetas que se autodenominó Nosferatu surgió a principios de los setenta. Teníamos veinte años. Conocí a Jorge Zunino y a Enrique Ivaldi en una lectura. Me entusiasmaron los poemas que leyeron. Me comentaron que se encontraban regularmente en la casa de un poeta que “sabía muchísimo”, Mario Morales, y me invitaron a asistir. Empecé a ir a las “reuniones de los viernes”. Mario Morales fue nuestro “maestro”, palabra que se usa más bien en la música, ¿no?, o en las artes plásticas, y que sonaba tal vez altisonante, pero nos gustaba. En el grupo entraron y salieron muchos poetas. Nos convocaban nuestras afinidades, nos atraían los mismos autores y reconocíamos las similitudes en nuestra visión del mundo...
Neorromántico o no, creo que Nosferatu/Último Reino mantuvo vivo el espléndido legado de los grandes poetas latinoamericanos nacidos en las primeras décadas del siglo xx, una vasta familia de la que forman parte, entre otros, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Humberto Díaz Casanueva, Rosamel del Valle, Jaime Sáenz, Blanca Varela, Rosario Castellanos, Octavio Paz, Álvaro Mutis, Juan Sánchez Peláez, Juan José Ceselli, Enrique Molina, Francisco Madariaga. También, aunque menos, a pesar de que se le dedicaron páginas de homenaje, Ricardo E. Molinari. Y no olvidemos al español Luis Cernuda, exiliado en México."

María Julia de Ruschi


El tiempo

Ábrete, boca de la luna, niña que dejas ciega al agua
Al verte poner tu barca de papel en la charca, me enamoré para siempre
de las circunvoluciones de la luna dentro de mi cráneo y paseo por su silencio mineral ...despacio, cada vez más despacio, con una lentitud que desgarra cada fibra de mi cuerpo veloz...
Cuando hemos logrado enemistarnos con el tiempo, tensar esas fibras
caer en esos pantanos
en esos sitios vulnerables donde se pierden sin remedio
algunas palabras
algunos caminos
la verdad es un animal solitario, casi tan solitario como la muerte
caídas y olvido

¿Comprendes lo que lees?

Mira, ahí hay agua
Los hombres somos todos mendigos
Yo quiero resucitar

María Julia de Ruschi



"Escribo mucho, a rachas, a veces varios poemas en un solo día, respondiendo a impulsos, visiones, estados de ánimo. A veces pueden pasar meses sin escribir una línea. De vez en cuando releo, corrijo, ordeno. A veces considero una serie de poemas como un libro, aunque esos poemas pueden haber surgido como una carta o fragmentos de un diario."

María Julia de Ruschi


"La poesía está en el mundo como el aire, que todo lo envuelve."

María Julia de Ruschi



La rosa extática

Quizás podamos vivir siempre acompañadas por nuestro amante invisible, llevarlo con nosotras como un globo del piolín. A la manera de los niños, se orientan y alegran niño, globo, viento y piolín. Y luego criar a los hijos, escribir libros, soplar las velas de una empresa de educación o de navegantes o de alimentos, y de tanto en tanto sentarnos a la sombra de un sueño, con una sonrisa profunda, con una rosa extática, con una música afectuosa y tranquila en el pecho.

María Julia de Ruschi



La soledad de la intérprete

qué hermosa es / o qué feliz me hace /
o qué transparencia en su ejecución
No puedo decir nada
Sé que está muriendo, o se está preparando para morir,
o está ensayando
el tallo de mariposas de su muerte próxima o reciente
Allí arriba, en soledad, sobre ese escenario,
de una vez por todas
para todos
¿Y yo hablando de su belleza o la inminente desaparición
que vierte gota a gota?
Sé que debería callar
Sé que debería poner mi barca, muda,
sobre la palma del cielo
Y continuar viaje
en la soledad de la Comunión Más Alta
Adiós, fuente, estremecedora agonía incesante

María Julia de Ruschi


Mercado místico

Hablo de él:

La ternura por un caracol subiendo por el vidrio de una ventana.

Estuve dentro de una nuez y en una plaza creada por Bernini, es una cuestión de escala.

Ahora la maravilla acaba conmigo.

Hablo de él:
Fui demasiado privilegiada.

Me enseñó a ver huellas tan invisibles que les resultan intolerables a los ángeles.
Su fuego no es oscuro, no consume:

Solo que con la otra mano se pega un tiro en la sien.

María Julia de Ruschi



Miedo

Recuerdo lo que es disolverse en nada. Y regresar. Un vértigo, un crimen que no deja rastros en el interior de la materia que a sí misma se piensa, o se percibe, o se sueña.  Violento estallido de Inmediatez: en la oscuridad súbita la certeza de que alguien me mira con una sed que me eliminará, en ese infinito previo-instante. O antes de haber sido concebida. O la baranda del balcón en la que me apoyo para asomarme al jardín del patio, ya no está, o nunca estuvo. Porque el grito que escucho ¿es el heladero, es la hora de la siesta, mi infancia, el pueblo, el verano? ¿Dónde estoy? ¿Ya haber caído y haberlo olvidado? ¿Haber regresado? ¿Ya he sido concebida? ¿Con dicha, sin dicha? La ingenuidad de dos o tres confianzas básicas, el latir de mi corazón, el calor de mi sangre, su circulación por mis venas. El oído empieza a devorarse porque ya no existe el silencio. Pero cuando el silencio existe sin fin y ya acabado, se apodera de mí para pensarse, sentirse o soñarse, y romper su instrumento.

María Julia de Ruschi


Números

Cuenta Marcel Granet que una vez en China se reunieron once generales para decidir si había o no que librar una batalla decisiva. ¿Avanzar o retroceder? Discutieron acaloradamente, y por último votaron: tres a favor de la acometida, ocho por la retirada. Entonces acordaron atacar, porque tres es el número de la unanimidad. Y, por supuesto, obtuvieron la victoria.

María Julia de Ruschi



"Querría señalar que a pesar de esa forma espontánea y caudalosa en que recibo la poesía, conozco el riesgo de la verborragia. Las palabras pueden seguir manando ya sin ninguna necesidad, sin ningún soporte vital, espiritual."

María Julia de Ruschi



Te amaré nunca, para nunca...

1

te amaré nunca, para nunca

-superfluo, el poema, como la nada bella que indica:
el poema señala los límites, desde fuera de los límites-

aquí, pájaros amarillos rodean la fuente feliz

la soledad es la alianza, un hilo de sombra
su nudo invisible es un secreto compartido,
es un enigma demasiado evidente

recorreré todo el camino de mi corazón una vez más,
contemplaré con otro rostro y otro estupor las ruinas del mundo

he puesto todos los signos al servicio de nuestro entendimiento,
y el mundo en signos se ha desvanecido

María Julia de Ruschi









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