El río Niágara 

Como si
el río fuera
un suelo, colocamos
la mesa y las sillas
en él, comemos
y charlamos.
Conforme su curso avanza
nos damos cuenta –tan
sosegadamente como si
estuvieran cambiando
los cuadros del comedor−
de las escenas que se suceden
en la orilla. Lo
sabemos, sabemos que este es el
río Niágara, pero
resulta difícil recordar
lo que eso significa.

Kay Ryan


Esconderse y buscar

Es duro no
aparecer de repente
en vez de
esperar a que te
encuentren. Es
duro estar
solo durante mucho tiempo
y de pronto oír
que alguien llega. Es
como cultivar
una especie de piel
en el aire
que, más que
hacer que se desgarre,
desgarras.

Kay Ryan


La mujer que escribía demasiado

He escrito
sobre las puertas
de varias
casas y tiendas
donde había
amigos y mercancías.

Ahora ya no puedo
dar con ellas
y debo hacer
llamamientos generales
en la calle.

Para mí es
un milagro
cuando un fragmento
de la estructura se abre

y un ser querido
sale
con algo
para que yo coma.

Kay Ryan


La paciencia

La paciencia es
más amplia que se
imaginaba antes,
con cintas
de ríos
y campiñas
lejanas y
tareas emprendidas
y terminadas
con placer
modesto por
nativos con su
ropa nativa.
Quién se hubiera
imaginado
posible
que la espera
es sostenible—
un lugar con
sus propias cosechas.
O que en
la plenitud del tiempo
los diamantes
de la paciencia
no se podían
distinguir
de los auténticos
en brillantez
o dureza.

Kay Ryan


Las cosas no deberían ser tan duras

Una vida debería dejar
profundas huellas:
surcos en el sitio
en que ella salía y volvía
para buscar el correo
o mover la manguera
en el jardín;
pararse ante el fregadero,
un lugar desgastado;
bajo su mano,
los tiradores de porcelana
frotados hasta convertirse
en pastillas blancas;
el interruptor que solía
buscar tanteando
a oscuras
casi borrado.
Sus cosas tendrían
que conservar sus marcas.
El paso de una vida
debería verse;
mostrar su erosión.
Y cuando la vida se interrumpe,
un cierto espacio
-por pequeño que sea-
tendría que exhibir las cicatrices
de ese tránsito
grandioso y dañino.
Las cosas no tendrían
que ser tan duras.

Kay Ryan



Pentimenti​

                   Pueden observarse los pentimenti de una anterior posición del brazo.
                                                                                                Frick Museum

No se trata solo
de que la imagen de arriba
desaparezca o
se vuelva translúcida:
las cosas de debajo
salen de nuevo a la luz
después de haber disfrutado de
un merecido descanso.
Esa es la parte más difícil
de soportar, cómo
las opciones que descartamos
emergen de la capa inferior,
ajenas a los tanteos
que requieren las decisiones finales.
En este cuadro,
por ejemplo, fíjate en cómo
se revela
un tercer brazo −
hace mucho tiempo borrado
por el artista−,
abriendo un hueco
en la superficie
por el que quién sabe qué
gato exiliado o
niño perdido
podría colarse.

Kay Ryan






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