Entre y cierre la puerta que detrás vienen los presagios.
Aquí no encontrará más que tristeza y pequeñas fatigas
azules buscándose como torres a larga distancia.
Entre y ubíquese en diagonal a las pesadillas, que para
estar tranquilo basta hacer el pan diariamente sin pausa
y retribuirlo para no quedarse solo.
Voy a encender el espectro del bosque.
Necesito una mirada que pueda más que el agua, que el
dominio del tiempo sobre la inteligencia, que ese fuerte
dolor a aguacero en lo sentidos.
Siéntese tal cual ha nacido, Con pocas palabras, que hoy
descubrí un capullo con diez años de antigüedad y conocerá
usted la belleza que nunca ha entrado por los ojos.
¿Siente el roce del planeta?
Pronto desplegará el cielo la fila de perdices, esos privilegios
de invierno en los campos.
Esta soledad que prepara el ángel.

Élida Manselli



Vestido de vuelo

                        a Francisco Madariaga
 
Allá será verano ágil sombrero de rayos.
Será un viaje de incienso verde trenzado de profundidad.
 
Feliz con el tesoro de pan tibio, devorado por las mañanas
al filo de alguna tristeza,
te vestirás para siempre de Universo con el amor de labios,
feliz de saber, de comprender que has andado mejor los
   sueños
en ancas de un milagro de azul noche.
 
Alguien como tú ahuyenta el cielo
con puertas que se abren solas,
y violencias de sol sobre los ojos.
Alguien se viste de vuelo en su sangre
y tú ya no sonríes.
 
Aquí en las grandes ramas del silencio, sin fondo,
sin orillas, la tragedia apenas me ha vencido.

Élida Manselli










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