El cielo sobre Berlín

Los álamos de la casa forman una puerta por
la que desciende mi vecina. La niña baja
del remolque en bicicleta como si llevara
un trapecista en el canasto. Le duele la garganta,
los músculos de la ciudad tienden canales
donde se arremolina el humo de las fábricas.
En la cafetería alguien afirma que el norte es
más frío que el sur, que la mayoría de las personas
son aburridas porque así son las calles, las plazas,
los departamentos que habitamos. Los viejos,
con sus asuntos domésticos anuncian el milagro
la fisura en los bloques de cemento. Recuerdo
que regresabas de Ratisbona en un vehículo
con techo corredizo, una neblina compacta como
el débil resplandor de un túnel subterráneo,
cómo se dice, de una pista de hielo variable
como la condición cardíaca del suicida
que abandona su coche a mitad del puente sobre
el río en un día soleado. Buscando romper el
récord de los corredores de largas distancias
sin desplazarme de mi posición actual
cada vez que la bicicleta parte hacia la autopista
pienso en cómo saludarnos cuando el tráfico
desaparezca por esa puertita arbolada.
Tejeremos una red elástica como una telaraña
en la superficie áspera de las paredes. En fin
no somos la luz, tampoco el mensaje.
Dependemos de las cosas que desaparecen.

Marcelo Daniel Díaz


Industrias Kaiser

En el cincuenta y tres falleció la madre de mi padre
Industrias Kaiser para esa semana anunció un nuevo vehículo
en un terreno de 200 hectáreas
la familia estrenó un Jeep
era como un aeroplano. La arena de las dunas
formaba figuras en el aire
serían viajes donde el vehículo anfibio
impactaría contra la imaginación
volviendo al pasado en forma de datos aleatorios
tu padre el mío tus padres los míos
todos en la misma cadena de producción
bordeando la costa de acantilados del Atlántico
¿tendríamos la fuerza suficiente
para continuar el cuadro disfrutando
de las frecuencias ruidosas de la radio local?
Hay una sintonía intraducible
“I.K.A" es la contraseña nosotros
hablábamos de cualquier cosa
para olvidarnos de las publicidades
en un estado de primitiva calma.
Es domingo. Hace unos días
el nombre de mi padre
apareció en las necrológicas
no dejo de pensar en los rayos de sol
la mortalidad de la luz
el griterío familiar hamacándose en la playa.

Marcelo Díaz



   "La idea es que uno sea entendido y que se respete esa naturaleza dialógica de la escritura. Me gusta el desafío de superar diferencias de cualquier tipo: generacionales, políticas, estéticas y lo que venga. No veo por qué una cosa, la capacidad para hacerse entender por muchos digamos y el virtuosismo, puedan ir por separado. La soberbia va por otro lado, uno trabaja con textos, formas del hacer discursivo. Lo que sí, los textos al igual que algunas actitudes de las personas, a veces se quedan en el plano de las buenas intenciones Saer hablaba de ello. El desafío también es no quedarse allí sino apostar a que lo escrito podrá salir al espacio exterior y circular y funcionar como obra fuera de los límites de la propia subjetividad."

Marcelo Daniel Díaz



La mañana

Le gané por cansancio a la felicidad,
horas y horas practicando el ejercicio del abandono
como quien se deshace de una piedra
que carga a sus espaldas.
El azar quiso que me encontrara en esta pieza,
es mentira que la escritura nos salva.
Mi infancia fue un país amargo y sin sol,
señal de que soy un desconocido,
una forma incompleta
alrededor de una experiencia imposible.

Marcelo Daniel Díaz


La nación de Qin

Terminado el año del dragón
el emperador Qin
traza una ruta imaginaria.
El milagro del deshielo
prolongado en la desembocadura
de la trama de las ausencias
no en el canto ejemplar sino
en la grieta donde se concentran
las abstracciones de la lluvia.
En un departamento
separada por dos milenios
la borra de este instante
es una geografía desolada
del tamaño de Mongolia.

Marcelo Daniel Díaz




Monólogo del cangrejero de Chūō-ku

Varía la imagen de los barcos
armados
con piezas de contenedores
desde aquí
del tamaño de una abeja
a pesar de
la lluvia intensa
percibidos
como si estuvieran entre llamas.
¿Ves la señal?
La bengala
perdiéndose entre las olas
la frescura del viento
del mar
y este silencio temprano.
Una luz en el día
es lo más paradójico que existe
como decir: somos parte
de una misma
gota de agua en el agua.
Cada pescador que desaparece
regresa en forma
de cometa
así que pide un deseo,
no importa si la bengala es real
el remanente
de este instante será una oración
si sueltas un cangrejo
buscará regresar a su cueva
sin ir más lejos esta mañana
uno se sujetó a mí
la vida entera concentrada
en una mano ciega.
¿Habrá un dios terrible
acompañando
como en una procesión
el dolor
destinado a salvar
cada miembro de su especie?
¿de dónde habrán salido?
¿del propio olvido?
¿de las cosas
que esperamos
sucedan y no suceden?
¿ves la bengala
–ahora– cuando se corona la imagen
incendiándose?

Marcelo Daniel Díaz



"No creo que las influencias o tradiciones sean una especie de piedra en el camino o que conspiren con la libertad creativa e imaginativa de uno. Por lo menos a mí no me ocurre eso. Es necesario conocer las tradiciones. Una biblioteca personal que configura la manera en que entendemos la literatura. La tradición como quiere Bloom: un conjunto de procedimientos literarios que se repiten en el tiempo. Después hay que tener presente, y esto está en Bajtín, que por más que uno quiera, tal vez a la manera del Pierre Menard de Borges, nunca puede re.escribir una tradición, nunca se produce un acopio cabal de la tradición sino que por el sólo hecho de habitar unas coordenadas espaciales y temporales y de entregar nuestra subjetividad ya estamos en el plano de la diferencia. Y las influencias son eso: influencias. Parece una tautología lo que digo pero no creo que limiten, al contrario, permiten que uno decida sobre cómo y qué escribir con, a lo mejor ilusión, un poco de seguridad." 

Marcelo Daniel Díaz











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