No busques el verbo

No busques el verbo
de los encantamientos
y tampoco a tigres
fugados del bestiario.
Compara el cielo con el mar
y admira los pródigos trigales;
llora por las brasas de los justos
en el fulgor de la hoguera.
Llama las cosas por sus nombres
como a los girasoles,
soles del campo,
como a Judas,
hipócrita elegido,
como a la esperanza,
loba que no llora,
como a los dioses ebrios,
paganos traidores.
Descansa del jadeo,
para que el mensaje de las aves
rememore la luminosidad del universo,
y evoque el recuerdo
despojado de terror y espanto.

Luis María Sobrón


Yo caminero

Los pájaros del tiempo
miden mi universo.

La dialéctica del viento
lleva en sus voces ocultas
idiomas de pájaros.

El mundo late
en el corazón de un pájaro
que escapa de tu sonrisa
late sin tiempos y sin voces
y descubro en los ojos de la noche
la pureza fugaz
de las cosas que te nombran.
El mundo late
en el corazón de un pájaro
que llena tus manos.

Muchacha voladora
que llevas itinerarios misteriosos
por cielos de ciudades medioevales
y vives la estación del recuerdo
como la barca de sueños marítimos
de las viejas cartas de viaje
edifica mi mundo
con la sonrisa de tu meridiano celeste
y encontrarás en el secreto de los pájaros
la edad del amor
que fecundiza con manos abiertas.

En ese tiempo
ámbito dorado del hombre
las cosas nos dieron su tiempo
tiempo de germinaciones celestes
y de besos prolongados al amor
nos dieron idiomas de pájaros
en un mundo de extraños contornos
y de heredades ocultas
nos dieron un mundo
de frases fantasmas
y de guerrilleros verbos
nos dieron su eternidad
que nos crece sabiamente. 

Luis María Sobrón










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