Una canción

(Un poema compuesto en el año 28 d. C)

Cuando mi madre muerta viene
y me pide que le dé mis zapatos
me quito los zapatos.

Cuando mi madre muerta viene
y me pide que la levante porque no tiene pies
me quito los pies.

Cuando mi madre muerta viene
y me pide que le dé, le dé
hasta me arranco el corazón.

En el cielo, las montañas se alzan, los caminos suben.
En un lugar donde no hay nadie
dos redondas lunas ascienden.

Kim Hyesoon


Una lágrima

Él recoge una lágrima con unas pinzas.
Mi habitación se eleva.
Mi rostro, por supuesto, también se eleva.
Al sentarme quieta con las rodillas levantadas, siento como si él tomara con ambas manos una habitación en la que el agua fluyera hacia los oídos.
Él pone la habitación bajo el microscopio.
Un ojo más grande que la habitación misma me observa desde arriba.
Me pregunto si ver a través de esa lente será como ver por un caleidoscopio.
Él hace rodar la habitación de un lado a otro.
Además le sopla.
Al toque de su aliento, esta habitación tan propensa a estallar se cimbra a diestra y siniestra.
Un ojo más grande que una casa circunda la habitación.
Pareciera que el cielo destellante se cerniera sobre ella.
Él usa una lente de mayor aumento.
Cual sol de hielo glacial que se eleva, un rayo de luz entra en la habitación que es como un barco naufragado.
Revela los huevecillos agrupados bajo el tocador.
Desenreda las algas.
También revela el plancton que sube por el cuerpo, que llena la lágrima por dentro.
Cual buzo, se abre paso al interior de la lágrima.
Se forma un remolino dentro de mi cabeza como al quitar un tapón.
Él, a quien he llamado al despertarme a media noche, me remueve.
Sin poder resistir más, la habitación hecha de agua acaba por estallar.
La lágrima se desliza extendiéndose por mi rostro.
La ola que sacude mis hombros corroe entera esta oscura habitación.
Al amanecer, por la ventana veo a lo lejos a una persona pequeña como un punto que pasa llevando a un perro.

Kim Hyesoon









No hay comentarios: