"A todos nos enseñan igual en todas partes y después cada uno tiene sus manías o sus historias. A mí me marcó que una vez en un partido fallé mucho y me vinieron a decir que tenía un tiro raso, que tenía que cambiar. Aquel día no estaba mi entrenador. Me lo intentaron corregir, pero luego llegó él, lo paró todo y me dijo: no cambies nada, tira como quieras. Déjate de parábola, de tener la mano así o así. ¿Cómo es cómodo para ti? ¿Raso? Pues tira raso. Y tenía diecisiete años. Ya era difícil cambiar. Reconozco que era heterodoxo, pero coño, lo importante es meterlo. ¿Qué más da cómo tires?"

Chechu Biriukov


"Con la URSS tengo dos grandes momentos. El primero, la final del Europeo Júnior en Bulgaria cuando ganamos a la Yugoslavia de Drazen Petrovic. Los yugoslavos tenían un pedazo de equipo, pero les ganamos sin Sabonis, que se lo habían llevado a la absoluta. Habíamos jugado contra Petrovic desde los 15 años y sabíamos que siempre iba a meter puntos. Lo importante era controlar a los demás del equipo. A Cvjetičanin y compañía. Petrovic metió 42, pero no valieron para nada. Fueron mucho más importantes los 36 que anoté yo (risas). Después, el segundo recuerdo es un torneo de exhibición que jugamos en Estados Unidos. Los jugadores del CSKA tenían que disputar la Copa de Europa y reforzaron la selección de la URSS con varios jóvenes como Sabonis, Tikonenko y yo. Fue una gira muy divertida. Estábamos en un campus universitario y no salir por las noches era de gilipollas. Nunca he follado tanto como en aquella época. Se juntó la libertad de los 80 con el descubrimiento de los estadounidenses de que los rusos no éramos el demonio y éramos gente maja. Nos invitaron a todo. Luego fliparon viéndonos jugar. Alucinaron con Sabonis y apenas tenía 18 años. Solo perdimos tres partidos de 12 y uno fue por el robo arbitral. Querían promocionar a Ralph Simpson como la nueva estrella universitaria y nos putearon un poco. Habíamos arrasado al equipo de Bobby Knight y Larry Bird y no podían consentir más victorias nuestras."

Chechu Biriukov



"El baloncesto evoluciona muy rápido. Yo me retiré con 32 años y ya estaba gordo, pero físicamente iba notando que cada vez todos iban siendo más grandes y más fuertes. Aunque a mí la NBA ahora mismo me parece un coñazo. Siempre lo mismo. Pick and roll, face to face. Uno contra uno y paso de todos los demás. No te sorprende nada. Me gusta el baloncesto bonito, elegante, con clase. El basket que nos han traído los yugoslavos, ¡me cago en su puta madre! Este basket control, la mierda esta, mata la imagen del deporte. Con lo bonito que es el deporte del baloncesto. Y yo lidié con esto. Se lo decía a Obradovic: no nos jodas, no nos jodas que tenemos que hacer eso. Teniendo a Sabonis meter 54 puntos, ganar 54 a 50, ¡pero qué mierda es esta! Veinticuatro segundos y ni un puto contraataque. Mira tío, esto es una puta mierda, todos en defensa dando hostias y dando hostias."

Chechu Biriukov



"En España la generación del 59, Solozabal, Iturriaga, Romay, el indio Díaz, Llorente, eran muy buenos. Ahí empezó a despegar el baloncesto español."

Chechu Biriukov



"Este hombre fue como un segundo padre para mí. Se llamaba Ravil Cheremtiev. Estaba más con nosotros que con su familia, de hecho luego se separó, teniendo dos hijas. Y sí, nos obligaba a culturizarnos. En cualquier ciudad de mala muerte en la que estuviéramos teníamos que ir a ver el museo del lugar. Éramos un equipo que, aparte de ser muy buenos, teníamos una preparación intelectual muy buena. Nos obligaba a leer libros. Si no cumplías en el colegio, no viajabas. Te tenías que quedar y estudiar. Cuando íbamos al extranjero, a Polonia o Checoslovaquia, que aquello era la hostia, salir de la URSS, él premiaba a los mejores estudiantes aunque fueran peores jugadores.
Joder, en aquellos tiempos el sistema educativo soviético era muy bueno. Teníamos que leer Crimen y Castigo en 8º, Guerra y Paz en 9º… Dostoievski, Pushkin, toda la literatura rusa, menos Nabokov, claro, y Bakunin, que estaban prohibidos, pero los conseguías. Y también, aparte de la literatura rusa, la mundial. Don Quijote, por ejemplo, era obligatorio. Había muchas clases de Cervantes… Lope de Vega.
Los libros prohibidos se podían conseguir en Rusia. Si te pillaban con uno tenías un problema, pero los encontrabas. Yo, sinceramente, donde más leí estos fue en España. Mi primer año, que me lo pasé entrenando sin jugar, viajé mucho a París, donde había muchas librerías de ruso, en cirílico, y sí, compré allí muchos libros que no podía conseguir en la URSS. Luego tenía un catálogo y me los mandaban a casa. Ya cuando aprendí castellano encontré fácil todo lo prohibido en mi país.
Aquel entrenador a lo que nos obligaba era a que, cuando viajábamos, cada uno se tenía que llevar un libro. Nada de jugar a las cartas. Cada trayecto en el tren duraba una noche como mínimo y nos obligaba a estar leyendo."

Chechu Biriukov



"Había estopa por un tubo. Es que Norris era como una pared. Y Fernando Romay… una vez Jordi Villacampa me dijo: «¿tú sabes lo que es jugar contra Fernando Romay?» Y le dije: ¿Y tú sabes lo que es entrenar con Fernando Romay? Tú juegas contra él una vez al mes como mucho, yo entreno todos los días. ¿Crees que a mí no me pega? A mí me pega más que a los demás."

Chechu Biriukov


"Karl siempre nos decía de jugar libre y a nosotros, que éramos profesionales, nos salía fatal. Y tenía que decir: venga, vale, esto… la cuatro. En cualquier caso esto le gustaba mucho. Siempre que lo hacíamos metíamos dos puntos. ¡Siempre! La gente ya se lo sabía de memoria y aun así metíamos siempre."

Chechu Biriukov


"La generación del 99 ha sido única para España. En la última década han tenido un recorrido legendario. Esta España está a la altura de la gran URSS y la gran Yugoslavia de los 80 que hablábamos antes, incluso más. Nosotros llegamos a Barcelona 92 con algunos jugadores que habían estado en Los Ángeles 84. Epi estuvo incluso en Moscú 80. Los veteranos apuraban su etapa y los jóvenes no encajaron. No se supo hacer una buena transición y pasó lo que pasó."

Chechu Biriukov



"La NBA me parece un coñazo, siempre lo mismo."

Chechu Biriukov


"Me hubiera gustado jugar más años, pero tenía las rodillas machacadas. No tenía que haber forzado tanto. En mi época no teníamos los medios técnicos de ahora ni los avances médicos de ahora. Cuando yo jugaba el mayor lujo que teníamos era un podólogo. Ni existía la fisioterapia. Tampoco existía la Ley Bosman para haber estado algún año en Bélgica o Francia por ejemplo. Ahora cuando nos juntamos los veteranos de Jurasic Park nos lesionamos mucho. A partir de los 50, la cabeza te funciona pero el cuerpo no es capaz de seguirla. El baloncesto es una cosa seria y en las pachangas al final siempre nos picamos."

Chechu Biriukov


"Yo estaba en el CSKA, que era prácticamente la selección de la URSS, y era el undécimo jugador. Prácticamente no jugaba. Pero había un equipo joven, que era el Dynamo, que estaba empezando a despegar y hacía un baloncesto que a mí me gustaba mucho, muy alegre, con muchos contraataques rápidos, muy ofensivo. No como ahora: veinticuatro segundos, ¡sistema, sistema! Nosotros íbamos ¡aleeeeeehh! como los cosacos. El entrenador del equipo, Eugeny, era el hermano de Aleksandr Gomelsky, también seleccionador nacional, y no se llevaban muy bien por aquella época. Intentamos hacer lo posible para pasar de un club a otro y, como yo no había jugado ni un minuto, fingí que me había lesionado la espalda. Porque si jugaba un minuto ya no podía ir a otro club. Estos fueron los motivos por los que me pasé al Dynamo."

José «Chechu» Alexandrovich Biriukov Aguirregabiria











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