Abriendo el oído

Escucha el sonido de las llaves al caer,
y la melodía oculta, al recogerlas;
el eco capaz de cerrar la puerta.

Cuando le abro a mi propio prisionero
giro estas mismas llaves,
también cuando intento abrirle a Dios,
quien murió encerrado,
acá, hace mucho tiempo.

Y la rutilante luciérnaga,
desde la cárcel del oído;
iluminando la escultura
de una voz divina.

Frente al callejón sin salida, algunos se roban esta voz divina
con los cinco días de la mano, otros arropan sus oídos,
los demás sofocan sus orejas de antiguas reencarnaciones. 

Cayó a la tierra el piano celestial,
rompió en pedazos el cráneo de un maestro Shaolin
Sobre la cabeza de cien mil virtuosos pianistas
Sólo cabe un Buda en niño reencarnado.

Al lado de cada prodigio está sentado un imprescindible contador.

Advertí el ostracismo de la belleza material
escuché las orejas hirsutas en trance
sentí el agobio cuando el éxtasis tentó a la confusión.

hay que torcer la intuición para poder escuchar
dejar de escuchar para oír la oscuridad
para abrir el oído, sumirse en la oscuridad.

Pues las orejas humanas son sordas,
el sonido de un silencio, el útero su manantial.
Como si un mudo nos cantara canciones,
nos cantara sin parar.

Ouyang Jianghe



"El poeta y traductor estadounidense Forrest Gander señala que, en un poema, lo que se puede traducir no es realmente la parte más importante. Lo que no se puede traducir es el corazón. Cuando se traduce un poema, se recrea. Deja de ser el original y de hecho se convierte en un producto nuevo con un significado nuevo y susceptible de ser interpretado por otra cultura, que habla el idioma de destino. Incluso podemos decir que aparece en una especie de tercer idioma. La imagen dentro de cada poema solo está completa cuando se somete a una traducción. La traducción pone fin a un ciclo de creación. También es un proceso bidireccional, durante el cual, en el intercambio que brinda, es posible cubrir las múltiples interpretaciones posibles. Es completar de nuevo el poema, incluso para el propio poeta. Cuando se traduce un poema, también puede perder su sonido, que un poema también es música. Pero se puede crear una nueva canción. El proceso implica pérdidas, pero también implica una nueva creación y es capaz de dar nueva vida al texto. Otro tema relevante es que cuando pensamos en la traducción siempre la asociamos con diferentes idiomas. De hecho, los poemas se pueden traducir al mismo idioma. En chino sucede a menudo. Un poema debe traducirse al idioma mismo, porque es necesario ir más allá de un significado tan superficial y ni siquiera los nativos chinos pueden comprender el texto si no tienen estas traducciones. Le pasa a muchos de nuestros grandes poetas, como Li Bai o Du Fu. El motivo es que la interpretación y comprensión de las ideas que forman un poema requieren un conocimiento amplio y profundo de toda una realidad lingüística, cultural e histórica que no es accesible para todos."

Ouyang Jianghe




Entre el inglés y el chino

Habito el interior melancólico de un ideograma,
entre pictogramas que se observan mutuamente.
Aislados pero unidos, mueven sin parar sus miembros,
a un ritmo monótono como una ráfaga de disparos.
Gritos, y de golpe los ideogramas eran simples.
Habían perdido brazos, piernas y ojos,
pero la lengua seguía andando, extendiéndose, mirando.
Un hambre fue engendrada por semejante misterio,
y quedaron además días apetitosos
para compartir y seleccionar con los de mi tribu.
En la pronunciación del habla local,
en el dialecto unido como un cristal,
en la fusión entre lengua moderna y antigua
mi boca era una ruina circular,
mis dientes se hundían en el vacío
sin encontrar el hueso.
Semejante paisaje, semejante carne:
la lengua era una banquete bajo el cielo.
Terminé de comer mis días, devoré a los antiguos,

y luego, un atardecer, fui a dar una vuelta por el rincón del inglés,
y vi a un grupo de chinos alrededor de un anciano
y adiviné que estaban buscando mudarse a otra lengua.
Pero el inglés no tenía territorio propio dentro del chino.
No era más que una asignatura, una forma de hablar, un programa de TV,
un departamento de la universidad, exámenes y papeles.
Sentí en el papel la semejanza entre un chino y un lápiz.
Vagas descripciones, vida consumida como una goma.
Después de mucha tinta, anteojos, máquinas de escribir,
después de tanto plomo, el inglés
terminó por acurrucarse cómodamente
en un rincón de mi propia tierra.
Habituándonos a las abreviaturas y a las órdenes diplomáticas,
a la comida occidental, al tenedor y al cuchillo, a las aspirinas.
Esos cambios no concernían a la nariz ni a la piel.
Igual que la diaria cepillada de los dientes,
el inglés, al andar en la boca, fue emblanqueciendo al chino.
(Antes comía libros y cadáveres, debía cepillarme

cada mañana). Esto tenía que ver con el agua,
tenía que ver con la higiene y las comparaciones.
Surgió un gusto nuevo, un placer en el decir,
y un sinfín de diferencias en las palabras de todos los días.
También tenía que ver con la mano: al entrar en el inglés,
el dedo del medio y el índice se separaron para formar
una letra, una victoria, una experiencia Nazi de sí mismo.
Un cigarrillo cae al suelo, arde hasta la mitad y se apaga,
como un tramo de historia. La historia es una guerra
entre dos tartamudos, y hacia adelante está el Tercer Reich, está Hitler.
Yo no sé si este demente asesinó al inglés,
si asesinó a Shakespeare y a Yeats.
Sin embargo, sé que existe el inglés del Oxford Dictionary, el inglés de la nobleza,
y el inglés armado hasta los dientes de Churchill y Roosevelt.
Sus metáforas, su materia, su estética asolada,
estallaron en Hiroshima y Nagasaki.
Vi un montón de ideogramas chinos convertirse en cadáveres en japonés-
pero por fuera de la lengua, China, Inglaterra y América eran aliadas.
Leyendo esta parte de la historia, sentí un enorme escepticismo.
No sé quién es más ridículo: yo o la historia.

Cien años después, ¿entre el chino y en inglés, al fin y al cabo, qué sucedió?
¿Por qué tantos chinos se han mudado al inglés,
esforzándose por devenir mestizos de piel amarilla,
divorciados de su lengua como de una esposa,
mirándola como un jardín en un espejo roto? ¿Qué pasó realmente?
Habito, solitario, en la morada oscura de mi lengua,
dialogando con un montón de hombres de papel, pensando en el inglés,
mirando a cada vez más chinos sumergirse en su interior,
hombres pictográficos convertidos en hombres fonéticos.

Ouyang Jianghe



La imagen más allá de la palabra

Entre los letrados del mundo hay uno que no sabe leer
Pero sí escribir,
En su mano los trazos, como el agua del río, se rebelan desbordados.
Pone en el pico de un ave un ideograma marchito, un carácter mudo,
Crea las garras de un pájaro con pictogramas rengos;
Ilumina al carácter refinando el mismo pájaro flotando.

Contempla el mundo dibujando un rostro a  diez mil flores
que brotan y envejecen bajo su fino pincel.

No puede ver las montañas y los ríos de su propio cuerpo
pues las aguas diáfanas y el barro turbio
descansan entre pergaminos de sutras
y la bruma del leopardo.

¡Cuántos caracteres podemos escribir mal a lo largo de una vida!

Ideogramas en tiras de bambú,
y pictogramas en bronce decretando un mandato divino,
Cuando la verdadera elegancia del hombre refinado
Está en saber imitar a los dos grandes maestros Wang
Hasta para firmar un recibo.

Ellos saben escribir sobre huesos oraculares
Ideogramas en forma de cangrejo
Y logran convertir sus tenazas
En eficientes alicates.

Aves y bestias en un monumento no son ya de este mundo
¡Cuántas reinas rana se esconden tras una escritura renacuajo!
¿El niño y el corazón de la infancia están sentados sobre un loto?
Al igual que la maldad, bien apoyada y erguida la espalda.

La bondad, como las reliquias budistas, se sienta torcida,
Y la ansiedad del día la convierte en no-forma.
La respiración se alimenta a sí misma; en un baile, una danza.
Y todo lo que el corazón es se convierte en lo que no es.
Pero ahí no reside la imagen de la mente, sólo la terca obsesión.

 Ouyang Jianghe


La mitad de la mitad

Si la mitad del mundo dice sí
¿Entonces la otra mitad dice no?

Si a los profetas árabes
los sacó de quicio la cuota del petróleo,
tener que despachar fantasmas huraños,
tanques venenosos;
Y competir con Shakespeare en retórica.

De la belleza eterna
Nos toca la mitad, y la otra al enemigo
La mitad de la intuición baja serpenteando
No separa bello y feo
ni correcto y erróneo.
Los ingredientes de la intuición
Son el invento y la ilusión.

El sol salía para romper los corazones
pero la gracia de la luna
Era estar mitad llena, mitad nueva.

De la belleza del desierto
La mitad son gotas de lluvia, la otra, inundaciones.
De los dones de una falda
una mitad acaricia el piso, la otra flota al son del viento.
La belleza del tiempo, en cambio, está en el no-tiempo,
La otra mejilla del rostro tiene cara de rata.

La mitad del mundo que no se puede ver
Desde la profundidad ve su otra mitad.
Es la mitad perdida, y la mitad guardada.

De la belleza del comercio
La mitad son nuevos ricos, la otra, caídos en desgracia.
De los grandes imperios
La mitad es sueño americano, la otra Made in China.
De la política
La mitad es globalización, la otra apenas un lugar.

De las dos partes restantes al dividir un centavo
hay una mitad que no se puede repartir.
De las arcas del estado una mitad es el erario;
la mitad del oro son papeles en blanco.
De los paisajes rojos,
La mitad son letras negras en papel.
.

Partidos Verdes y mafias negras son hermanos de carne
El vino tinto en copa, el licor blanco en copita.
La mitad de un hombre malo
no suele aparecer.
La mitad de un hombre bueno
es peor que el hombre más malo que hay.
El talento siempre le cede una mitad a la estupidez,
Entre dos cabezas, una siempre queda atrás.

El mundo de los ciegos observa fijamente un par de ojos,
Una vida liviana no soporta una carga bestial.
La mitad de la vida, aunque se viva hasta el límite,
Consiste en romperse el lomo.
De una vida efímera, la mitad es estado vegetal.
Y de estar mitad vivo, mitad muerto,
Más vale morir cien veces y vivir una bien.

Vidas pasadas, futuras reencarnaciones,
Todas existen en esta realidad
Después de la muerte, la mitad
es prenatal
De la eternidad, la mitad es un solo instante
Tenerlo todo es casi no tener
De la causalidad
La mitad es casualidad

Digámosle que sí a la otra mitad del mundo.
para que nuestra mitad pueda decir que no.

Ouyang Jianghe


La pistola

Una pistola de mano se puede separar
en dos cosas sin relación
Por un lado la pistola, por otro la mano
La pistola se alarga hasta convertirse en una secta
La mano, pintada de negro, se convierte en otra.

Y una cosa también se puede separar
disgregar en direcciones opuestas
El mundo segrega la inagotable deconstrucción de las palabras.

El hombre con un ojo busca el amor,
y con el otro observa el cañón.
las balas se observan, seductoras,
la nariz apunta a la sala del enemigo
la política tiende a la izquierda
Cuando Fulano dispara hacia el oriente
Mengano cae herido en occidente.

Mafias negras usan guantes blancos
Doctrinas de armas largas las cambiaron por las cortas
La Venus sempiterna, de pie sobre una piedra
Rechaza con sus manos a toda la humanidad.
De sus pechos pueden abrirse dos cajones
en su interior dos balas, una pistola
que deviene juguete al halar el gatillo
Asesinado: una implosión fallida.

Ouyang Jianghe




"La poesía no es solo un medio para expresar opiniones sobre el significado del mundo y la vida. El proceso de escritura es un descubrimiento que se confunde con la vida misma. Expresamos lo que se ha convertido en nuestro interior, en nuestra forma de ver lo que nos rodea. Por otro lado, es en este proceso que aprendemos a moldear nuestra propia vida. Termina siendo la escritura que se impone y que nos hace lo que somos. Escribir termina confundiéndose con quienes somos."

Ouyang Jianghe



Mariposa

Mariposa, fuego de autocompasión sin relación con nosotros
Vacío colosal proveniente de tan tierna figura
Una súplica impotente, sin fuerza alguna
En tus sueños libras tu cuerpo de la mariposa
Pero la mariposa es en sí misma un sueño,
más profundo que tu mismo sueño.

La remota soledad comenzó por la pérdida de un broche,
que alguna vez estuvo en tu solapa; y cuando se colgaron las farolas
escuchaste cálidas palabras, releíste viejas cartas
No recuerdas el rostro de quién las escribió, pues entre ellos

¿Hay alguien muriendo a la velocidad que escribe?
¿entrando a otro ritmo? En medio de la noche en que las lees
Tu broche se perdió por siempre. Y una mariposa
se fue volando, y regresó trayendo un buen augurio.
Sobre sí cargando la materia imposible de explicar.
Negar la mariposa de la materia es faena fútil.
La materia es absoluta, no hay superficie olvidada.

La mariposa es un amor tan largo como el día
Y si le añadimos la noche, se reduce a un simple beso
Aún no sabes cuál entre ambas es más breve:
¿Una vida o una mariposa de una noche y un día?
Hermosa es la mariposa y sin embargo, cruel es su apariencia.

Ouyang Jianghe



Quién se queda y quién se va

Al ocaso aquel niño se esconde tras el tronco de una planta
y escucha, furtivo, las tripas del insecto. Lo que escucha, en realidad,
es el mundo más allá del bicho: las tripas de las máquinas, por ejemplo.
Al caer el sol, los pies del niño ruedan inquietos cual llantas de tractor
Pues padre conduce un tractor
descargado, vacío;
          Y detenido en la intemperie desolada.

Padre salta del tractor y contempla perplejo la belleza silenciosa del ocaso
Rechaza una llamada terca que no deja de sonar
Y dice a hijo: Todas las cosas que bailan en el horizonte tienen labios,
pero sólo hablan a las demás cosas,
creando los oídos, fundando las palabras.

Para negar los oídos de las cosas, el niño escucha furtivo los sonidos de su corazón
Aunque en realidad no está escuchando
sino oyendo una forma de escuchar excepcional.
El niño ha inventado una sordera propia
ha creado una sordera con alas e ilusoria.

¿Es posible, tras el ocaso de los seres ordinarios,
encontrar otro mundo milagroso de ruido y alharaca?
¿Habrá otra persona escuchando, otra puesta de sol
          hundiéndose?

El cielo se tambalea
Y la tierra, al no haber nadie que conteste su llamada, está inusualmente quieta.
Máquinas y bichos no escuchan latir sus mutuos corazones,
Las plantas también ya arrancaron sus raíces.

Y la sordera de aquel niño devino reino onírico, secuencia, acento campesino.
El tractor ya no se mueve
                El padre arregla el motor con la cabeza enterrada en sus entrañas.
Y la madre abrazando al sol poniente toma una siesta, una corta siesta
sin saber que la noche sucede al día, y la vejez concluye en muerte.

Ouyang Jianghe



"Realmente es muy difícil traducir mi trabajo. La mayor dificultad, creo, es poder transmitir las ideas que allí se condensan. El proceso de traducción abarca muchas capas que se superponen. En una traducción más superficial, que debería ser la primera, es la traducción del significado básico de la palabra. Estamos en el nivel más simple pero fundamental para una primera lectura. Un poema también tiene mucha técnica de escritura implícita, que incluye la expresión de lo imaginario y en la que, por ejemplo, se utiliza la metáfora. Aquí encontramos el segundo nivel de traducción: la comprensión e interpretación del imaginario. Haz tu traducción y encuentra un posible equivalente en el idioma de destino que de alguna manera pueda difundir la imagen del poema."

Ouyang Jianghe



"Soy lo que escribo."

Ouyang Jianghe



"Utilizo palabras que la gente realmente puede entender a un nivel superficial. Pero las ideas y los puntos de vista subyacentes son diferentes. Hago un proceso de condensación de ideas que se esconden en palabras. También es una poesía muy visual en la que utilizo personajes como símbolos. Es una forma de cifrado de información. Leer se convierte en otro proceso, el de interpretar este lenguaje encriptado, el de buscar y descubrir lo silencioso y secreto. Gran parte de mi poesía utiliza palabras muy simples, pero el proceso es muy complejo. También podemos hacer uso de grandes figuras como Confucio y resucitarlos. Es el “regreso a vivir”. Pero la idea principal es, de hecho, ocultar la complejidad detrás de palabras simples y es trabajo de los lectores interpretar el texto."

Ouyang Jianghe





















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