Afuera en realidad no ha habido ningún cambio

es el morbo estancado lo que me sustrae de las calles;
creció dentro de mí, me corrompió los ojos
y los demás sentidos; y el mundo llega
como una especie de cita.
Ya todo ha sucedido, ¿pero yo dónde estaba?
¿Cuándo tuvo lugar esa gran distracción?
¿Dónde se cortó el hilo, dónde se abrió
la grieta? ¿Cuál es el lago
que ha perdido sus aguas
y, al cambiar el paisaje,
me confunde el camino?

Patrizia Cavalli



Ah sí, para tu desgracia,
en vez de partir
permanecí en la cama.
Toda la casa para mí sola:
cerré la puerta,
desplegué las cortinas,
a afuera los cuatro canarios
enjaulados parecían cuatro bosques
y las cuatro mil voces al despertarse
se confundían con el regreso de la luz.
Pero cruzando la puerta,
en los pasillos oscuros, en las habitaciones
casi vacías que capturan
los sonidos más lejanos
los pasos miserables de lánguidos regresos
a casa, se encendían nacimientos
y peligros, se consumaban
muertes sombrías e indiferentes.
¿Pero crees realmente que no te vi
morir en un rincón
con el vaso cayendo de tus manos
y el cuello rojo e hinchado,
avergonzándote un poco
por haber sido sorprendida
una vez más,
después de tanto tiempo
en la misma posición, en la misma condición
pálida, temblorosa, llena de excusas?
Pero si entonces pienso realmente en tu muerte
en qué cama de hospital, casa o albergue,
en qué calle, acaso en el aire
o en un túnel; si pienso en tus ojos que ceden
a la invasión, en la extrema, terrible mentira
con la que intentarás rechazar el ataque,
o la infiltración, en tu sangre pulsando indecisa
y desatada, en la última, inmensa visión
de un insecto que pasa, un pliegue de la sábana,
una piedra o una rueda
que te sobrevivirán,
entonces ¿cómo puedo dejar que tú te vayas?

Patrizia Cavalli



Ahora que el tiempo parece todo mío

y ya nadie me llama para el almuerzo o la cena,
ahora que puedo quedarme mirando
cómo se deshace una nube o cómo se destiñe,
cómo camina un gato por el techo
en la enorme lujaría de su exploración, ahora
que todos los días me espera
la inmensa extensión de una noche
donde no hay reclamo y no hay ninguna razón
para desnudarse a prisa, ni para descansar
en la deslumbrante dulzura de un cuerpo que me espera;
ahora que la mañana ya no tiene un comienzo
y silenciosa me libra a mis proyectos,
a todas las cadencias de la voz, ahora
quisiera inesperadamente las prisiones.

Patrizia Cavalli


Alguien me ha dicho
que en verdad mis poesías
no cambiarán el mundo.

Yo les respondo que en verdad sí
que mis poesías
no cambiarán el mundo.

Patrizia Cavalli


CADA DÍA HERMOSO de noviembre
es casi siempre una ocasión perdida.
La luz tiene prisa,
la luz de noviembre no te espera,
lo piensas un segundo y ya no está en oferta.
Nos entristece la promesa
de una felicidad más que segura
con sólo haber tenido el seso
de preparar el material preciso:
unas vueltas displicentes con la bici
y unos labios que se ofrezcan a tus besos.

Patrizia Cavalli



CAIGO Y VUELVO A CAER, me tropiezo y caigo, me levanto
y caigo de nuevo, las recaídas
son mi especialidad. ¿Qué más he hecho
sino fingir que salgo y recaer adentro?
Jamás a nadie arrastro yo al caer,
me rodean grandes equilibrios
que, sin embargo, no me sostienen, es más,
precisamente porque caigo se mantienen.
Qué hermosa la pareja aquella de viejos enamorados
que, tomados del brazo, queriendo medirse
llenos de entusiasmo con la cadena
que cierra Ponte Sisto, seguros
de que por estar juntos podrían brincarla,
cayeron al parejo y entrelazados,
no avergonzados pero un poco sorprendidos
de haber perdido el equilibrio estando unidos,
y aun con todo agradecidos mutuamente
de haber caído juntos, de que ninguno de los dos
fuera testigo, de pie y a salvo, de la caída ajena.

Patrizia Cavalli



Científicamente me pregunto
cómo ha sido creado mi cerebro,
qué hago yo con esta equivocación.
Finjo tener un alma y pensamientos
para andar mejor entre los otros,
alguna vez me parece incluso amar
rostros y palabras de personas, pocas;
al ser tocada querría tocar,
pero descubro siempre que toda emoción mía
depende del temporal que se avecina.

Patrizia Cavalli


“Creo que la poesía proviene de una determinada zona del cerebro que está a mitad de camino entre la de la música y la de la palabra. Porque suena. Es una palabra que suena. Pero de una manera totalmente original y que no tiene nada que ver con la música; es otro tipo de sonoridad. Yo creo en la inspiración como una afección biológica, una forma del sufrir, un ser expuestos.”

Patrizia Cavalli



Después de años de tormentos y arrepentimientos
lo que descubro y lo que me queda
es una banalidad fresca e indigesta.

Patrizia Cavalli


Esto querías, este leve amor
que en verdad nunca se enciende y en consecuencia
no se apaga, sino que, cauto en el sufrir,
te deja en plena libertad de elección.
¡Duérmete entonces! ¿O es que no quieres ni dormir acaso?

Patrizia Cavalli



“Me cuesta trabajo definirme como poeta; hay algo en ello que no me cierra; preferiría decir que a veces escribo poesías.”

Patrizia Cavalli



Querrías que fuese uno de tus gatos
castrados y paralelos: duermen en fila
y hacen el gato sólo a escondidas
cuando no los miras. Pero yo nunca seré
castrada y paralela. Tal vez me vaya,
pero será de refilón y entera.

Patrizia Cavalli


¿Y quién se atreverá a decirme ahora
que no tengo coraje, que no me mezclo
con los demás o que no me apasiono?
Hoy he hecho una fila
de casi media hora en el correo;
soporté toda la fila paso
a paso; percibí el olor
atroz de los varones
y los viejos; también el de las mujeres.
Sentí unas manos que me tocaban el culo,
que me apretujaban. Reconocí
la náusea, y la dejé en el mismo lugar
en donde estaba; mi cuerpo
se llenó de sudor; me expuse
a la pulmonía. No es en el amor
hacia mí sino en el horror hacia los demás
donde yo me reconozco.

Patrizia Cavalli



















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