"Aprendí a escribir poesía escuchando."

Pancho Muñoz


Bacota. Carpa 9

Pasó un tipo parecido a alguien
Pasó un sordo ensimismado y uno con walkman
Pasó algo
Pasó un gordo nervioso hablando con los dedos
Pasó un dedo. Pasaron dos
Pasó el tiempo con su guadaña al hombro
Pasó César Vallejo
Pasó un jueves
Pasó una semana
Pasó un boxeador
Pasó un día. Pasaron dos
Pasaron dos morochas espléndidas
Pasó el sol con su cuello cortado
Pasó Apollinaire
Pasó una llaga
Pasó la fiebre de paso permanente
Pasó un sánguche. Pasaron dos.

En un momento todo se detuvo.

Pasó una nube con labios inflamados
Pasó un tiempo. Pasaron dos
Pasó una teta recién llegada
Pasó un aviso aéreo
Pasaron dos tetas acostumbradas
Volvió a pasar Apollinaire avergonzado
Pasó un hematoma
Pasó un vendedor
Pasó un ángel con su autógrafo
Pasó un número a los saltos
Pasó un humo haciéndose
Pasó un tigre cebado.

Volvió a pasar lo mismo.

Pasó un tipo solo parecido a su padre
Pasó un padre y su madre
Pasó un músico y un discapacitado
Pasó una posibilidad
No pasó nada
Pasó un flaco
Pasó una señora embarazada
Pasó un fin de semana. Pasaron dos
Pasó un deseo completo
Pasó Voltaire y un peluquero
Pasó un puto y una de esas
Pasaron un soldado y un pajero
Pasó una ola rompiéndose
Pasó una tromba encolumnada ensuciándolo todo
Pasó un gil empetrolado
Pasó un hippie
Pasó elongando una sirena
Pasó un perro
Entre aplausos pasó un bebé
Pasó una loba sin cachorros
Pasó un creyente y un lobito
Pasaron dos noticias mientras se contradecían
Pasé yo con mi familia
Pasó un susto
Pasó un bíceps
Pasó un hombro sin su pan
Volvió a pasar Vallejo
Pasó un helicóptero de la policía. Pasa
Pasó un diálogo y un nombre de mujer
Pasó de todo
Pasó un rato. Pasaron dos
Pasó un barco mudo
Volvieron a pasar las dos morochas
Pasó un ciego
Pasó un pájaro
Pasó una discoteca y una mujer biyuta
Pasó un hombre de plata
Pasó uno de ida y viene otro de vuelta en el mismo momento
Pasó un instante.

Siempre hay uno que manga.

Pasó la mañana
Pasó una sombra rápida
Pasó un nadador con antiparras
Pasó la digestión
Pasó inadvertido
Volvió a pasar hambre
Pasó lo que siempre pasa. Pasaron dos
Volvió a pasar el tiempo
Pasó un pescado con su pescador
Pasó gendarmería en cuatriciclo. Pasa
Pasó una cerveza a ras del agua
Pasó una escama con su aleta
Pasó dormido
Pasó un culo cáido. Pasaron dos
Pasó un gato haciendo juego
Pasó uno a los pedos
Pasó Gardel
Pasaron dos enamorados. Pasaron tres
Pasó un gol con la pelota al cielo
Pasó un juez
Pasó un mes
Pasó un rayo y un relámpago y un trueno
Pasó un collar
Pasó una enmienda
Pasó atrás
Pasó antes con su ya
Pasó un torcido y una de costado
Pasó un pampa al galope recriminando playa
Pasó una vez sola
Pasó un chico de goma engayolao a la tabla
Pasó un papel
Pasó un sacado
Pasó una promotora
Pasó un garca
Pasó un sueño
Pasó un asmático por adentro
Pasó uno medio medio
Pasó un socio
Pasó uno igual
Pasó él mismo
Volvió a pasar un vendedor
Pasó un llamado
Pasó otro rato. Pasaron dos
Pasó un montón
Pasó algo de plástico
Pasó algo de carne
Pasó un avión como una sílaba
Pasó el sol a las puteadas
Pasó de largo y su visera
Pasó una vertical y dos horizontales
Pasó la tarde
Pasó un acento buscando donde ponerse
Pasó una coma previsora
Pasó uno a punto
Pasó el dolor, bronceado pasa
Pasó un fantasma
Pasó una enamorada
Pasó un ramo y una medialuna
Pasó uno suelto y otra atado
Pasó cerca y lejos
Volví a pasar con mi familia
Pasó una cicatriz. Pasaron dos
Volvió a pasar la misma nube de otra forma
Pasó un chucho
Pasaron dos de la mano contraria
Pasó el día.

Siempre hay uno que manga, otro que no puede
pasar y el que nunca pasa.

En un momento todo volvió a detenerse.

Pancho Muñoz




"El micrófono es una droga. Además de que entre las dos opciones con la radio ganaba mucho más y tenía más libertad y comodidad. La palabra en la radio es más impúdica y tiene mucho más cuerpo. La cámara en cambio es una gorra de policía. La radio tiene muchísimo de actuación, tanto como la política. En la política se mezclan el micrófono y la cámara. La política está para adivinar el futuro, sino no sirve para nada. El arte es otra cosa, el arte cura, esa es su función. Tranquiliza, enfervoriza, te da respuestas. El arte es consecuencia de lo que está pasando. A fines de los setenta no es que apareció el punk, el mundo se punkizó. Es al revés de como se pretende cuando le quieren dar a los artistas una categoría que no tienen."

Pancho Muñoz



“Es muy difícil definir qué es poesía. Lo que es más fácil es advertir aquello que no es poesía. Hablar de un 'estado mental ligero' es hablar de una compulsión a desagotar ese momento de 'iluminación', que es algo que suena muy pretencioso pero que simplemente se trata de haber sido conmovido por un momento, un flash que tuviste. No es algo voluntario tampoco: aparece con una hormiga, una chica que se suelta el pelo, alguien que se cae por la calle, son momentos que por algún motivo a uno lo conmocionan. Luego viene el talento y la gracia que se necesitan para desagotarlo y convertirlo en palabras, que de por sí tienen un régimen soviético. Siempre es el lenguaje el que juega con nosotros. El desagote de esa iluminación es mucho más importante que la iluminación misma.”

Pancho Muñoz



Goya a perpetuidad

La fatalidad no es buena herencia, pero es algo.

Usted pinta el paisaje que anticipa y sospecha, y esa es su guerra
y mi medalla.

Pancho Muñoz




"Lo nuevo siempre produce rechazo y después todos se desesperan por aprenderlo. Pasa en la medicina, la física, la política, la música, hasta que termina venciendo. ¿Qué va a pasar dentro de cinco años? Creo que es mejor no saberlo. Una vez le hice una nota a una chica que jamás me voy a olvidar. Plena crisis del 2001, era un dirigente estudiantil de La Plata. Le pregunté qué estudiaba y ella me contesta "antropología". “¿Y después?”, le pregunto, haciendo un poco el cheronca, diciéndole entre líneas de qué vas a vivir. “¿Y mientras tanto?”, me contestó ella. Claro, tenía razón. Qué va a pasar después no sé, este es mi mundo, ¿de qué vivo ahora?"

Pancho Muñoz



"Nunca leí una novela dos veces. Ni un cuento tampoco. Y No he sido el mismo después de leer Leopoldo Marechal. Con la poesía lo que pasa es distinto. Vuelvo a leer Vallejo con la misma fruición de cuando tenía 18 años y el poema es otro, es distinto. Yo en un tiempo estudié Derecho y siempre me llamaron la atención esas escaleras interminables de la facultad, subir hasta allá arriba. O el Palacio de Tribunales o el Hospital Argerich. Creo que a la poesía la han puesto arriba al pedo, para que nadie llegue. ¿Cuánto tardás en leer un poema? ¿Tres minutos, cuatro? Entrás y salís. No hay después. Agarrás el poema y lo lees. Y si tenés ganas de leerlo, algo te va a pasar. No importa en qué momento de la vida estés. "

Pancho Muñoz



Parte dos (disminuida en la edición) de un poema que parece que no termina nunca

Unpoema cuelga como una baba,
s     e        e     s     t      i     r     a
hasta la desesperación sin perder el estilo
                                         y vuelve para ir


El unpoema organiza la carga,
las cruces,
                las espinas,
las agujas,
                las gasas,
los hisopos

             
Conoce la mueca y se da máquina, ningún segundo
oficio lo condena
Por ahí anda


Unpoema come queso de la ratonera
y tiene un absoluto y original sentido de la orientación

Jamás perdido

                         Jamás vencido
                         Jamás medido

Unpoema hace las de él en tanto no cede ni esto
                          ni puede explicarse


El unpoema es resorte de navaja,
roldana de arco, bigote de Quevedo
                                                        Tal el Siglo de Oro

 

Unpoema sobra para balancear
La audacia es su socorro y
nunca falta, ni faltó a la mesa, y no es orgullo

Hilo, puntada y nudo

Unpoema peina el orden y pone a los piojos
entre tu parentela y a los abuelos entre tu nada Por ahí anda
                                                        Tal Leopoldo Marechal Obras Musicales Completas



Lo mejor de unpoema es que perder
el tiempo es su mayor y revolucionario mérito
y en eso no se detiene nunca


Unpoema no busca donde no debe y
sabe separar las cosas y
volver a juntarlas como sea

Un rival durísimo y sorpresivo; un cross en
                                                   el mentón,

una chica de pies fríos para tu alma
                                                   on the rock


La rapidez es su mejor talento y toda su concentración
y su mejor cháchara del medio Al unpoema basta ponerle una vereda para que salte                                      hacia la calle                                                            


Todos los poemas son iguales, incorregibles y comestibles Grasa intransigente para tu colesterol Rayas para tus hemorroides                                                                        

Los poemas ponen y paran según sexo y arbitrio
                                        Tal el rock and roll más doméstico


(Se que para o intuyo que parará esto; que, según parece, no termina nunca.)


El unpoema tiene fecha calendario
El unpoema descompone el trabajo
y sabe que todo es ultra plusvalía y
escribe porque sabe y entrena sin sufrimiento alguno. Tal Macedonio afinando a Fernández.


Pone
y quita comas, puntos y comas, puntos seguidos y puntos aparte Pone y quita Obedece sin seducir y decide según las declinaciones y la gramática en general


Pone
y para y adjetiva y es unsiempre, el unpoema, unrival durísimo en cualquier categoría registrada Si es joda, no se nota

98% de lo que no es unpoema está muerto, le juro Hay que arreglarse con lo que queda vivo y lo que queda vivo supera cualquier cifra cotejable con lo muerto, claro

Si no pudo el humor, no lo podrá la muerte Por ahí anda
                                                                                 Tal Rodolfo Alonso



Unpoema carece de diseño
y el corte de los versos obedece a su sistema respiratorio
                                                                                  Tal Dalí y las divisiones entre las artes, las ciencias vibratorias y el aleteo de las moscas en la comisura de los labios


El unpoema requiere de unyo que lo administre
y lo haga posible y presentable El unpoema debe permitir que se anochezca en él del mismo modo que anochece en el ganado
                                                                              Tal Drumond, el mejor de los Andrade


El unpoema pierde tiempo por dónde se lo escriba y por donde se lo lea, con o sin acento siempre en la palabra donde -dónde

Todo es eso, en ese orden del gallina y la huevo El unpoema nunca juega y es de sacarle los cubitos a tu trago, o sea de poner más espesos los pies fríos de tu muchacha envejecida y blanca de felicidad en el fondo

El unpoema sabe que para explicar lo que haga falta está la constancia de los números y su conjunto infinito y su escasa circularidad y sus ejercicios temporales y su imaginación precisa y comprobada
                                   Tal el doctor Alberto Kornblit y las veinte verdades de la biología

             El unpoema  es la hélice de la casa de tu cuerpo y también  de las casas y los cuerpos vecinos y de todos los misterios y de todos los milagros de todas las cosas

Por ahí anda, lejos de cualquier imaginación, el unpoema no comprueba,  no experimenta nada


El unpoema conoce
el juego del remanye
y es siempre el mismo: toma y obliga
                                                 Tal todos los cantores y la fragilidad de la escenografía


Por ahí anda


Con defender no alcanza, con resistir es poco;                                      

el unpoema choca                                            con lo que puede y con lo que encuentra

No anda bartoleando y
jamás
se achica y
                        jamás se agranda Se atiene a la cuadratura

del círculo y
jamás                        se acerca y
jamás se aleja Cree sin orgullo y sin plegar las alas aterriza
                                                                                         Tal Apollinaire entre las vendas                

Sola y sin inclinarse, la poesía mueve al mundo

Pancho Muñoz




Pascua porteña

  Podrá hoy, abril de 2016, Zappa tocar
"Watermelon in Easter Hay", grabado en vivo en el 88,
con los huesos que le queden de sus manos -a esta altura-
o cenizas que brillen o algo parecido;

podrá hacerlo, es decir

podrá tocar
de nuevo y como aquella vez.

Pancho Muñoz




Señalero a la vista

                                                                      A Daniel Ripoll


(El amor que padezco es una enfermedad vergonzosa. Apollinaire)

 
Uno
   
     Lo primero que firmé, el año que comienza, fue una deuda. Después firmé un poema y después volví a firmar más deuda.

Dos
 
     Mi único giro doctrinario y político es haber pasado del “Viva Perón, carajo” al “Viva Perón”, escueto. 30 años de eso, sobre poco más o menos.

Tres
   
     Cuando la carrera tiene que cambiar no cambia y cambia cuando no tiene que cambiar.

     Nunca cambia el que gana.
     Gana el que conoce con precisión cuando las cosas van a cambiar, el que anticipa y sucede, llámese como se llame: rock and roll, instinto, sed de futuro, cerveza con limón a las seis de la tarde haciendo veredita en Santa Fe y Ayacucho. Bs.As.

Cuatro

   Cómo no ser de acá, de este río que aligera la espuma y embellece los cuerpos y colorea la tarde del león, según Lugones; digamos que la enturbia para aumentar los espejismos de la carne y el hueso y la lengua y el paladar haciendo filtro mientras chupa palabras, comas, mujeres y cerveza. Siempre fue un lírico y el lirismo puede hacerte perder el cuerpo.
 
Cinco
   
     Estoy en Bs.As., no pude evitarlo, tratando de acertar cuándo cambian las cosas. Y las cosas cambian de un día para el otro; de una milésima a la otra en y en cualquier parte del mundo.

Seis
 
     Ordenado entre los repentinos; casual padre de actos y sobre todo frívolo en los enamoramientos y en eso de sostener la crítica. Emocionalmente fácil.

Siete
   
     El poema que firmé, a comienzo de año, no era un poema de amor ni de enamoramientos. No amo cuando escribo, escribo con la cola de una laucha entre las manos. Mi problema siguen siendo las deudas y el error de nunca  arrepentirse. La laucha está viva y cada tanto mordisquea.

Ocho

     Al enemigo que te caga la vida hay que precisarlo en el colimador y hay que saber seguirle el rastro; porque eso de cagarte la vida es bastante. Las deudas y los arrepentimientos cambian rápido, lo que tardan en decirse dos palabras o disparar un tiro.

 Nueve
 
     Toda una teoría a partir de un dato equivocado.
Toda una teoría y sus jardines que no paran de bifurcarse y, encima de todo, sus iglesias de opio puro y leninista. Almas de cofias con habitación de servicio.
     Toda una teoría y toda una estética de umbrales acólitos, soberbios inocentes chupadores de pija “amujerados”, acierta aquí Osvaldo Lamborghini, y todas esas cosasmodernosas de la época y su aduana pública y su falta de secretos. No emboba la política, encula.

Diez
 
    Menos el poder, todo es inútil escribo/ lo que puedo/ que escribo/ con la cola de la laucha entre las manos.
    Toda una teoría tengo, comprobable en su contra
    y también tengo incorporado un ejercicio físico agotador que no parece y que a veces sangra, como prueba telúrica de la cosa en que ando metido.

Once

Repiquetea el sol hasta que muere
bajo la sombra suave de tu sandalia de hilo.
Nada podrá ninguna noche fresca contra esto.

Todo se va haciendo.

Doce

Todos los pasos son en falso,
los de para adelante y los al revés.
A mi, nadie puede ya mentirme
ni esta

ni ninguna vez.

Trece
   
     Yo puedo escribir porque las palabras tienen la buena voluntad de recordarnos

y el que recuerda cambia
 
           ciertas cosas que hacen a veces favores de verdad: gracia, don, cola de laucha, crédito, fianza.

Catorce
   
     El agotamiento de la iluminación es más importante que la iluminación misma. 
    La frase aparece cada tanto en la pared del fondo –yo vivo entre paredes estas- y con toda claridad puede leerse el hecho por sobre el palimpsesto propuesto por la enredadera y su circuito húmedo y verde caprichoso:
   El agotamiento de la iluminación es más importante que la iluminación misma.

   Siempre fui de beber; ahora grito menos producto de cierto agotamiento con eso de las iluminaciones. Yo sé que va a pasar, yo sé que va a ocurrir.
     Las cosas son más fieles a mí que yo a las cosas.

Quince

     Una señal a la vista para dejarse llevar mientras como papafritas obvias en el mismo Palacio.
     Una antología de momentos marcando la vida con el taco. Los hijos y sus hijos y las hijas y sus hijas revoleteando futuro y futuritos en un jardín que no tiende jamás a bifurcarse.
   
     Mate y mariposas hasta siempre. Sorbo, toso y lagrimeo por culpa del colesterol.

Dieciséis 

    He varado embarcación en el medio del río que nos caracteriza y he cenado con Pappo.
    Navego aún con vientos que varían en amenazas y mucho movimiento en la cabina, cosa que dificulta el hecho de escribir y beber al mismo tiempo; teniendo a pesar y entre las manos la cola de la laucha que, por momentos, pretende independizarse la muy turra.
    Hay que tener cuidado con lo que se hace. Esto no es un concurso de belleza.

Diecisiete
   
Voy a mirar
hoy 
el mar, hasta que quede mar
 y quede luz del mar
 y quede ojo entre las fosforescencias 
y la sal de la sal.   

Dieciocho
 
Y cómo, de qué forma
 o manera de la pirueta obrera 
iba a faltar el que escuda
 su propia valentía en el pasado. En su tiempo 
cualquiera.

Diecinueve

     Nada es lo mismo, ir que volver enamorado por los bulevares encendidos al frente que nos quedan y la noche lubricando la noche y el rocío el rocío y así por el estilo. Nada es lo mismo.
   Exigencias del caso y, otra vez, el futuro y las muchedumbres en la boca estómago.

Veinte

    Llegué, como pude pero llegué para firmar el manifiesto que explica como y porque hemos llegado a esto.
    Todo se paga y todo regresa con usura y encima no hay cuenta que valga.

Veintiuno

    La carrera no cambia porque si, siempre hay algo: peso, viento, humedad, jinete, sombra, sol, castigo.
   Y siempre hay algo más que tuerce la carrera y su rumbo: destino, capricho del destino, “pastito recién cortado”, arena.

Veintidós

    La política es la posibilidad de hablar. Unos la dicen de una manera y otros de otra. Elesella y esellos y esellas; todas personas que alguna vez se conocieron o anduvieron cerca sacudiéndose. Nada más cerca ni nada más familiar que la política.
    Nuestras conversaciones de sobremesa no dejaban escaparnos a ninguna costa y el mar como un mantel. 
    El punto flojo era la cola de la laucha, que además de no tener memoria, trataba de borrar la mía. Yo, cuando hablo me ensaño y cuando escribo me tranquilizo un poco. La política es algo de mueca sonriente en la cuerda floja y un toque de vestuario en donde el tiempo siempre pasa.

Veintitrés

     El río, otra vez el río y sus riberas salvadoras a tanta soledad que nada teje, no es mar el río que nos tiñe y es barco varado y es cena nostalgiosa.
     La política no incluye ni rechaza y existe nada más que para cerrar lo cerrado y abrir lo que haya que ir abriendo. Lo más blanco del blanco y al revés.
     Un alcaucil convertido en diamante, cosa que demuestra la posibilidad curiosa de

(…de la política no se come, se come de la mano del amo, del poder de ese cuenco impiadoso al que no conviene morder nunca, canturrea la historia…)

una confrontación con la más correcta y pura realidad, dentro o fuera del tiempo.

     Tengo un plan para ganar y una teoría comprobable.

Veinticuatro

     Siempre existe la posibilidad de echarse para atrás, dice Maquiavelo
y yo no tengo manera de evitar repetirlo, mientras

     la planta de tú pié desnudo le devuelve a mi empeine el frío del mosaico.                                                                                                                       
Veinticinco

    Siempre hay una línea, una entrelínea, un pensamiento de mesita de luz apaciguado en tu más íntima dictadura; en la obsesión por la bebida

y encima y por debajo 
y por arriba
y en los costados,
 esa cola de laucha incontrolable 
que da tanto trabajo 
haciendo 
tanto estrago.

Veintiséis     

     Parece que todo el mundo tiene que hacer caso. Hay que ir obligándose a hacer caso, pavada de anarquismo esto de contar.
    Escribe lo que piensa y dice y piensa en lo que debe: Perón cartonero, Perón pibe, Perón guacho, Perón pedigüeño, Peroncito, Perón pobre, Perón humillado, Perón manco dos veces, Perón viudo, Perón en la cañonera. Perón bajo su paraguas. 
    La política administra el desorden, no es una casa; y también administra la muerte, según acierta en afirmar el poeta  Rodolfo Edwards mientras prologa esto.
   La política no es nada más que una carrera de caballos, en política es “nesario” saber antes el resultado de lo qué se está jugando y por jugar, y pensar sobre todo en el minuto siguiente y en las próximas cien carreras.  Un hipódromo de aquí a la eternidad de tiempos empleados, o sea el tiempo mismo abstraído de cualquier otra contingencia.
   La cosa es explicar porqué todo está tan lejos. A todo esto la cola de la laucha se pone cada vez más indócil y soberbia. Soberbiosa, si me permite.

Veintisiete

   El miedo a buscar es no encontrar las cosas que se andan buscando, deudas o poemas.


Veintiocho

   Sonríe hasta que sangra por la comisura de los labios. Se seca y habla como conductor televisivo, si fuese o un sujetador, si fuera. Correcto, visto desde la gramática en eso del sujeto y predicado.

   No hay que perder la calma y hay que dejarse llevar por la señales.
   Siempre hay revancha frente al vacío.

Pancho Muñoz


"Son las siete de la mañana y Celia está en la avenida Larco. Las figuras pasan. Recuerda. Ella, Marissa y sus padres allí, misa de nueve todos los domingos, y luego tomar desayuno en el Luigi´s de Larco.
Por entonces tenían permiso de acostarse los sábados a las once. Cuando se despertaban el domingo, su mamá ya les tenía la ropa para ir a la iglesia: vestidos blancos con bordes azules, zapatos de taco corto, lazos celestes cruzándoles el pelo. Se duchaban, se vestían y se iban los cuatro a la iglesia de Miraflores.
Luego se sentaban en una de las mesas del Luigi´s a tomar desayuno: huevos revueltos, tostadas con mermelada, jugo de naranja. Su papá decía que los revueltos le caían mal y pedía huevo pasado. Su madre tomaba manzanilla en vez de café. A media mañana paseaban por el parque, veían al monito bailando y entregando la suerte, volvían a la casa a ordenar su cuarto, y al mediodía salían a almorzar donde la abuela. El orden algodonoso, perfumado de su infancia había fraguado el sello de ese laboratorio de los buenos sentimientos que era su familia. Pero el planeta de su niñez había desaparecido. Ya lo sabe. Hay gente que crece en la calle y gente que crece en su casa. Los primeros se acuestan a la intemperie de un hogar roto, padres violentos o ausentes, parientes perturbados, la vastedad desquiciada de la casa vacía. Estos terminan siendo por lo general delincuentes o aventureros. Pero también hay entre ellos personas exitosas. Están listos a sortear las leyes del mundo con una indiferencia profesional o a sucumbir ante ellas con una carcajada. Las personas como Celia, en cambio, crecen al amparo de una estructura de disciplina y generosidad, una célula organizada en secuencias de horarios, comidas, afectos realzados por reuniones familiares, la sala de la abuela llena de primos y tíos, como las procesiones de fieles que avivan la fe. En otras familias la disciplina podía ser un pretexto para la hostilidad de los padres, pero en la suya había resultado una versión organizada del amor."

Alonso Cueto
Demonio del mediodía


Todo

Todo ocurre de
noche; la
perspectiva y las
estrellas y las
sombras dándole forma
a todo lo que ocurre
en la noche clavada y su
campo iluminado de venganza.

Todo lo que necesito
es un poco más de tiempo,
involcable como la vida.

Tiempo, tiempo, tiempo...
Se mueve para acá...
     se mueve para allá...

y no sale de la noche.

Pancho Muñoz


“Yo tuve toda una infancia de peronismo. Después me agarró la revolución cubana, la poesía de Nicolás Guillén, y la explosión de los Beatles. Eso y la vida propia del barrio eran mi mundo”, dice Pancho Muñoz y enseguida comienza a golpear la mesa como si se tratara de un tambor y a recitar con una voz firme y ajada. “Me agrada un cementerio / de muertos bien relleno / manando sangre y cieno / que impida el respirar / y allí un sepulturero / de tétrica mirada / con mano despiadada / los cráneos machacar. Eso es de Espronceda, es todo ritmo, redoble de tambores. A escribir poesía se aprende y yo aprendí escuchando. Lo primero que te llega es el sonido en bruto. Después pasé de Pablo Neruda a Nicanor Parra, que decía: si le pegan un bife, no ofrezca la otra mejilla, ofrezca un recto al mentón. Sentía que me estaba hablando a mí. Eso me cambió la vida.”

Pancho Muñoz













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