ÁRBOL DESNUDO que devoras, oh madre y tierra y muerte
Sombra de larga historia, boca sangrante.
Satisface y condena al hombre, ese corazón largo
Que aspira a morir dentro de tu mano viscosa.

Pierre-Jean Jouve



Belleza

Que Dios me dé el poder para escribir
La justa proporción de la belleza
Libre del cuerpo donde sexo y lágrimas
Se mezclan dando a luz a la nostalgia;

Que Dios me dé el secreto del poema
Cual pan y vino contra el diablo triste
Oh belleza, la muerte, ven, asiste
A tu heraldo curado de apostemas;

Belleza, siempre a solas en el alma
Ningún deseo te roza o te alcanza
Tú entiendes mi avidez
                                       me aferra la ignorancia
Desde el instante en que te di mis armas
Y luego amándote me consumí.

Pierre-Jean Jouve



Cumplida está la historia entera de carne humana
Explicado el trabajo de la indigente carne
Y diluido el abismo, horrible hedor,
Del órgano al espíritu, ¡Dios puro!
El cuerpo glorioso conforma el espíritu
Plasma de iluminantes sumisiones
Toda la gloria es para este cuerpo prostituido
Miseria en las avenidas de la vida
Mientras el espíritu moría de amor y de inanición.

Pierre-Jean Jouve



El diluvio 

Lo que había de más vasto y de más tranquilo
De más pleno, de más transparente
Sin bordes
Igual
Glauco y pacífico en un vaso
Sin paredes y como aceite reunido bajo el sol de la voluntad divina, 

Lo que había de más acuoso en ese desierto de lo calmo
Y lo que había de más feliz por fin
En esa punición perfecta del crimen reducido, durmiente sin chapoteo
Ya que el agua no se mezcla con el espíritu, 

Lo que había de más hermoso en la masiva muerta luz del diluvio
Fundidas las montañas diez mil metros
Tapizados los fondos del mar con la fornicación de las ciudades,

Era un ramo
De silencio, una napa de silencio
Un movimiento de silencio posado
Una extensión no controlada de silencio que también sería recubierto, 

Era
Una paloma en gestación silenciosa
Que se detendrá sobre el techo con un nuevo efecto de silencio.

Pierre-Jean Jouve



Dar sin recibir

Dar sin recibir es la desgracia de los poetas. Sus verdaderas lágrimas se pierden. Lo sagrado que han tocado una vez ha huido mucho más allá, y ningún testigo del gesto ha podido comprenderlo. Como la Prostitución del corazón desnudo, la poesía se entrega a todos sin hacer otra cosa que entregarse, porque el placer no está en ella en absoluto; solo está la fuerza. En este mundo venido a menos, este mundo errante, este mundo absurdo, así la poesía es buscada, poseída, finalmente deshonrada. Quisiéramos cambiar esta condición abyecta: no se trata de tener en cuenta la razón del hombre. Porque si el hombre supiera de poesía, no podría llevar a cabo una caza, un popurrí de cosas, un profundo saqueo y una vergüenza, todo lo que abarca, y que llama la vida; tendría que parecerse un poco a los ángeles.

Pierre-Jean Jouve


Ensueño

El espíritu del poeta ha recaído por azar
sobre un viejo texto de Eclesiastés:
Allí todo es vanidad y carrera en pos del viento.

Un instante recuerda ese sol de juventud
Aquél que en tus diez años esplendía
Asombro tú te acuerdas del sol de juventud
Si fijas bien los ojos
Si los entrecierras
Todavía podrías percibirlo
Era rosado
Se enseñoreaba de la mitad del cielo
Entonces tú podías mirarlo cara a cara
Asombro pero qué era tan natural
Tenía ese color
Tenía esa danza ese deseo
Tenía ese calor
Una facilidad extraordinaria
Te amaba
Todo aquello que a veces en medio de tu edad y andando
        sobre el tren en la mañana a lo largo de los bosques
Creíste imaginar
Dentro de ti
Es en el corazón donde persisten los antiguos soles
Puesto que allá él no ha cambiado mira ese sol allá
Pues sí él está allá
Yo he vivido he reinado
Yo he brillado por un sol así de grande
Ay él está muerto
Ay él ha jamás
Estado
Oh este sol te dices
Y sin embargo tu juventud fue desdichada
No es necesario tener el reino de Jerusalén
Cada vida se interroga
                    Cada vida se cuestiona
                                                         Y cada vida espera
Cada hombre hace de nuevo el viaje todo es limitado
          cómo ver más
Pero nosotros hemos inventado las máquinas
Ellas llegaron quebrantando todo perforando el viejo suelo
          poblando este viejo aire
Ondas rayos ejes brillantes
He aquí que mi poder se hizo terrible
Terrible también se ha hecho mi inquietud
Soy inestable
No me estoy quieto
Busco me transformo
No tengo ya mi verdadera edad me entretengo con todo
Pero mi Dios la antigua guerra ha regresado ella poco cambió
La sangre humana tiene apenas un modo de correr
La muerte tiene apenas un paso el mismo paso
         con el que siempre viene hacia mí
Su máscara ha acaso variado es ahora la cera
El espacio es ahora más breve es que mi alma es más nueva
Yo no digo mejor
Yo no osaría

Nos mantenemos lejos de la maceración de la resignación
        pero
El gran culpable sigue siendo nuestro placer
Puesto que la desgracia tendrá necesidad de justificación
        la desgracia es el suelo donde nuestra ciudad se ha
        levantado
Alegría pureza
No te aproximes
Es a propósito de nuestra alegría
Que nuestra vanidad se muestra lamentable
Tan apurados vamos
Tan viejo es nuestro escrúpulo
Sí es con nuestra alegría que temblamos
Hijo degenerado
Entretanto el espíritu suspenso sobre la pesadumbre
         universal
Ha dicho vosotros tenéis vuestros sentidos haced
        que ellos os procuren vuestro goce
Y esto es amargo
Más amargo
Y esto de algún modo en la amargura se acelera
Para nosotros

Juez eterno
De qué poderes goza la estupidez las estrellas
        para la estupidez alumbran
La luz le va tan bien los grandes trenes la llevan por
        doquier
Todas las ciudades son sus asambleas sus placeres
Y el domingo uno ve sus alegrías de familia
Después de la guerra qué glorificación
Del desorden de la liviandad
Todo el mundo está bien vive mejor
Qué grandeza acordada al boxeador
El poeta
Habita aún el quinto piso sufre de viejas hambres
Contempla su muerte futura quisiera ser eterno
No creáis sin embargo que ama la muerte como antaño
El poeta interroga
Va a tientas
Suspira delira
Y la vida piensa sería verdaderamente maravillosa si

El asunto más grande es el morir y de eso no sabemos
        una sola palabra
Aquellos que han pasado no vuelven ya a pasar
Pero yo lo confieso vivo sin inquietud
Ya no creo en aquéllos
Sin comprender los anulo aquéllos están muertos
Oh silencio
Complicidad
Acaso la muerte no sea un asunto en absoluto
        acaso la muerte nada signifique
O por el contrario
Todo tal vez existe para esta sola muerte
        para este gran portal este dichoso puerto
Donde entrará el navío
Pero no puesto que en la dicha yo no creo yo no creo en la
        muerte
En el fondo de mí os lo confieso sé que soy inmortal
        estoy seguro
Vanidad esencial

Joven yo amaba el tiempo
Joven no soportaba yo ser el más joven
Amaba la gramínea cuando de granos se cargaban los
        árboles cuando ellos se extendían como música
Joven amaba a los viejos
Ahora me inclino con mi sombra sobre la otra ladera
        aquella que desciende
Yo ya no sé tantos tiempos he probado
Quizá con la vejez vendrá la calma

Cuánto el hombre desprecia esta boca que adora
Pero él encontró el éxtasis él sin cesar persigue su éxtasis
Vitalidad
El sin cesar pide el olor pide el sabor pide el color
        de cuerpos femeninos
Su elasticidad
Su mentira
Lo que en su nacarada carne castamente se ríe de la muerte
Y luego
Vendrá esa tristeza
Que él reconoce

Cuánto hemos buscado —milagros nosotros somos milagros
Nada
Este mundo era recto infinito helo curvo provocando
        el deslizamiento del uno sobre el otro
La visión del hombre es cada vez más grande
        mas a su espalda hay menos cosas cada vez
El pensamiento es flaco débil inútil una estela brumosa
        como la Vía Láctea
Mientras el mundo es material es extenso es espantoso
        es verdadero como el muro del infierno
El pensamiento sonríe porque acaso va a morir

Estas estrellas contrarias
Ésta que alumbra el fuego y aquélla iluminada por el
        fuego
El que da y la que solicita la acción y el misterio
Éste que impulsa y aquella que incuba están presentes
        siempre a toda hora
El Enviado y la Cazada circulan en el ovoide espacio azul
Pronto enlazados
Ellos forman una larga canción con agudos y graves
Caídas siempre siempre primaveras
Ellos vuelven a partir como llegaron
Siempre la curva que toma forma de ola los agudos
        y graves
He aquí todo
Y el borde del mar el crecimiento del follaje
        la terrestre fanfarria de los montes
No tengáis miedo de vuestra tristeza ella es la mía
Es la nuestra es la suya
Oh grandeza
No tengáis miedo la paz hela aquí la vida la vida es
        admirable
La vida es vana
La vida es admirable la vida es admirable vana

Pierre-Jean Jouve



Fénix

Como las verdaderas estaciones son lentas y
como las montañas son áridas
Como están presentes los hombres sin sentir el flujo
de su corazón
Como las olas del mar mueren unas en otras
para producir un resplandor en la cresta de las más ávidas
El poeta escucha el Tiempo que inscribe muy cerca de su
corazón los trazos de una pluma de hierro.

No es vuestro huracán, mortales enriquecidos por
motores
Ni vuestra vacía angustia en busca del sol
diferente de otra tierra
Ni vuestros discursos sin verbo ni vuestros agonizantes calores
Lo que siente en el movimiento de las noches que recortan
su vuelo.

Es lo que le lleva vivo a atravesar el último día
un agua calma subterránea
Y lo que hará florecer los árboles y después de su partida
impulsará más locamente el enorme arpa de los vientos
Lo que henchirá de amor el vasto pecho del suelo
cuando la estrella azul de su muerte aparezca sobre el llano
Todo lo que siempre pensará, espejo cóncavo

Pierre-Jean Jouve




LA CÉLULA DE MÍ MISMO plena de asombro
La muralla pintada a la cal de mi secreto
Abro la puerta con mi mano vacía
Un poco de sangre herida en la palma.

Pierre-Jean Jouve



La puta de Barcelona

Atrévete a seguirme tras las puertas crujientes
Donde basta la espina ardiente de unos ojos
La caverna morena con olor de volcán
Te aguarda entre mis piernas

Yo soy la comulgante de los cabellos negros
La mirada inhumana los soles atontados
Bajo un hombre crucé veinte veces el mar
La abundancia del mar el azul los reflejos

Tu miembro de esplendor mis pechos de dolor
La mirada rendida bajo una boca ornada
Tales son mis placeres mis vientos mis angustias.

Una sombra te guarda el mundo te resguarda
¡Cliente! Nosotros dos espantados en uno
Por una vez vencemos la negra eternidad.

Pierre-Jean Jouve



Lágrima

Lo que el ojo derrama es una perla de sombra
Caliente con un fuego que se apaga en tranquila
Eternidad: sobre el claro polvo y sobre la piedra,
Los campos, el asfalto y el aire,
O el pobre pañuelo en las manos temblando
Ella permanece, engendrada por la muerte
Capital que por adentro crece.

Pierre-Jean Jouve




Magia

Tú eres mi dolor mi miedo mi amor
Oh imaginación
Eres tú mi verdugo oh libro en el que yo traduje
Montaña río pájaro
Mi miseria eres tú oh confesión.
Así hablaba el poeta decaído
Desgarrando su libro en el medio de ciudades humanas
Pero su otra voz colmada de un murmullo de sauces
Respondiole
Oh desgraciado libro oh poema fallido
Error error siempre será de aquel que aún no logró hacerlo.

Oh tú mi último bastión mi fortaleza
Contra el ejército de infieles
Afuera sólo hay ruinas y adentro tú mi lugar mi sagrado 
        recinto.
¿Habría el Demonio errado de verdad en todo lo que quiso? 

Y qué es aquello que el Demonio quiere— 
                                                           Un libro
Respondía su voz a la que un antiguo ciprés solar  iluminaba,
El tuyo el mío o el otro,
Los que fueron escritos por dictado.
Y los pájaros cantaron muchas veces en el cielo. 

Y he aquí que el poeta otra vez esclarecido
Recogió los fragmentos del libro, se hizo ciego de 
        nuevo e invisible
Se quedó sin familia, escribió la palabra la primera 
        palabra del libro.

Pierre-Jean Jouve



MI AMOR ES UN ÍNFIMO PERDIDO RESPLANDOR DE TU AMOR
Esencia Negra, el mundo ha desaparecido
Pareces dormir satisfacción confusa
Y yo he llegado, yo soy obediente

«Con humildad» decía el poeta demente.

Pierre-Jean Jouve



«MI NATURALEZA ES EL FUEGO
¿es verdad es realmente verdad?
La cosa está consumada
Tus ojos hacia el interior han retornado
Un segundo mirar hacia el cielo los habita.»

Pierre-Jean Jouve



Mundo sensible 

El alma está sola encima del mundo azul
De la tierra bella y animal, sin espacio. 

Un día la tierra en movimiento
Con los tonos, las brisas, el olor del sexo
Y las estaciones y las risas que como las palabras
No vuelven más 

Y los árboles cuyo borde es majestuoso
Y los esfuerzos del pasajero o viajero bajo el calor inmenso 

Nada son para el alma oscura que se mueve
Hacia otro poder y hacia otro toque de adoración
En el interior de su fuerza ciega;

Pero otros días todo es uno
Y uno en uno y todo en uno
Y uno en Dios
Y Dios presente en un tronco de árbol muerto.

Pierre-Jean Jouve


Naturaleza

¡Soberbia naturaleza! Mundo entero de caminos
De arroyos y de rocas
Objetos voluminosos
Bellos granos de la piel y aceitados movimientos
Por ejemplo de una pelvis de atrás hacia adelante  
De risas y de sueño
Forma que sale y entra
Y de savia y de enramada tendida con el viento;
Doble vaina de los senos y plantación marina
Bajo el brazo, cadera hinchada por el agua, golpeada
Por un peso tan denso de sensualidad
Los omóplatos dando pena como las piedras
Mojadas, ella se lava
Y el agua rehaciendo el brillante del cielo, el polvo espeso
Del paisaje redondo vuelve y es el mundo
De nuevo los bellos granos de la piel y el sueño
Si se mueve sobre los lomos el país rosado
Ve el poder del viento seco con los sueños
Producirse de todos los costados;
Las montañas carnales adelgazan la tarde
A lo largo de mesetas religiosas,
En las gargantas la bruma mata a la brisa extraviada.
Después la grandeza de la masa revestida,
Y más tarde un nuevo cambio ha surgido
Bajo la luna…

Pierre-Jean Jouve




Paisaje chino

Llueve sobre un lago, todo está borroso y detrás, sigilosamente el trueno. Largas cintas sueltas deshilachan las rocas más duras mientras el agua está lisa como una virgen. Yo paseo una pena de varios siglos notando el aire vivo sin viento sobre mi cara.

No hay nadie en este país. Todo es aquí pérdida, fantasma, ausencia después de la muerte. Ni siquiera existe esa pena de la que hablé. Una vez más se trata de lograr que el terrible conflicto no mate al poeta.

Pierre-Jean Jouve


PERO PURAS LAS IDEAS
Permanecen juntas sin ardor sexual
En el lugar mismo donde deben generarse
La alegría y el amor.
Las ideas agitando lentamente sus párpados
Llenos de pestañas las más tiernas como bosques.

Pierre-Jean Jouve




POCOS COMPRENDERÁN. QUE EL FUEGO DE LA CARNE
Y el candor de los cielos, la bienaventurada
Tentación del deseo y el pudor
Se han revelado siempre bajo la misma luz,

Se enfrentaron se amaron
Con idéntico cuerpo a través de la angustia,
Mas ninguno cedió sus poderes sagrados,
Ni la loca esperanza ni el pecado.

Pierre-Jean Jouve



Tras la tormenta

La luna mengua, divino septiembre.
Las montañas se apaciguan en su luz,
La sombra más temprano hace sombra y el oro reposa
Sutilmente en el verde. Todo calor
Murió ayer como un muro negro
Que disipó la noche con sus estrellas claras,
Con viento y silencio ahora, pensamiento de la muerte.

Pierre-Jean Jouve



TU NEGRA FLOR IGUAL AL DURO SOL PONIENTE
Tu seno más pulido que la piedra del sueño,
Tus ingles de perfume moreno separando
Las columnas del lugar de tu rara vergüenza
Como rosa que oculta todo un mármol veteado;
Y tu forma en un duelo ignorado tendida
Cual travesía de ángeles desnudos en el éter
Que atrae nuestras miradas con místico pavor:
Todo el ser que te es propio parecía exceder
Al hechicero vacuo de una música fría
Ciego en su plantación, o tal vez con oscuro
Asentir de los ojos, esclavitud futura.  

Pierre-Jean Jouve


Voz

De este abismo donde todo se hunde, naturaleza, angustia, beatitud del sexo y temor de la muerte, el deseo que a sí mismo se hace añicos, un murmullo se desprende, un suspiro. La voz se eleva y lleva en racimos de dolor la cuenta de sus palabras. Y este hombre antes bestial que reprime sus instintos vergonzosos y que con la mano frena a la muerte encubierta y pestilente, este hombre solitario se convierte en la piedra basal de la palabra. Malhumor de las estaciones, amargura de adioses, ruido y furor, amenaza de los mundos, y decepción infinita de los besos desnudos: la palabra se apodera de la naturaleza entera, se compone, se aleja de toda cosa verdadera para suspenderse. Ruido eterno, una vez concebido, ópera mágica, canto a través. Los ignorantes llaman poesía a este gemido amargo y maravilloso.

Pierre-Jean Jouve





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