Barrancos vacíos

Hace frío en los barrancos de ser
rocoso, el mar gotea allí abajo,
hay quienes piden misericordia con los brazos abiertos
y quienes acusan con un índice alto.
Hace frío, los peces en la marea inexpugnable,
el viento acaricia la roca, las alas se cierran,
los muertos no han llegado, las casas se engarzan,
el polvo vuelve al barro que no toma,
la mirada se escapa palabra del alma
que solo, espera el viento, el aleteo, el silbido
en los barrancos responde a los que llegan abruptamente,
el mar bajo gotas verdes, va
y viene , va y ve, responde a sus gotas
todo un ser que se convierte.

Piero Bigongiari



Es el instante que es eterno

Es el instante que es eterno: no tiene
otro fin que él mismo;
el signo, el sueño, de lo que no es el
tiempo, cuya aureola ya se desvanece, estalla en él.
El viento que se ha vuelto impetuoso
mezcla fuego y ceniza, intriga
en su anti-impulso más poco generoso
su ahora imposible descanso.
Yo estoy aquí, le gritas, yo estoy aquí,
los nidos están llenos de los sin plumas
que esperan las alas entre los destellos
de la tormenta. Es lo que queda
de mí de los momentos fatales de una fiesta
encerrada en sus números inmortales.
El pie ya no sigue los pasos
de su última mutación.
Todo duerme, hasta la felicidad
en esta transformación de formas
en su quizás última realidad.

Piero Bigongiari


Interior con fantasma

Deseo de un beso en un cigarrillo
espirado con el azul de tu mirada,
no hay demora que no tenga prisa
de sí misma ni tizón que no consuma
más allá de sí mismo todo el bosque. Ardo
en tus ligeros delirios; van y vienen
a tocar donde la transparencia es un límite
de tus ojos cerrados.

La rodilla ha curvado
todo el ardor del paso en un más pálido
tenderse del reposo. Mira, repaso
tu cuerpo indolente, lección no aprendida,
inaprendible. El vaso entre nosotros
es el círculo del universo: más allá,
en el sonido del silencio, urge la lumbre,
en desacuerdo, del fuego.

Piero Bigongiari


Lástima

El amor no da un paso, está a
tu alrededor, tú a tu alrededor, el amor no da un paso,
está dentro de ti, pero estás dentro de él
y tocas la realidad arrugada
con una mano suave, alterna, impredecible.

Tienes el ojo que se acentúa por el
universo que se mira , pero el universo es un ojo
que me mira, me mira y me destina:
se funde, ves, esta otra mañana
en un punto para que yo no esté.

pero que todo sea ese punto, todo sea.
Amigo de mis noches, amigo mío
y enemigo, distingue, elige el ritmo,
avanza la mirada en el medio, intensa
en este todo que es solo la mitad.

 Piero Bigongiari


Tormenta

Quizás este es el momento de no ver
si todo está claro, quizás esta es la hora
que es solo para uno mismo, y tu encanto
vaga en el invierno de la tierra,
en el infierno de los signos para ser comprendido.
Pero no se deje ver probando
sus fórmulas todavía,
la orgía de resultados que responden a
las causas ha terminado. Estás solo, tus dientes
castañetean junto al vidrio nevado y sombrío. Los destinos que nos unían
divergen en un suave resurgimiento
de otra sangre.
Los recuerdas como, en estas últimas
horas que reviven del reloj,
en un fuego de toques, en un horrendo jugueteo
de muñecos de tus armarios.
Nuestra vida, capturada, ves
mientras estaba armada sólo con el silencio,
como pararrayos despertados
por un relámpago, encuentra el hilo a seguir
para no morir mientras permanece ella misma.

Piero Bigongiari







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