Calcio

Tu hijo no es tu hijo ni es hijo de la vida.
Es una sonrisa espléndida entre dos aguas:
dulces y saladas.
Una agitación.
Un desnudo de escamas plateadas dorándose, luna de pus al sol.
Redundancia: Calcio y Amor no son la misma cosa.
Calcio dormía con flores en el pelo, sí, para desprevenir
al enemigo. Calcio es sólido de todo lo que fue líquido.
Cerca, junto al manantial de la sonrisa se sonroja
y moja la pólvora con pequeñas arcadas:
odia la guerra con el mismo odio
con que los negros
aman la libertad de comerciar,
¿había en su mente ahogado
un niño de pus
contra las vías eléctricas,
el cuerpo de algodón en cruz?

El primer tren.
La primera pólvora.
El primer arroz, etc.

¿Paraíso?
Él, que pasa toda la línea de fuego
con una flor entre los dientes.

Martín Rodríguez


La llegada

Yo digo esperanza,
tú dices fe
Pregunto por qué en mi vida tu tardanza,
ríes inocentemente mientras tomas una taza de café.
Oh! Gracias dulce esperanza,
gracias inhumana fe
Desdichados son los momentos hablando,
cuando puedo perderme en tus labios besando.
No dices nada y sólo sonríes,
yo hablo y la misma timidez calla
Pero con esa mirada no me mires,
que iré a donde tú vayas.
Me pierdo en tu mirada,
me encuentro en la taza más simple de té
Mientras mi seguridad ha sido cegada,
por tus ojos de un tono café.

Martín Rodríguez



"La poesía era un refugio frente al escepticismo."

Martín Rodríguez



Para el lado de las cosas sagradas

(...)

Algo nos mira desde el plato.

¿Hay carne ahí? ¿Alguien respira del otro lado de ese hueso caracú?

Sí. Un hueco respira, supura, agita.

Cada plato es un pozo al que desciende el cuerpo,
dijo la abuela...

(...)

Cada navidad encendía el rojo deseo de rajar.

En las navidades se produce una iluminación: recuerdo de navidades
en San Miguel con el terror
de cohetes y tiros: la del '83, la del '84, la del '85,
a las 12 un revólver marcaba el fin, el comienzo,
la largada, el fin, el comienzo.

Es que se hacía de noche, y las cruzas se detenían.
Ya ni el perro movía la cola. Dos pistoleros de pie, dos sombras (padre y tío)
(envueltos en humo)

Martín Rodríguez



Si

La enfermera quiere amamantar
La enfermera está loca
La enfermera tiene
una pasión pública que la vacía,
La enfermera sabe que es criatura fue abandonada,
dejada en la cuna flotando
en el agua, sin nombre,
la enfermera hace suya esa sangre
la sangre es pública
la sangre puede saquearse
La enfermera está sacada: su sangre
en la punta de la aguja,
en los labios,
repite el nombre que quiere ponerle,
lo escribe en un azulejo,
flota,
La enfermera flota en un jardín
de flores arrancadas,
La enfermera recogió todas las flores
y se las puso en el pecho,
mientras se le hacía agua la boca.

Martín Rodríguez












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