Carbón

La familia de mi padre murió por él, de un aliento a la vez,
ese siniestro primo del diamante, esa negra de las ovejas,
cortado del profundo espacio de la tierra, la cara acantilada de la noche,
la oscura materia todo el tiempo bajo sus pies.

De panza, como criaturas, hijos siguiendo a padres
por cámaras semi-inundadas de sudor y filtraciones,
por pánicos a alimañas, bolsones de aire respirable,
más hondo que una sepultura, hasta el vecindario mismo de la muerte

y aún más allá se arrastraban; y no iban solos
sino con las plegarias de aquellos que dejaban arriba
respirando rápido al verlos partir al alba,
los hombres cuyas sombras el crepúsculo traería de vuelta a casa.

Hace mucho que las minas están cerradas, los canales inundados.
El carbón viene ahora de algún inframundo a u n mundo de distancia.
El motor del imperio, frío y extraño como siempre
sigue siendo un misterio hoy

como cuando lo tuve en mi mano por primera vez,
un niño pequeño palpando la historia de su tribu,
su sangre; duro como un asteroide, la historia y el recuerdo
comprimidos en una sola cosa, la oscuridad traída a la luz.

Pat Boran



"Como poeta y escritor siento que es importante no sobrepasarse. Es necesario aprender a sentarse de vez en cuando y dejar que la energía que dará lugar a un poema se acumule en lugar de estar siempre activo y en búsqueda. Por esa razón me gusta algunas veces desviar mi energía de mi propio trabajo y comprometerme con otros poetas. Y, por supuesto, al ver su trabajo desde una perspectiva neutral pero interesada, a menudo comprendo cosas sobre mi propia obra. También es cierto que las únicas personas que se dedican a la publicación y difusión de la poesía son los propios poetas: no hay nada en el mundo de la poesía que interese a los grandes negocios. En ese sentido cada poeta, cuando encuentra algo que lo moviliza, se convierte en promotor, mostrándolo a otros, leyéndolo a otros, deseando que ese nuevo mundo encuentre una audiencia más vasta. Mi trabajo como editor tiene el mismo entusiasmo, aunque a menudo es difícil mantenerlo contra las presiones del sector económico y los costos a veces onerosos de dirigir una pequeña editorial con un apoyo limitado."

Pat Boran


El  jardín

Atrás en la luz moteada de la glorieta del jardín trasero
donde las abejas son como satélites
orbitando planetas de fruta,

el pasto sin cortar se balancea, y de una radio se oye
The Last Rose of Summer, The Young Ones,
Only For You;

sin reloj en la muñeca, una ramita en el puño,
la vista en una hilera de hormigas negras
que avanzan a través del espacio,

descaradas pero nerviosas, frenéticas pero concentradas
en su objetivo final, el límite,
la cima, aquello a lo que apuntan;

en la escuela informal del ensueño en el último extremo del verano,
ese punto ciego que el mundo ignora
pero que nosotros, los chicos, conocemos tan bien,

en la brecha entre árboles, en el lapso entre certezas,
mantenido en suspenso en el momento,
libre en su hechizo.

Pat Boran



La enfermera

Aparece la enfermera y le dice al chico, Lo siento.
Parece requerir toda su energía levantar
su brazo fino, poner la palma abierta
suavemente sobre el hombro del muchacho, como para

calmarlos a ambos. Tal vez es la primera vez
que cruza ese vacío, sin reloj ni joya alguna,
el cabello recogido, los ojos inflamados
como si nadara para estar allí temblando en la luz.

Pat Boran



"La historia irlandesa se ha simplificado en gran medida como la historia de su relación con la isla vecina (Gran Bretaña: Inglaterra, Gales, Escocia) y si bien este ha sido un factor importante -a menudo tenso a lo largo de muchos siglos-, ha eclipsado otro conjunto destacado de relaciones; es decir, nuestras conexiones con los otros países costeros de Europa y del norte de África. Por ejemplo, los vikingos de Escandinavia visitaron regularmente a Irlanda y dejaron su huella en nuestro acervo genético. También fue importante el comercio y el intercambio con España, Francia y el extremo sur de la costa norafricana, factor valioso para la evolución de la lingüística y la cultura de Irlanda. Al ser una comunidad insular se corre el peligro de pensar que esos otros vínculos no son significativas o trascendentes: sin este crisol de lazos ninguna cultura podría prosperar y renovarse, generación tras generación. La tendencia postcolonial de los irlandeses fue la de describirse a sí mismos en  términos “negativos”: el ser «no británicos»; en tal sentido, ya hace tiempo que reconocemos el verdadero lugar de nuestra nación insular en una comunidad costera de pueblos que se extiende desde Escandinavia hasta el Mar Mediterráneo y más allá. Mi poema "La Isla" explora esta idea, describe un "mapa de Irlanda" que mi hermano y yo hicimos sobre la arena alguna vez cuando fuimos chicos. Habla de mi asombro al día siguiente cuando lo fui a ver y observé los rastros débiles y brillantes de caracoles que lo habían visitado durante la noche, sin que nadie lo notara (como si fueran barcos extranjeros). Muchos artistas irlandeses contemporáneos, músicos y escritores, consideran trascendente desafiar la propuesta de que somos una nación insular con poca conexión significativa con el mundo. Tomamos prestadas formas e ideas de otras culturas para refrescar la nuestra."

Pat Boran


La Isla

       Para Bob Quinn​

Remoto, solitario, de espaldas a sus vecinos,
mirando en cambio el vasto Atlántico y el sueño
de un radiante Nuevo Mundo, ese desprolijo montón de arena
dejado en nuestro patio trasero por un constructor

a comienzo de los 70 se convirtió, la tarde
en que no apareció, en nuestra pequeña isla: bahías
y montañas, los ríos importantes, grises,
en vez de cuarenta tonos de verde. Inmune

al frío y la humedad, hincados
como los trabajadores golondrina de una generación anterior,
trabajamos hasta después del ocaso, hasta que una puerta
en la oscuridad se abrió y nos vio elevados, librados

de nuestra obsesión. ¿Pero quién podía dormir esa noche
dejando nuestra pequeña-pero-perfecta maravilla local
sin nadie que la defendiera, ahí sola
bajo un cielo de nubes marmóreas? La luz de la luna

inundando la casa, volví a controlar
y encontré, para mi asombro, una flota de caracoles,
como tantos navegantes noruegos, españoles o fenicios,
sus huellas brillantes cruzándose en la oscuridad hostil.

Pat Boran




"La sociedad irlandesa tiene rasgos tribales característicos, algunos de ellos derivan de los patrones de asentamiento que dominaron la isla (pequeños pueblos y ciudades, íntimamente conectados con el paisaje). También es cierto que, en el siglo XX, hubo un  movimiento que nos alejó de esas "comunidades" íntimas para ir hacia un estilo de vida más urbano. De todos modos, la escalada de los asentamientos urbanos todavía hoy favorece aquellos asentamientos "tribales" y aún nuestra ciudad más grande, Dublín, con quizás 1.5 millones de habitantes, sigue siendo una ciudad relativamente pequeña para los estándares mundiales. Este aspecto tribal/familiar de la vida irlandesa se acentúa, una vez más, por la inclinación irlandesa a definirse por lo que no somos (es decir, no británicos, no de la ciudad próxima sino de esta ciudad), y esta predisposición se amplifica por el énfasis que se pone en la familia, rasgo característica de la Iglesia Católica. De todos modos, la sensación de seguridad que la familia/tribu otorga al individuo puede verse también comprometida por el peso y la carga de la tradición que esa familia/tribu asigna a ese individuo. Muchos de los mejores escritores irlandeses (por supuesto uno piensa en Joyce) tuvieron la fuerza de  romper con esa carga de responsabilidad (y respetabilidad). Los irlandeses se inclinan por  reconocer el talento en sus escritores y artistas sólo cuando son reconocidos por alguien, más allá del propio país. Y, a menudo, la respuesta es un acto de rencor, de resentimiento contra ese éxito artístico. Este no es ciertamente un fenómeno reciente, y fue reconocido hasta por Goethe cuando escribió: "Los irlandeses siempre me parecen una manada de sabuesos, arrastrando a un noble ciervo". La relación con la familia y la tribu, por lo tanto, tiene matices y es muy delicada para que el escritor irlandés pueda negociar fácilmente."

Pat Boran



Siete cosas desperdiciadas en los amantes

1
Trampolines. Los amantes
prefieren los salones.

2
Los asientos de los restaurantes.
¿Alguna vez los ha visto realmente
comer realmente?

3
Pijamas
(esto incluye los calcetines de dormir).

4

Jardines: del Edén,
escogidos, secretos o flotantes;
gnomos de jardín

5
Sonrisas, puestas de sol, manchas solares,
eclipses de luna.

6
Mitología, historia, política, psicología, ajedrez

7
Oh, y manzanas,
obviamente, Eva.
(¿Cuántas son esas?)

Pat Boran


Siete cosas impopulares que decir sobre la sangre

1
Nuestras madres sangraron, y sangran,
y nuestros enemigos,
y las madres de nuestros enemigos

2
Se precipita al más fino
rasguño, romance de cuchilla.

3
Es un sueño
el sueño primario de los líquidos:
dormir horizontalmente

4
Está en el corazón del cirujano,
en el cerebro del verdugo.

5
Vampiros y periodistas
se excitan por ella; los poetas
se desmayan al verla.

6
La conocí bien de niño,
guardada en las costras, como sarantontones, en botes.

7
Sangre: ahora la mía sería como la tuya
antes de que la luna rompa su órbita
y las noches huyan frías.

Pat Boran


Siete cosas que la naturaleza hizo en los últimos cinco minutos

1
Cantodepájaro.

2
Llovió.

3
Mantuvo a veloces coches y a sus ocupantes
bastante firmemente sobre el planeta.

4
Sufrió interminable ruido, polución y dolor.

5
Produjo interminable ruido, polución y dolor.

6
Organizó matanzas de focas.

7
Fumó neuróticamente.

Pat Boran



Un hombre es sólo tan bueno…

Un hombre es sólo tan bueno
como lo que le dice a un perro
cuando tiene que salir de la cama
a mitad de una noche de invierno
porque algún condenado perro ha estado ladrando;

y él va y abre la puerta
en camiseta y calzoncillos
y allí sobre el basurero poceado
del frente al que llaman campo de deportes
encuentra al perro callejero con una pata

levantada por la expectativa
y una expresión que dice Gracias a Dios
por un minuto pensé
que el único despierto era yo
en este maldito pueblo.

Pat Boran














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