Cardo entre lirios 

No hay ningún huerto en la ciudad. 
Sí. Sí que suenan las campanas. 
Intuyo un lagarto bajo los pies. 
Tengo hambre. Mucha hambre. 
Me horroriza sentirme básicamente feliz. 
La felicidad es un castillo medio derruido.
Las ruinas, la sonrisa. El polvo, el sentimiento. 
El mundo se lanza dentro del mar. 
Hay hambre, mucha hambre. 
La humanidad es cosa fina, y va en serio. 
La lluvia cae, pero hoy no moja. 
Hay una estrella dentro del vaso. 
Renace, renace, la telaraña. 
Ha enrocado el sufrimiento en la palabra. 
Un poema precede cada momento, cada silencio. 
He cerrado, he cerrado, he cerrado, la fuente del gas. 
Ladran perros y mueren viejos en las casas. 
Se siente olor de chamuscado de tanto amor. 
Esta piña sí que rima. 
El sueño es una especie de quietud 
con tres brechas profundísimas atravesándola. 
Hay el mismo espacio de la llama a la pena 
que de la tierra a la semilla. 
Y no sabía nada, no, del gemido de la patata. 
Pero yo me sentía una ardilla porque así me llamabas 
y cuando no, aun más. 
Una línea de cerillas rompe el vuelo de las gaviotas. 
San Ponce ya no tiene miel, pero sobrevive. 
Chomsky dice que el lenguaje es un poema 
de toda la especie humana, 
que se transforma y que no acaba. 
Y yo lo veo, y yo lo he visto, rodando por la ladera. 
Seguramente en ningún lugar del mundo 
hay tantas leyendas como en la uña. 
Tengo hambre, mucha hambre. 
De la gota de sangre y del león rampante 
se sabe muy poco, o casi nada. 
Tiro el dado y me salen flores de flores intactas.

La exactitud de la pirita es en lo único que creo. 
El dolor de cabeza es una holoturia gigante 
queriendo bailar una rumba dentro del cráneo. 
Hay hambre, mucha hambre. 
En el ajo vive el genio. 
Casi todo lo que me gusta es como de amor, 
la cosa aquella 
que dispara 
un arsenal 
de hechos concretos 
hechos de materia 
inexistente 
pero siendo de cosa 
y siendo un cuerpo 
de extremo abierto 
de centro antiguo 
de radio nuevo. 

El delirio de quererte contrasta violentamente 
con la astilla de una rueda que le detiene el movimiento.

Blanca Llum Vidal




Foc a la trampa! 

«o juguem tots o estripem la baralla»

Ovidi Montllor

Si no hi ha res, senyors,
si amb un bastó ens foteu la melsa,
amb una llei la casa al riu
i amb la paraula ens feu el sot per clauficar-nos;
si no hi ha res, senyors,
si fins al sol li poseu sutge,
a les cançons les gabanyeu
i a la nit li dau cicuta;
si no hi ha res, senyors,
si del no res ne feu el temple,
del metall putes cadenes —religió—
i de la carn que se’ns esqueixa una pregària;
si no hi ha res, senyors,
si això de tots se’ns esbarria,
si la barraca ens cau a terra
i la terra us la mengeu fins embafar-vos;
si no hi ha res, senyors,
si en el bosc no tenim pedres,
de les fonts no hi raja vida
i en els mercats no hi queda pebre;
si no hi ha res, senyors,
si parim sense foguera,
si creixem sense la mar
i si ens morim sense ni barca;
si no hi ha res, senyors,
si us heu venut la mort dels morts i la memòria,
si feu la claca als coronats amb la sang nostra
i us encardeu dels guirigalls i la revolta;
si no hi ha res, senyors,
si amb una flor en feu matadura,
a l’home estrany li artigueu l’ull
i la bèstia l’estimbeu fins que llenega;
si no hi ha res, senyors,
ho estripem tot —foc a la trampa!—
i sense res, comencem buits, pensem de lluny,
pensem d’arran, fantasiant, amb l’amor viu,
de cap per avall, fent-ho de tort, amb l’estimera
o fent qui sap ni com ni quan ni cap a què
però fent-ne món, collons, i sent-t’hi tots,
sinó no compta.

Blanca Llum Vidal


"La poesía no es minoritaria, sino minorizada."

Blanca Llum Vidal


¿Y qué? ¡ah! 

si cadens adoraveris me 

Satanás

Aquí los condenados dan vueltas; casi danzan pero no pueden, pues la estructura no lo permite ni el protocolo lo estipula. Por todo vive la pena eterna. No hay lugar ni para el aire. Todo está a punto para el paraíso: una hilera de hombres mudos a la aventura de lo abstraído sólo son furia y gran pasión para poseer toda la pompa y todo el fasto que tienen cerca y será suyo. Al infierno venden muebles. Los vigilantes, armados, que hay en la entrada, van predicando fila adentro que son baratos. Y el tornavoz de su maligno va diciendo que son los buenos y buenos de llevar y que si vienes comes de balde. La medida justa de los clavos y el número exacto de llaves. El martillo, te lo inventas. La perfección apesta a luz. Con la luz han hecho estigma: hoy el infierno tiene marca sueca y digiriendo espíritus inertes se mete dentro de cada casa como si fuera lo habitual, la cosa de ahora, lo más normal. ¡Para encontrar un estante he tenido que ir al infierno! 

Blanca Llum Vidal




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