Claves de nuestra fauna

Popularizar la mula, cuya pulcra figura
representa el principio de adaptación reducido al mínimo.
Marianne Moore

Nos convendría saber más
sobre la mula. Porque la mula
se adapta a climas
áridos, porque tiene la pezuña
idónea para lo pedregoso. Porque
plantea problemas:
¿se dice mula o mulo?
¿es un nombre epiceno?
Hija de asno y de yegua, decir
mula es como decir ángel: la boca
se nos llena
de la misma esterilidad, del mismo desinterés
por el género, aunque los mulos hembra, con esfuerzo,
paren potros pequeños.
¿Pensaron a la mula en un laboratorio
o fueron las ganas, irrefrenables ganas
de juntarse, del burro y de la yegua? La clave es la textura
del suelo, el braille caliente que soporta y desgasta y aventaja
pezuña, y con esto me olvido de la España
más verde (estoy hablando entonces
de la España que raspa).

La mula no fue hecha
para pisar mullidamente el césped
de los parques.

Mercedes Cebrián



El abrigo de paño gris oscuro
forjó la idea de Europa —nos subimos
el cuello por detrás si refresca
más de lo que esperamos. Ahí se ve
su parte más innoble. Milán es un ejemplo,
agazapada bajo las solapas
de la famosa Italia.
Viena o Milán. Probablemente invierno.
(Pero si solo faltan dos paradas, no merece
la pena que te subas a Europa).

Mercedes Cebrián


Hablemos con el clero

¿Nunca os habéis sentado a charlar con el clero?
¿Nunca habéis compartido un rato minucioso con los sucesores de Pedro?
Os insto a abrir la cremallera de su estuchito de pasiones,
a prestar atención a su breve abanico emocional
     (tristeza diminuta, somnolencia, pereza).

No los verás eufóricos, lascivos o coléricos, pero sí
alegres ante las maravillas que el Señor ha creado.
Ellos también son contemporáneos,
llevan una tira
de plástico en el cuello
(materiales postconciliares, derivados del petróleo).

Os garantizo que se aprende con ellos: te hablan
de la Europa del Barroco, de arte sacro, de Tiépolo,
                                         de Giotto,
                                         de Fra Filippo Lippi.

Conocen el apellido griego de Doménico,
de todos los Doménicos, en serio:
                        Theotokópulos
                        Scarlatti
                        Ghirlandaio.

Te vuelven incorpóreo, te limitan a ser
conversación.
No rechaces el espacio de niñez permanente
que te ofrecen.
Son maestros en el arte de sortear excesos
(y a mí a veces me gusta
que me mantengan en un área carente de impulsos y apetitos):

           Sin peligros,
           sin ruidos.
           Con el catálogo de obras de misericordia
           abierto al mismo tiempo por todos los capítulos.

Mercedes Cebrián



No se quiere a la gente, lo que se quiere es el invierno
de la gente: sus alfombras, sus mantas de franela,
sus radiadores siempre bien purgados.
Y fuera, la tormenta,
inimitable de tan amarilla.
(Parecen elefantes barritando
y en realidad es el viento, es la versión
acústica del Arca de Noé).

Mercedes Cebrián


Venimos siendo carne
picada últimamente, y no es del todo malo
que así sea. Albóndigas, salchichas,
hamburguesas: es increíble
la versatilidad de la carne picada.
Sirve como relleno y al tumbarse sobre ella
nos resulta mullida.

¿Qué opinas de parecer largos fideos rojos?
Si hay un próximo encuentro entre nosotros, será
en ese formato. Buscar ojos y bocas en las caras
es una práctica del siglo diecinueve, hoy la expresividad
procede de los leves matices del rojo
en el músculo muerto.

Mercedes Cebrián



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