El Búho y La Gatita 

I
El Búho y la Gatita se hicieron a la mar,
En un lindo barquito de verde guisante.
Llevaron dulce miel y dinero contante,
Envueltos en un billetito al instante. 
El Búho las estrellas miró,
Y al son de una guitarrita cantó:
“¡Oh mi Gatita preciosa! ¡Oh mi minina hermosa!
¡Qué linda Gatita eres tú!
Eres tú,
Eres tú,
¡Qué linda Gatita eres tú!”


II
La Gatita le dijo al cantante: “Eres un ave elegante.
Y ¡qué canto tan bello y vibrante!
¿Conmigo quieres casarte? Ya hemos esperado bastante.
Mas, ¿dónde hallaremos un anillo brillante?”
Navegaron un año y un día,
Hasta donde el árbol Bong crecía,
Y allí, en medio de un bosque, un Cerdito había 
Y colgando de la nariz un anillo tenía
De la nariz 
De la nariz 
Y colgando de la nariz un anillo tenía.


III
“Cerdito, ¿por una moneda tu anillo venderías?”
Y el Cerdito dijo que con gusto lo haría.
Así que lo compraron, y al siguiente día, 
Los casó el señor Pavo que en la montaña vivía.
Cenaron carne picada y trocitos de membrillo,
Usando un cucharón un tanto rarillo. 
Y tomados de la mano al borde del mar,
Bajo la luz de la luna, bailaron sin parar.
De la luna
De la luna
Bajo la luz de la luna, bailaron sin parar.

Edward Lear



"No sé si puedan enumerarse en orden y completamente las fuentes del sinsentido. Me ha tocado asistir a la producción de sinsentido en oportunidades sin número y en los lugares más apartados. En el calor de la discusión no es infrecuente escuchar disparates que parecen requerir de esas temperaturas para formarse. Hasta las descripciones que se hacen de encuentros así suelen ser penetradas por el sinsentido. Se dice de los que discuten: "Echaban chispas por los ojos", "Echaban por la boca sapos y culebras", "A dio a B una mirada incendiaria", "B sintió que la tierra se abría bajo sus pies". Hay gente que va a sacarle a otra gente la m... que tiene en las tripas, o que va a arrancarle no a ella sino a su mamá sus órganos sexuales. Se dan órdenes también, por ejemplo, que uno se vaya a la c... o que se vuelva a la vagina por la que entró en el mundo. En esto se combinan disputa y cultura. Recuerdo a una dama sueca que no le cabía en la cabeza que se pudiera insultar a nadie mencionando el órgano sexual de su madre o diciéndole una tontería inocua como "hijo de puta". También se origina el sinsentido en las antípodas del aburrimiento. Para matar el tiempo se ponen las cosas al revés. ¡Es tan fastidioso estar viéndolas siempre por el derecho! La bebida contribuye a esta inversión relajando los quicios rígidos en que se encajan las cosas ordinarias.
El sinsentido sale a manos llenas de las fiestas, carnavales, juergas, orgías. También, de mirar unas cosas en términos de otras y hasta reducirlas a estos términos. El pintor anda viendo cuadros en todas partes; el novelista anda viendo novelas. Los jueces miran al mundo desde su estrado y los sacerdotes desde su púlpito. De estas actitudes salen muchos sinsentidos. Los ingenieros piensan los problemas sociales en términos de válvulas de escape y resistencia de materiales; los doctores consideran que hay que someter a régimen el cuerpo social; los profesores piensan en la educación masiva de las masas. Para el economista todo es economía, para el político todo es política, para el dueño de un cabaret la vida es un cabaret, para el de un matadero, un matadero y para el cantante de tango, un tango. Probablemente nuestro mundo es todas estas cosas. Es de la reducción de donde resulta el sinsentido. Y no sólo en la forma popular del sinsentido literario, chiste, parodia, caricatura. ¡Ojalá fuera así! Hemos asistido en este siglo a la pretensión militante de reducirlo todo a lucha de clases, raza pura, nuevo régimen, liberación del hombre, con la consecuencia de emigraciones masivas, liquidaciones, guerras civiles, encarcelamiento de ciudades y pueblos enteros."

Edward Lear
El libro del sinsentido




Por el día pescamos, y por las noches permanecemos
En extensas playas desnudas de dorada arena.
Y cuando el sol va hundiéndose lentamente,
Y las grandes paredes de roca se tornan oscuras y pardas,
Cuando el río púrpura corre rápido y tenue
y la Ibis de marfil, como si de estrellas estuviera cubierta,
entonces bailamos alrededor, ala con ala, etc.

Edward Lear





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