Epitafio

El muro en que escribieron los profetas
se está viniendo abajo aunque era fuerte.
El resplandor del sol sigue brillando
sobre los instrumentos de la muerte.
Cuando al fin cada hombre esté acosado
por tantas pesadillas, y al volverte
nadie ponga un laurel en la corona,
cuando el silencio ahogue los gritos más potentes

«confusión», se leerá en mi epitafio.
Aunque por sendas rotas yo me viera arrastrado
podríamos reírnos de haberlas reparado.
Pero, temo, mañana me encontraré llorando.
Sí, lo temo, mañana me encontraré llorando.

Por las puertas de acero del destino
han trazado del tiempo un sembradío,
regado por los actos de sujetos
que  por tanto saber son conocidos;
mortal amigo es el conocimiento
si no hay una regla que lo sustente.
El destino del hombre, ya lo veo,
ha terminado en manos de dementes.

«Confusión», se leerá en mi epitafio.
Aunque por sendas rotas me viera yo arrastrado
podríamos reírnos de haberlas reparado.
Pero, temo, mañana me encontraré llorando.
Sí, lo temo, mañana me encontraré llorando.

Peter John Sinfield
Traducción de Fernando G. Toledo



Islas

El litoral y el árbol están rodeados por el mar,
Las olas arrastran la arena de mi isla,
Mi puesta de sol se desvanece,
El campo y la ciénega sólo esperan que llueva.
El amor desgasta los altos diques
Que detienen la marea,
Grano tras grano.
El viento se desliza
Hacia mi isla.
El granito deslavado trepa hasta donde las gaviotas
Giran y revolotean,
Un grito triste sobre mi isla.
El velo de novia del amanecer, húmedo y pálido,
Se disuelve en el sol.
El tejido del amor es una madeja enredada por gatos,
Carrera de ratones.
Puñados de rosales se enroscan donde los búhos
Conocen mis ojos
Cielos violetas.
Toca mi isla, tócame.
Abajo, el viento se vuelve ola,
Paz infinita,
Islas que tocan manos
Bajo el mar del paraíso.
Los oscuros embarcaderos
Buscan hambrientos mi isla
Como dedos de piedra.
Las palabras perladas de los marinos se doblan
Y las boyas se esparcen en mi orilla,
Iguales en amor, suenan en círculos.
El litoral y el libre regreso al mar,
Las olas arrastran la arena de mi isla,
De mí.

Peter Sinfield










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