Kurdo

(fragmento)

[V404 CYG]

la vuelta en derredor, es decir,
mera tautología, la vuelta más bien afectada
por la normalidad o un andar en las nubes,
de perfil bajo, siendo; pero, el mismo y verdaderamente
nada, como una profundidad, una palabra que se repite,
la muestra más vulgar de obstinación,
por no dejar de ser menos secundario, lo que se dice
secundario: “gira en torno de verdaderamente nada”


[fragmento]

en el recelo deja su voz,
en la contención de su voz,
como una más que se despide
con fingido suspenso, eso dijo
cuando el ondulante blanco
se presumía cálido de madre,
de hermana, de calma,
como la calma, a medias
el elemento menos sobresaliente
de la foto familiar, supongamos,
que soy yo; el pasado, el de todos,
curioso desliz de poca monta,
del contacto que se duele se maldice
ya no aquí, sino en cualquier lugar,
sobre el pensamiento más audaz, huir;
pero no es nada, sólo otra forma
para sobrellevar la mediocridad,


[ii. conjetura:]

concepto, ruego, flor colmada de evanescencia: ave de paraíso, pausa; ahora lo sabes, no somos más una concentración de anomalías; seamos, entonces, todo lo que podamos


[por la mañana:]

acidulado, como la nulidad, cómo, a la deriva. Sin pensarlo mucho me agrada lo falto de, es algo interno, un desmoronamiento


[parcialidad]

como la gente que perdió
y se fue (Carlos Varela dixit)
sucede la conformidad
que contra su rédito
no imagina algo más grande que un rábano


[lectura de Levinas:]

hacia la periferia, bien podría imaginar, que ser un sujeto mezquino, que lo soy, a pesar mío, pero nunca del mismo modo; sin embargo, soy “benévolo”, sólo para emplear un cultismo innecesario

...

nadie volverá a ver mi rostro, por lo menos, en mucho tiempo –ahora lo sé, no hay nada más claro, lo sé, “Blake, Donne, Keats” como dijo Muriel Rukeyser, “then think”, ¿no? No. Qué le hago, las cosas son así, en eso consiste su profundidad, su admirable profundidad: Blake, Donne, Keats


[V404 CYG:]

como la mandíbula rota del boxeador anónimo, fractura del día, una más, no; es de pensar el mercurial destino de sparring, nada más óptimo que ser un costal de carne, sin gloria; mejor, la caída es menos dolorosa

Raúl Vázquez Espinosa


La altura vuelve en sí
(fragmentos)


En los claustros del alma la herida
yace callada; mas consume hambrienta
la vida, que en mis venas alimenta
llama por las medulas extendida.

Quevedo

SE VIDRIÓ la esquirla mortecina
en su trayecto de estructura troquelada.

Un cilanco ferino (próximo a la desesperación)
se ha vuelto crimen.

(¡—Quién supone
gritos en el aire sombroso!)

Lumínico temor. Personajes
que no se cuentan, no se observan, esos, intactos
asesinos que cohabitan con la asfixia.



Poética

[hacer nada:]

Hablar de la poesía es caer en el terreno de lo problemático. Es decir, si se me permite la expresión un tanto kitsch, la poesía es indefinible; ya que como dijo W. H. Auden: “Poetry makes nothing happen.” Si la poesía hace que nada suceda, cómo la definimos. Hacer nada es una práctica que no permite una especulación que lleve a buen puerto. La mera enunciación de lo poético como algo que no hace nada es sólo una aporía desquiciante. Que por otro lado, supongo, es irrebatible en su formulación. La poesía no es definible o no se puede limitar a los márgenes de una definición.

La poesía únicamente se hace. Por eso no hay definición posible. Más allá de esencialismos poéticos, para entender a la poesía no es menester formular una pregunta que indague sobre su concepto; la cuestión viene dada desde la propia creación poética: es —sin que pretenda definirla— un hacer que se desarrolla en los linderos de la expresión y la forma (robándome una idea de Josu Landa).

La poesía resulta una inflexión misteriosa: es hacer o un saber hacer nada; nada más (si esto se entiende como una definición, pues, qué bueno). Nada, digo, hacer nada. Ahí es donde el preguntar por la poesía se tuerce en su aviso con la carencia de toda significación.

Raúl Vázquez Espinosa







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