(la miope)

No es raro que me equivoque,
confundo las entradas con las salidas,
los ómnibus que se van
con los que vienen;
confundí incluso un amor
con el de otro,
pero me di cuenta enseguida,
por el olor de la loción para después de afeitar
o porque el abrazo
no era igual.

No es raro que me equivoque,
pero me gusta,
prefiero escuchar,
desenredar las voces,
porque salen del pecho,
colmena del alma,
y si me dicen
por qué no me pongo anteojos
respondo que la realidad hace tanto mal
que a veces es mejor
imaginarla.

Piergiorgio Viti


La respiración en el vidrio...

La respiración que en el vidrio se pierde
es de un tiempo que no deja escapatoria.
Mientras el mirar procede
como un bisturí entre invisibles heridas,
tú hablas, de espaldas. En los milímetros
o años que nos separan,
se escucha el espacio en blanco,
entre una palabra y otra.

Piergiorgio Viti



(Porto Recanati)

La marejada de ayer,
sin pudor, arrastró a la orilla
tarros tubos encendedores.
Hay incluso juguetes.

Y hay pantuflas
gastadas por la distancia que recorrimos
en espera de que alguno pueda venirnos a decir:
"Te extraño".

Y sobre una madera desgarrada por las olas,
las hormigas, en fila india,
por una grieta cenozoica
se bifurcan, instantáneamente, en épsilon,
inaugurando nuevos caminos, muy diversos,
como después de un big bang.

Piergiorgio Viti



Querría morir antes que tú
porque, lo sabes, no soportaría
la idea de quedarme solo
para ocuparme de tus agaves
y poner la mesa a la noche
para mí solamente

Corramos la carrera
de quién muere primero.
Yo podría contar las ovejitas
hasta el día
del sueño eterno,
o bien podría morir
una tarde de lluvia
como esta
o ahogado en un charco
o en un vaso de agua
en momentos difíciles.

Tú quizá
no estarías en paz,
me buscarías entre las sábanas
de nuestra cama desecha,
o detrás de las cortinas
de ciudades remotas...

Entonces no,
sigamos así,
viendo el noticiero de las ocho,
preguntándonos cuándo vendrá el calor,
mirándonos a través del vidrio
de los vasos
durante los aperitivos
y en los días más tristes
tengamos una cita.

Piergiorgio Viti



Tú, detrás de la ventana...

Tú, detrás de la ventana,
con la luz de la terraza
encendida,
escrutabas algo en la oscuridad.
Perdido entre la vajilla en la cocina,
te dejaba hacer
en esa luz tenue
que te inmaculaba,
te desvanecía un poco la cara
extraña, venida
de otras dimensiones. De otras luces
de planetas remotos.
Entonces, "¿qué estás mirando
allá afuera", te pregunté
mientras hacía resplandecer
los óvalos de los vasos,
y tú, casi en silencio zen,
"un geco", susurraste.
Un geco.
Toda la noche mirando
entre las hojas de la albahaca
y de la gardenia
un geco, con la prehistoria
viva en sus escamas,
en sus ojos de poseído...
Y ahí, ahí te quedaste,
para que algo se hiciese realidad,
para que la prehistoria,
al menos por un momento,
pudiera atravesar
la pompa de jabón de tu presente.

Piergiorgio Viti



















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