AL – MANISI

Celindos
Yerbaluisa
el pálpito
del aire
el remanso
del río
madreselvas
alondras
las fontanas
aljibes
la brisa
en los naranjos
el coro
de la tarde

Al – Manisi
cierra los ojos

mira.

Reinaldo Jimenez Morales



HAMDA BINT ZIYAD

En esta tierra calcinada espero
- hace diez siglos ya -
las lluvias generosas y el frescor
de un río que nos brinde
una música helada
y una sombra extensa
donde posar la vida.
Diez siglos hace ya
por huellas desandadas
con una dócil voluntad de piedra,
y apenas el silencio
y sobre todo olvido.
Perdura en esta luz inhabitable
mi muerte milenaria y sucesiva.
Hace diez siglos ya
y todo es espejismo de la sombra.

Reinaldo Jimenez Morales


IBN LUBBAL

He dejado mi voz en los olivos.
Como corceles mis palabras vuelan
por el alba nocturna de las hojas.
Después de todo se regresa a un tiempo
huero de himnos donde se descifra
el relámpago azul de la hermosura
o la oscura proclama de la muerte.
Dejadme aquí por siempre y a pesar
de los siglos, a solas y abolido
de mármol y cipreses . Y vosotros
sabed, los venideros, que en el sabio
olivar esta voz queda, ya último
y eterno veredicto.

 Reinaldo Jimenez Morales



El sueño

A media noche abría las puertas de una casa
y penetraba en una sucesión
de idénticas estancias. Advertía
presencias invisibles y era terrible el miedo.
Más tarde convocaba mi sueño otros fantasmas,
máscaras, voces, sombras detrás de cada puerta.
Yo crucé aquella casa, a solas, muchas noches,
sus estancias siniestras... Y es ahora,
al cabo de los años cuando vuelven,
revelación acaso, los signos de aquel sueño:
entiendo que la casa que con temor cruzaba
era mi propia vida y que aquellos fantasmas
de la niñez son hoy estos que con asombro miran
los muros de mi casa, la tenue luz que pongo
a su menor descuido, la música, las flores
que mitigan mi miedo.

Reinaldo Jimenez Morales


La vida

Mírala sin tristeza.
Está escrita en el agua y se te otorga
esa dicha final de contemplarla.
Esa imagen que brota de la hondura
es tu imagen, aunque te cueste a veces
reconocerte en ella.
Sé que todo es extraño y sé que al tiempo
de mirarla también se desvanece.
No pongas vano empeño en retenerla.
Fluye, como el mar fluye, y te devuelve
en tu mirada todas las miradas
de aquellos que una vez
te precedieron y que hoy
se resumen en ti.
Otra tarde vendrán,
al transcurrir del tiempo, otros ojos y en ellos,
desde dentro del agua te verás reflejado.
Mírala sin tristeza,
y pon flores que viajen más allá
de la sombra.

Reinaldo Jimenez Morales


Los amantes

Cómo podrá perderse en el confín
del tiempo este momento,
contra qué oscuridad se romperá
su luz, qué lejanía
lo borrará por siempre y de qué modo.
Ahora estás desnuda y en el cuarto
en penumbra tu cuerpo desbarata las sombras.
Quizá un dios nos contemple
desde su cima umbría que se haga de la luz
que del amor nos roba y en su fe
aguardemos acaso esa limosna amarga
de este instante que huye:
haber sido dichosos en el amor del otro.
Qué esta lumbre de ahora en su ser
permanezca. Qué solamente sea
ofrenda nuestra carne para su eterno fuego
y que esta luz se salve
de su impiedad oscura.

Reinaldo Jimenez Morales













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