1
Las patas de mi perro están hechas de un arte grácil: su belleza es el aire de la forma. Las patas de mi perro son hermosas como este poema que escribo, si este poema que escribo llega a ser tan hermoso como las patas de mi perro: las patas de mi perro cantan; mi poema, a veces, late. Las patas de mi perro son como versos de Esenin: pasea en su andar, si se escucha bien, una melodía. 


2
Tiene mi perro un estilo de pasear que lo distingue, un paso fluido que despierta la admiración de la gente, un ir plácido por las aceras que da gusto mirarlo, un vagar distraído que dan ganas de seguir su rastro; su andar pisa entre más firme más suelto, su trote queda en el aire después de que pasa, su correteo da vueltas en redondo y pone a girar las calles. Se escucha, en lo que escribo, su paso. Con quiebres de gozque, sin lazo de atar, va mi perro en su paseo de olores. 

   
3
El poema camina según el perro que lo pasee. Mi poema, por ejemplo, apenas puede poner su paso, difícilmente encuentra su cadencia, su estilo propio de andar la calle, si sale de ronda con mi perro. Son las patas de mi fiel amigo las que ponen el ritmo, el movimiento que le da porte a la forma, las patas de mi perro caminero las que marcan los acentos y las pausas, las que dejan su rastro en la andadura del verso. Escuchen, escuchen bien: pisa mi perro la melodía que me escribe.

Robinson Quintero
El poeta da una vuelta a su casa



Caminar es ya tener una casa
Escribir es ya tener una casa.

Robinson Quintero




El poeta da una vuelta a una piedra

El poema es según quien lo camina

Un poema de Keats
por ejemplo
pasea con un espíritu suspendido
en la sensación de lo efímero

Mientras camino y pateo una piedra
calle arriba un trozo de piedra
me digo:

si Keats pateara esta piedra
es probable que en un punto de su travesía
apuntara en su cartera

¿es esta piedra una visión 
o un sueño de vigilia?

Keats -según Byron-
cuando salía de ronda con las calles
era también inasible
casi repentino

Un hombre demasiado flaco
con una piedra en el bolsillo
sin que la piedra le impidiera caminar

Robinson Quintero Ossa



Hombre que pasa

El hombre que pasa y es sólo una mirada
¿de qué lugar viene
qué amigos frecuenta
por cuántos hijos ríe
de cuántos muertos vuelve?

El hombre que pasa y es sólo un gesto
¿qué oficio desempeña
qué moral defiende
a qué edad marcha en este intrincado camino
de mañana?

Yo lo veo seguir sin saludarme
sin despedirse
confundiéndose entre la gente después de ser yo
         para él
lo mismo:

el hombre que pasa y es sólo una mirada

Robinson Quintero



Pasajero

El que es pasajero y nunca emprendió viajes
a esos lugares de donde llama
su alma
viaja ahora en este poema

Robinson Quintero



Pintura con pájaro

Todo el color del lienzo es nieve.
Nieve sobre las cumbres, por las colinas, en los bajos tejados de la casa solitaria.
En el camino que se curva y que nadie recorre, nieve.
Y en el recodo de un río un árbol pelado de hojas sostiene apenas sus varas.
Y sobre una de las varas una pequeña mancha roja.

Robinson Quintero



Poema con naranjas

para Luz Eugenia Sierra

Las naranjas en el aguacero
perladas de resbalosas gotas
como suspendidas en la bruma

No pierden su llamarada

Más amarillas irrumpen en el verde
en las húmedas varas
en el color del agua

Me acojo a su alegría que escampa
Amo este sol entre la lluvia

Robinson Quintero


Poesía en el cuarto

Una leve brizna de hierba me acompaña
sólo ella para la noche
suspendida en un jarrón sobre la mesa
Miro su verde pelusa
el frágil tallo que se balancea
su misterio sin perfume
          sin ostentación
que nada diría en el tramado de los pastizales
Sin embargo vela conmigo
lleva la fatigosa soledad liviana
esta leve brizna de hierba
suspendida en un jarrón sobre la mesa

Robinson Quintero


Sin amor

Camino por los baldíos de la ciudad
me complazco con el ruido de las hojas
silbo a los pájaros
espanto a las palomas

Sin amor canto en medio del mundo como en el centro
de un solar antiguo
traigo otra vez a casa mis afanes
miro desde mi ventana las horas
permanezco
persevero
doy de comer a las palabras

Robinson Quintero



“Soy un poeta de la intemperie. Como soy un poco claustrofóbico, para mí no hay sitios cerrados. Y eso trato de aplicarlo de una manera u otra a mi escritura: como un lugar abierto y lleno de posibilidades.”

Robinson Quintero
















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