A la muerte de I. B.

Aquí viviste en otros tiempos, eras alumna de últimos cursos,
y no hace mucho que voluntariamente has muerto.
Como, probablemente, de mala manera debe hacer tic-tac el silencio,
si a una bella mujer la vida deja de serle grata.
Originario de aquí, de mediana edad, así, tal cual,
en busca del frío que me recorre la espalda visito tu portal.
Y si me lo gasto todo en rosas, las llevo al cementerio,
dejo caer, como es costumbre, una lágrima ebria...
¿No era yo quien trepaba hasta tu ventana por celos, por rencor
por el estruendoso desagüe que se alzaba hacia el cielo?
Qué bueno es ser joven, joven y completamente ebrio entre el humo -
¡un cuarto de siglo, un cuarto de siglo desde mis estériles hazañas!
Por la voz, por la forma de los ojos más de una vez he creído verte entre la multitud,
siempre me equivocaba, no me equivoco únicamente ahora,
no he oído mal - "muerta". La cabeza me da vueltas.
Jamás me quisiste, pero estabas viva.
¡Quién se pondría en pie, apoyando su cabeza contra el fondo,
haciendo fuerza, para que de golpe la muerte acontezca, sí que salga toda!
¡Hay que resucitar, pues resucitemos! Se yerguen mi padre y mi madre.
El amigo Soprovsky vuelve a la vida, incita a empinar el codo.
Tomamos "andropovka", el primer trago es como una estaca como-
un nudo en la garganta, como el estilo de Slutski y como el verso de una chastushka.

Así, borrachos de felicidad, por la muerte curtidos,
en el noticiario en blanco y negro vuelven de la guerra.
Se acrecienta el traqueteo de ruedas y el alma se lanza a la calle sin mirar atrás.
En la estación tocan una marcha — la música cegada por las lágrimas.
Y aquí estás tú - una de ellos. Por un instante nos ves a los dos,
envías a freír espárragos a quienes te idolatramos.
Te veo a través del tumulto como eras antes, la de nadie,
en silencio, marchando directamente hacia tu juventud.
Pues bien, vete, vete. Todo lo malo queda atrás.
Y a partir de ahora, cabe pensar que todo lo bueno está por venir.
Como en otros tiempos ponte al lado de la ventana de la escuela.
Tu nombre y apellido de soltera los pronunciará el silencio.

Serguéi Gandlevski



Bajo por la escalera

Bajo por la escalera
y blasfemo entre dientes.
A la niña gorda de abajo
le hago una carantoña.

Sin duda, con el descenso
se me carga la cabeza,
no debería haber bebido sin probar bocado:
¡qué costumbre más rusa!

El sol se oculta tras la nubécula.
Bobik corre detrás de Zhuchka .
La abuela le insiste a la nieta:
venga saluda al señor con la manita.

Serguéi Gandlevski



Como eras antes

Aquí viviste en otros tiempos, eras alumna de últimos cursos,
y no hace mucho que voluntariamente has muerto.
Como, probablemente, de mala manera debe hacer tic-tac el silencio,
si a una bella mujer la vida deja de serle grata.
Originario de aquí, de mediana edad, así, tal cual,
en busca del frío que me recorre la espalda visito tu portal.
Y si me lo gasto todo en rosas, las llevo al cementerio,
dejo caer, como es costumbre, una lágrima ebria...
¿No era yo quien trepaba hasta tu ventana por celos, por rencor
por el estruendoso desagüe que se alzaba hacia el cielo?
Qué bueno es ser joven, joven y completamente ebrio entre el humo.

¡Un cuarto de siglo, un cuarto de siglo desde mis estériles hazañas!
Por la voz, por la forma de los ojos más de una vez he creído verte entre la multitud,
siempre me equivocaba, no me equivoco únicamente ahora,
no he oído mal - "muerta". La cabeza me da vueltas.
Jamás me quisiste, pero estabas viva.
¡Quién se pondría en pie, apoyando su cabeza contra el fondo,
haciendo fuerza, para que de golpe la muerte acontezca, sí que salga toda!
¡Hay que resucitar, pues resucitemos! Se yerguen mi padre y mi madre.
El amigo Soprovsky vuelve a la vida, incita a empinar el codo.
Tomamos "andropovka", el primer trago es como una estaca como
un nudo en la garganta, como el estilo de Slutski y como el verso de una chastushka.

Así, borrachos de felicidad, por la muerte curtidos,
en el noticiario en blanco y negro vuelven de la guerra.
Se acrecienta el traqueteo de ruedas y el alma se lanza a la calle sin mirar atrás.
En la estación tocan una marcha — la música cegada por las lágrimas.
Y aquí estás tú - una de ellos. Por un instante nos ves a los dos,
envías a freír espárragos a quienes te idolatramos.
Te veo a través del tumulto como eras antes, la de nadie,
en silencio, marchando directamente hacia tu juventud.
Pues bien, vete, vete. Todo lo malo queda atrás.
Y a partir de ahora, cabe pensar que todo lo bueno está por venir.
Como en otros tiempos ponte al lado de la ventana de la escuela.
Tu nombre y apellido de soltera los pronunciará el silencio.

Serguéi Gandlevski



Con emoción acostumbrarse al ladrido

Con emoción acostumbrarse al ladrido,
Al gorjeo y al canto de las ranas, mientras
Una hermosa estrella, cuyo nombre me es desconocido,
Brilla en el jardín.
Mirar, borrando la cortina, como el agua
Enrolla algas en la estaca,
Por el banco de arena dispersa al cardumen
E hincha las redes.
Con la vida venidera, pasada y presente
Cualquier minucia tímida se alumbra
—Revoloteadora, amarillenta, murmuradora-.
A todo disparate se le tiene fe.
No me desgarres el corazón, aun sin esto
Con los años me hice en exceso sentimental.

Serguéi Márkovich Gandlevski



Cuando yo vivía en este mundo

Cuando yo vivía en este mundo
Y aspiraba su aire,
Y cometía estos actos,
Los otros, no los cometí;
Cuando guardaba silencio y decía sandeces,
Despilfarraba y acumulaba,
Me armaba de valor, parloteaba, lloraba,
Nada conservé;
Pero ahora, que estoy muerto
Y me transformé en la materia,
Nadie —ni Kierkegaard ni Buber—
Pueden explicarme para qué
—No logra entenderlo mi razón—
Y cómo decirlo, porque
Yo vivía y en mi propia cama
De un sobresalto me paraba
En la penumbra de la noche…

Serguéi Gandlevski









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