"Alguna vez le dije a mi hija pequeña que el mar no es una pileta, en el mar no hay que dejarse llevar sino que hay que luchar contra las olas, no perder el equilibrio. De eso se trata escribir poesía, de esa fuerza."

Selva Dipasquale




Amoladora *

Blandura eterna
contraposición de acero
perforación al infinito de las lesiones del aluminio
que no se pueden reparar.

De eso se trata
de que las personas vuelvan
con su vajilla desalineada
y dormir tranquilo por haber dado
un consejo: Hasta acá se puede, más de acá no.

Aquí hay
taladros
pinzas de precisión
destornilladores
una amoladora para pulir
con un cepillo especial
pastas y paños.

Ahora los chicos ¿hacen o miran?

Restaurar es creer que las cosas tienen alma
un mango nuevo y cómodo puede evocar sin mañas
a una persona que no está.
¿Por qué una madre se acostumbra
a la madera resquebrajada de un cuchillo
a que le falte una pieza y corte igual
a imantar a los comensales a la mesa con una parte ausente?

El corazón de un hijo lo quiere sano.

Devolverle su chispa a las cosas como si las hiciera para mí
me acuerdo de una señora
que tenía que pulir una cacerola para la madre
y quedó muy agradecida por mi trabajo.

Frotar cada mañana lo cotidiano
es una manera de vivir en Villa Santa Rita.

* Entrevista a Julio César Trebino (52). Restaurador de cacerolas y cuchillos.

Selva Dipasquale



Anudo el alma a las sombras
camino.

El sol se detiene en el
duro corazón
de la simetría.

Puntos de luz.

Lo que acaricio
se derrite.

Selva Dipasquale



El amor continúa: alguno seres
urgen su paso, se entrechocan
en abrazos leves, patinan
en un mapa iluminado
se diluyen para no morir
por aplastamiento.

Selva Dipasquale



En los pétalos
de las alegrías
del hogar
drena
delicadamente
el sufrimiento
del mundo.
Se está formando
un río caudaloso
y en el fondo
escaleras
de pequeños
cristales.
A cada instante
el paisaje vibra
de un modo
diferente
casi imperceptible.
En los pétalos
de las alegrías
del hogar
drena
delicadamente
el sufrimiento
del mundo.

Selva Dipasquale



Lágrimas de ácido en el hueco de la memoria.
Raspar, raspar, raspar
pero nada, nada, nada.
Círculos de leche petrificados.
Los fantasmas no tienen
base de sustentación
sí talento para enroscarse
a las raíces oscuras de la hiedra.
Picar, golpear, destruir
encontrar la melodía
del frío de la noche.

Selva Dipasquale



Saltos y desprendimientos

Si nos batiésemos a duelo
los huevos
que están en la heladera
elevarían
sus espíritus santos.
Cada uno desde su trinchera
hasta transformarse
y hacernos ver
Los Molinos del Ultimo Sueño*.


*Los sueños, de Akiro Kurosawa: la violencia de lo
calmo y los cristalino.

Selva Dipasquale


Tijera *

Un peine perfora la tierra
y crea un túnel que une un país con otro
a través de un cuerpo
la esperanza de Cristina
llegar para estudiar
encontrar trabajo
construir una familia.

¿Cocinar o peinar?

De lo que se trata siempre es de elegir
el oficio menos esclavo.

Ella pasa muchas horas
inclinada sobre cabezas
que acurruca entre sus manos.

Y después sueña que tienen hebillas, pelucas, ruleros
acomodadas aleatoriamente sobre un modular
le cuentan cosas que nunca le contaron a nadie.

Sólo una vez tuvo miedo
manchó a un chica haciendo reflejos con papelitos.
Hasta que su asistente le contó:
Toda cosa tiene su secreto
y bueno, le dijo cuál era y al día de hoy no paró más.
A veces quiere que la gente se deje el pelo suelto
se abrirían caminos desmechados, de colores fuera de muestrario,
    iluminaciones expansivas.

* Entrevista a Cristina Filosi (56). Peluquera.

Selva Dipasquale





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