Ángeles

Tienen pocos usos. Sirven sobre todo como objeto de martirio.
A ningún gobierno le preocupa lo que haces con ellos.

Como pájaros, y sin embargo tan humanos…
Se aparean mirándose mutuamente por un instante.
Sus huevos son como caramelos de goma blancos.

A veces se dice de ellos que impulsan al hombre 
a hacer con su vida más de lo que esperaba.
Pero ¿qué es lo que tiene que hacer un hombre con su vida?

… Arden maravillosamente con una llama azul.
Su llanto es como el chirriar de un gozne diminuto;
como el grito de un murciélago. Nadie lo oye.

Russell Edson



Antimateria

Al otro lado de un espejo hay un mundo inverso, donde el loco se vuelve cuerdo; donde los huesos surgen de la tierra y se alejan hacia el primer légamo del amor.
Y por la tarde el sol recién está saliendo.
Los amantes lloran porque son un día más jóvenes, y pronto la infancia les arrebata el placer.
En semejante mundo hay mucha tristeza, la cual, por supuesto, es alegría...

Russell Edson


Contando borregos 

Un científico tiene un tubo de ensayo lleno de borregos. Se pregunta si debería intentar encogerles su pastura. Son como granos de arroz. Se pregunta si es posible encoger algo hasta la inexistencia. Se pregunta si los borregos estarán conscientes de su pequeñez, si tendrán algún sentido de la escala. Quizá creen que el tubo de ensayo es un establo de vidrio... Se pregunta qué debería hacer con ellos; sin duda tienen menos carne y lana que los borregos ordinarios. ¿Ha reducido también su valor comercial? Se pregunta si podrían ser usados como sustituto de arroz; una especie de arroz lanudo. Se pregunta si no debería frotarlos entre los dedos hasta volverlos una pasta roja. Se pregunta si se estarán reproduciendo, o si alguno de ellos habrá muerto. Los pone bajo un microscopio y, contándolos, se queda dormido...

Russell Edson



El Padre de los Sapos

   Un hombre acababa de asistir el parto de un sapo de la axila de su esposa. Lo sostuvo por sus piernas y le dio un chirlo.

   ¿Lo amas? dijo su esposa.

   Es nuestro hijo, ¿no?

   ¿Eso significa que no puedes amarlo? dijo ella.

   Ya es bastante difícil amar a un sapo, pero cuando resulta ser tu propio hijo entonces la repugnancia se da sin ninguna tierna inhibición, dijo él.

   ¿Quieres decir que no te gustaría llamarlo George Júnior? dijo ella.

   Pero ya llamamos así al otro sapo, dijo él.

   Bueno, quizás podríamos llamar al otro George Sénior, dijo ella.

   Pero yo soy George Sénior, dijo él.

   Bueno, quizás si te escondieras en el ático, para que nadie necesitara nombrarte de ninguna manera, no habría ninguna dificultad en llamarlos a ambos George, dijo ella.

   Sí, si nadie me habla, entonces ¿qué necesidad tengo de un nombre? dijo él.

   No, nadie te hablará por el resto de tu vida. Y cuando te enterremos pondremos El Padre de los Sapos en tu lápida.

Russell Edson



El piloto

En lo alto, una ventana sucia en una habitación oscura es una estrella que un anciano puede ver. La mira. Puede verla. Es la estrella de la habitación; una peca eléctrica que ha caído de su cabeza y se ha clavado en la suciedad de la ventana.
El anciano piensa que esa estrella puede guiarlo. Piensa que puede usar el respaldo de una silla como el timón de una nave y conducir su habitación a través de la noche.
Se dice a sí mismo ¿tienes miedo, valiente capitán?
Sí, tengo miedo; no soy tan valiente.
Sé valiente, mi capitán.
Y toda la noche el anciano conduce su habitación a través de la oscuridad.

Russell Edson



"El poema es la experiencia."

Russell Edson



El suelo

El suelo es algo contra lo que tenemos que luchar.
Aunque parezca una mera plataforma para que el ser humano adopte una postura, es ese lugar al que los hombres caen.
No estoy mareado. Me elevo como una torre, como un faro; el pálido rayo de mis sentidos fluye de mi rostro.

Pero si me marease me estrellaría contra el suelo; mi rostro daría contra él; mi atención sangraría entre sus grietas.

Querido lugar horizontal, no quiero ser una alfombra. No tires de la difícil cabeza, del oscilante bulbo de espanto y sueño.

Russell Edson



"Escribir, para mí, es la diversión del descubrimiento."

Russell Edson


La razón por la que el hombre armario nunca está triste

Ésta es la casa del hombre armario. No hay habitaciones en ella, sólo pasillos y armarios.
Las cosas ocurren en habitaciones. A él no le gusta que ocurran cosas… Armarios… se saca cosas de ellos, se guarda cosas en ellos, y no pasa nada.

¿Por qué tienes una casa tan rara?

Soy el hombre armario, puedo ir y venir, y nunca estoy triste.

Pero ¿por qué tienes una casa tan rara?

Nunca estoy triste…

Russell Edson



Las marionetas de amos lejanos 

Un pianista sueña que es contratado por una compañía de demolición para destruir un piano con sus dedos... El día del concierto de la demolición del piano, mientras se arregla, se da cuenta de que en su jardinera una mariposa molesta a una flor. Se pregunta si debería llamar a la policía. Piensa entonces que quizá la mariposa solo sea una marioneta manipulada desde la ventana de arriba por su amo. De pronto, todo es hermoso. Comienza a llorar. Entonces otra mariposa empieza a molestar a la primera. Y de nuevo se pregunta si no debería llamar a la policía. Pero tal vez sean marionetas en forma de mariposas. Él piensa que lo son, de amos rivales que observan cuál de las mariposas puede molestar más a la otra. Y todo esto está sucediendo en su jardinera. El Plan Cósmico: Amos Lejanos manipulando a Amos Menores, quienes, a su vez, lo están manipulando a él... ¡Un universo urdido con hilos! De pronto, todo es tan hermoso; la luz es diferente... ¡Algo acerca de la luz! Comienza a llorar. 

Russell Edson



Los caballeros en el prado

Algunos caballeros están flotando en el prado sobre la hierba amarilla. Parecen sostenerlos en el aire aquellas maravillosas florecitas azules que crecen allí junto a aquellas rocas.
¿Es posible que hayan venido flotando desde ese cementerio cercano?
Se alejan un poco cuando el viento sopla.
Las mariposas aletean a través de ellos.

Russell Edson



Los filósofos

Pienso, luego existo, dijo un hombre, y de inmediato su madre le dio un golpe en la cabeza diciendo le doy un golpe en la cabeza a mi hijo, luego existo.
No, no, lo entiendes todo mal, gritó el hombre.
Entonces ella le dio otro golpe en la cabeza y gritó luego existo.
No es así, no es así; se supone que tienes que pensar, no dar golpes en la cabeza, gritó el hombre.

…Pienso, luego existo, dijo el hombre.
Doy golpes en la cabeza, luego ambos existimos, el que los recibe y el que los da, dijo la madre del hombre.
Sin embargo, llegados a este punto el hombre había dejado de existir; inconsciente, ya no podía pensar. Pero su madre sí podía. Entonces pensó, luego existo, y luego soy mi hijo inconsciente, aunque él no lo sepa.

Russell Edson


Muerte de una mosca

Érase una vez un hombre que se disfrazó de mosca y fue por el vecindario depositando sus excrementos.
Bueno, algo ha de hacer, ¿no? le dijo alguien a alguien.
Por supuesto, le dijo alguien a alguien.
Entonces, ¿a qué viene tanto protestar? le dijo alguien a otro alguien.
¿Y quién protesta? Yo sólo digo que si no se baja de la pared de ese edificio la policía le disparará.
Ah, eso, por supuesto, no hay nada más atractivo que una mosca muerta.
Me encantan las moscas muertas, el modo en que me recuerdan a los individuos que han encontrado su destino.

Russell Edson



"No trabajo con ideas preconcebidas sobre la realidad, busco la lógica de la realidad."

Russell Edson



Nubes 

   Un esposo y una esposa treparon al techo de su casa, y cada uno en los extremos de la cima se paró enfrentado al otro al tiempo que las nubes se formaban y reformaban.

   El esposo dijo, ¿hacemos clavados hacia atrás, y entramos flotando por las ventanas hasta llegar a besarnos en una habitación central?

   Estoy parada en el fondo de un bote dado vuelta, dijo la esposa.

   El esposo dijo, ¿debería dar un salto mortal a lo largo de la cima del techo y subir por tus piernas y atravesar tu vestido por el escote para besarte?

   Soy una estatua de techo en un templo en el sueño de un arqueólogo, dijo la esposa.

   El esposo dijo, bajemos ahora y hagamos lo que se hace para traer a otro al mundo.

   Mira, dijo la esposa, las nubes eternas.

Russell Edson



Otoño

Érase un hombre que encontró dos hojas y entró en la casa sosteniéndolas con los brazos extendidos y dijo a sus padres que era un árbol.
Ante esto ellos dijeron entonces ve al jardín y no crezcas en la sala o tus raíces arruinarán la alfombra.
Él dijo estoy bromeando no soy un árbol y dejó caer las hojas.
Pero sus padres dijeron mira es otoño.

Russell Edson




Rata 

   En una choza en la pared había un árbol en una ventana. Pero aquí vivía una rata. Una rata no es lo suficientemente alta como para ver un árbol desde una ventana, tanto que una rata debe salir por completo y decir, veo un árbol.

   Ahora en donde estaba la rata un hombre estaba. Donde estaba un hombre una rata iba a estar. Nadie dijo, hola rata, porque nadie dijo, hola.

   La cola de una rata es la cola de una rata. La cola de una rata es arrastrada por el arrastrador que es la rata. (Las ratas viajan en bote que es mucho mejor que nadar, y las buenas comidas se tienen en el mar).

   Es solitaria, pero una rata está ocupada siendo una rata. Cada día la rata se constituye en una rata.

   En las proximidades la luna se veía si algo decidía nombrarla. La ventana fluye hacia el piso en un rayo de luna. Tiempo en luz plateada.

   ¿Una rata actúa por todas las ratas? Una rata arrastra una cola, por todas las ratas, hacia una polilla muerta que está muerta como todas las polillas lo están o estarán, y se come la polilla, sus alas y antenas…

   Una rata no es una rata a menos que una rata salga de sí misma y vea una rata. Y aún entonces una rata puede decir: soy Ana María, la hija del hombre.

   Una rata no tiene posibilidad de ser una rata, hasta que el gran Dios diga, levántate rata, tú eres una rata; tú has venido para ser lo que tú misma te nombras después del nombre que te doy…

Russell Edson



Un Bigote Rojo 

   Una mujer pesada con un palo de amasar dijo, soy el rey.

   Una mosca arribó a su nariz. Ella golpeó a la mosca en su nariz con su palo de amasar. No molestes a su alteza con trivialidades, dijo, mientras la sangre de su nariz formaba un bigote rojo.

   Querida, dijo su esposo, tienes un bigote rojo.

   La mujer que es rey retrocedió.

   Su esposo miró su bigote rojo.

   La mujer que es rey se adelantó.

   Su marido miró su bigote rojo y dijo, querida, ¿qué onda con el bigote rojo?

   Soy rey de todo, dijo ella, soy el Rey Mama.

   ¿Y el palo de amasar, queridísima? dijo él.

   Es el cetro de la brutalidad, dijo ella.

   ¿Y el delantal y el pelo en su grasiento rodetito? dijo él.

   Es la fortaleza y la imagen que la gente temerá, dijo ella.

   ¿Y el bigote rojo, tan extravagante en una ama de casa gorda de mediana edad? dijo él.

   El bigote rojo al que te referís constantemente es el símbolo de mi mandato, el cambio de género, el golpe auto infligido, el vello secundario de mi virilidad, el fin de mi menopausia, el retorno de mi virginidad, la menstruación cerebral de mi nariz en lugar de mis partes bajas…, dijo ella.

   Pero ¿qué hay acerca del bigote rojo? dijo él.

   Si realmente tienes que saberlo maté a una mosca en mi nariz con un palo de amasar, dijo ella.

   No, no lo hiciste, está volando por el techo, dijo él.

   Oh mira, está sobre tu cabeza, dijo ella.

   Pará, gritó él.

   Debo matarla, dijo ella.

   No, no lo hagas, gritó él.

   Se pondrá en mi nariz, dijo ella.

   Oh por favor limpia la sangre de tu cara y cocina la cena, gritó él.

   Oh oh oh, lloró ella, no sé qué hacer. Oh oh oh…

   Lava tu cara, dijo él.

   No, eso no es hacer algo, oh oh oh, lloró ella.

   Bueno ¿qué pasa, de repente, con ese bigote rojo? dijo él.

   Oh quiero ser amada más que todas las cosas, oh oh oh…, lloró ella.

Russell Edson



Una piedra no es nadie

Un hombre tendió una trampa a una piedra. La atrapó. La hizo prisionera. La metió en una habitación a oscuras y la vigiló durante el resto de su vida.
Su madre le preguntó por qué.
El respondió, porque está en cautividad, porque es la prisionera.
Mira, la piedra duerme, dijo ella, lo cual hace que no sepa si está en un jardín o no. La eternidad y la piedra son madre e hija; eres tú el que envejece. La piedra sólo está durmiendo.
Pero la atrapé, madre, es mía por derecho de conquista, dijo él.
Una piedra no es de nadie, ni siquiera de sí misma. Tú eres el conquistado; eres tú quien tiene que ocuparse del prisionero, que eres tú mismo, porque tienes miedo de salir, dijo ella.
Sí, sí, tengo miedo, porque nunca me has amado, dijo él.
Es verdad, porque siempre has sido para mí lo mismo que la piedra es para ti, dijo ella.

Russell Edson


"Una rata no es una rata a menos que una rata salga de sí misma y vea una rata."

Russell Edson



Una zoografía

Un hombre tenía una manada de elefantes en miniatura. Eran como bolitas grises de goma de mascar; su barritar como el silbido de una tetera...
Además, tenía una caja de vacas en miniatura. Cuando al atardecer mugían era como si maullasen gatitos...
Le gustaba hacerlas salir en estampida sobre su cama...
En su armario, una polilla gigantesca del tamaño de un enano...

Russell Edson












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