Aquella noche de verano

Teníamos frío en aquella noche de verano; nos
abrazamos y hablamos de las lluvias. De las lluvias 
     /que caían
a torrentes. Caían como si el propio cielo cayera 
     /sobre nosotros.
Caían en gotas enormes que luego desaparecían para siempre.
Con ellas nos empapamos hasta los huesos.
Y hoy estamos en lo seco.
Pero hay gotas que nunca dejaron de caer.
Aunque son muy pequeñitas, tan pequeñitas que aun
    /hoy no las vemos.
Todavía caen y caerán por mucho mucho tiempo aún.
En realidad cayeron siempre.
¡Oh, si pudiéramos resistir!
Y evitar la ruina del tiempo en la que caeremos un día y
desapareceremos en alguna primavera ajena.
Dejando apenas un aroma de otoño caído hace mucho
   /tiempo.
Hablamos de las lluvias y nos empapamos ese verano.
Toda la noche, juntos, pegados uno al otro, gota a gota.

Vinko Kalinić 



Balada sobre la flor maloliente

La encontré sin número de veces
y cada vez me conmueve su
espeluzada belleza de todos colores,
igual como su triste cuento sin contar,
sobre como la gente trata
y nombra las cosas.

En todo pedacito de tierra
- dicen – ¡crece por todas partes!
Y por eso
la gente la llama:
¡geranio!

Como queriendo burlarse  
de su falta de exigencia.
De su sencillez.
De su terquedad
y voluntad
de la que de la nada
crea la vida.

Y ella no se llama.

Ella no necesita
nuestras palabras.

Ni nuestros nombres.

Crece en el silencio
entre montones y muros.
En frente y detrás de las casas.
Hasta y allá
donde la gente
echa el estiércol.

Brota.

Crece sola.
Sin nuestra atención
se vuelve toda una mata.
Algunas suntuosas flores  
florecen de un tallo.
Como queriéndonos decir:
¡ miren como soy!
Mis venas crecen del mismo corazón
de esta pobre y desnuda tierra.
(¡Tierra que ustedes ensuciaron
y que yo adorno, a su pesar!)
Ellas son más grandes, más profundas,
más savias y más fuertes
que vuestras palabras.

¡Y nombres!   
       

La encontré infinidad de veces
y cada vez me inclino delante de ella.    

Espontáneamente.

A veces y contra
mi voluntad.

Aunque así de paso.
Para apenas acariciarle
las hojas con la mano.
- ¡Hojas anchas y verdes,
llenas de jugo! Follaje que me
recuerda a manos abiertas,
ancianas, manos viejas
en las que se transparentan las venas.

Con ese gesto espontáneo, incontrolado
y completamente íntimo,
que de vez en cuando y a mí me parece
cómico - ¿entiende la flor
nuestros gestos? – como que le quiero
susurrar: ¡Lo sé! Lo sé!
Es injusto lo que hacen
aquellos que te han alejado de la tierra.

¿Entiende la gente el idioma de las flores?
Con su hediondez marcaron
un ser tan inocente.

Y a veces me detengo.

¡A propósito!

Y delante de todos
recojo de la mata
la flor más grande.  
(¡Pienso, esta es la más vieja! 
Y ya vivió lo suyo, así que
no se enojará mucho.)

¡La huelo!
De manera
que todos lo vean.

Su aroma
es de verdad suave.
Silenciosa.
Y leve.
Casi no se siente.
Y sus pétalos
caen por sí solos.

Como si  
se avergonzaran
del contacto
despiadado
de la gente.           

Vinko Kalinić 




Media canción

Me desperté esta mañana con media canción en mi cabeza
Yo recuerdo, soñé contigo - sí, esos eran tus labios
y manos! y  nariz! y oreja! - y yo podría escribir una canción
una canción absolutamente horrible, decente y apasionada
digamos, sobre un hombre que murió en su sueño, mientras te besaba
pero no sé cómo transfundir tus ojos en palabras,
esos ojos tentadores que me dividen en dos nuevamente,
a un mí que moriría por ellos
y a un mí que moriría sin ellos
- esos ojos, frente a la cual ninguna canción
será cantada hasta el final

Vinko Kalinić 



No sé la respuesta

me preguntas: ¿por qué te quiero? ¿ a ti, un ser que me es totalmente desconocido? ¿y no me preguntas cuán profundos son tus ojos? ¿ y cómo como ser viviente no sentir lo que arde en ellos? tan solemne. y tan cálido.

no sé la respuesta. sólo siento que nosotros dos nos entenderíamos muy bien.  aunque no pronunciaríamos ni una palabra. Sólo que reclines tu cabeza en mi pecho. desaparecería el mundo. y todo aquello que colecta con afán la gente vana. por lo que se pegan. y arrastran consigo como los condenados su maldición.

sin nada. y completamente desnudos. estaríamos parados mudos, encantados. conociendo. lo poco que es necesario para ser feliz. y como es mucho mejor eso poco dar que tomar. y así desapareceríamos. yaciendo uno en la sombra del otro. callando.  toda pregunta sería sin sentido. y todas las respuesta vanas. eso entre nosotros tragaría todo lo que fuimos una vez y lo que seremos alguna vez. lo que alguien alguna vez incorporó en la palabra. hasta que no desapareciéramos. completamente. dando el uno al otro el último pedacito de sí mismo. 

Vinko Kalinić 



Siempre será mía

Y el sol ese que se inclina ante ti
se hundirá en el océano de sus sueños,
en el azul profundo, en el mar sin fin.  

Y regresará de nuevo, solemne y nuevo,
entregado a alguien otro.

¿Y cómo no lo harán mis ojos ardientes
que suavemente bailan frente a ti
como sombras en la pared en la agonía de las velas?

¿Y existe algo más triste y conmovedor que el dolor
de los deseos prohibidos?

Sin embargo, puesto que eres más grande que el cielo
y todo lo que necesita mi alma,
sólo te digo: ¡Crece! ¡Crece!
- ¡Se completamente feliz!   

Que todo en mí sea vacío
y más triste que las flores marchitas,
aunque no exista la voz,
aún resuena el eco
del corazón roto:
siempre serás mía
aunque como una sombra
en el fondo de mi alma 

Alguna vez recordarás –
sobre una mesa gastada
llena de cosas olvidadas,
igual como siempre
se extenderán tus manos juguetonas
tiernas y llenas de luz.  

De frente, yo estaré parado
en tu sombra.

Me reconocerás en una,
desde hace tiempo
pero nunca del todo, derretida 
mancha de cera.   

Inmediatamente serás de nuevo
la más bella sobre la Tierra.
Ilimitada. Y toda parecida
a la lluvia cuando cae.
De repente del puerto
o ¿quién sabe de dónde?,
vacilante llegará el aroma de la primavera.

Y entonces, en tu aliento estaré más
de lo que había estado en cualquier otro lugar.

- !Eh, sí!

Ardía una vez y esta vela…

Vinko Kalinić 



¡Vamos!

Dame tu mano, ¡vamos! Partamos de esta banalidad
-es cierto, nunca volveremos a ser niños
con los rostros encendidos de descuido inocente
pero aún podemos ser personas
completamente extrañas y completamente diferentes
y sin embargo podemos evitar las carreteras
todavía podemos, todavía podemos…
todo lo que nunca podría ningún niño

dame tu mano, vamos! a la locura de vivir sin imaginación
caminemos en el silencio el rostro vuelto hacia el sol
seguiremos solamente su rastro y despareceremos
cuando él desaparezca por completo
donde el tiempo no se mida en horas de escritura
donde todo pierda el sentido que lo compone
de puro altruismo, ansiedad
y lo más íntimo de las creencias humanas

ven, dame tu mano, vayamos
nos quitaremos la máscara y seguiremos siendo
dignos de nosotros mismos
nos encontraremos sordos y desnudos
y escucharemos cómo se reproducen en silencio
las cosas imposibles que van a ser posibles
crearemos una nación y una religión
su pabellón será el cielo y la inquietud de tus ojos
y cantaré sin parar hoy y mañana
en silencio mientras cantan en el lugar
más sagrado la oración y
anunciaremos juntos

dame tu mano, vamos, vamos a partir de este idioma
dejemos la palabra en lugar de hablar
mejor hablemos con nuestros dedos palmeados.
el calor intenso de las palmas será reconocido
mejor que el musgo, como el día que se convierte en
noche y la noche en día
todo lo que necesitas saber se encuentra
en nuestra propia sangre pulsante

Vinko Kalinić 
































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