"Aspiro a que el poema más que como un producto, logre consumarse, paradójicamente, como un producirse."

Álvaro Figueredo

Desnudo

La azul la benemérita
de su cauce de alondras o de espuma
naciendo sin cesar latiendo marmolísima
 allí donde el ombligo
 mediterráneo impone
 su majestad y lanza
a la mejilla al pie círculos de oro
 avanza Sirio entre ambos senos que
 imparten dudas órdenes al viento
dormida está la azul apacentando
 la lentitud del eco entre sus muslos
 ahora que abro la siesta para verla
horizontal estricta gobernando
los enjambres las fraguas los viñedos
 la embelesada flauta los glaciares azul
azul los gallos
de las veletas cuando
su noble vientre aísla
el curso del océano
dormida está la joven cazadora
y un abedul germina en su rodilla.

Álvaro Figueredo



"Romance a Abel Martín"

"Hace mil años, un día
al pie del mar de un espejo,
me quedé muerto mirando la sinrazón de mi sueño.
Desde mi voz descendían
gaviotas de pecho negro,
y el mar estaba de pie
temeroso de mi aliento.
Se ahogaba un niño de miel
en su fulgor pasajero
y me lloraba el cristal
donde yo me estaba viendo.
Mi mar era un niño azul
vestido de terciopelo,
con dos ojos desvelados
mirando mis ojos ciegos.
Le pregunté quien vivía
del otro lado del viento,
y el mar se burló de mi,
con sus razones de espejo.
Así me encontré una vez,
con Alvaro Figueredo,
en un rincón de mi casa
un crepúsculo de invierno.
Mi sombra estaba detrás
de la pared del espejo,
y era el espejo un carruaje
llevándose un niño muerto.

Otra vez me puse a hablar
con Alvaro Figueredo.
era un miércoles amargo
y al pie del mar verdadero.
Un ancho toro de espuma
con las pezuñas de fuego,
iba quebrando el crepúsculo
donde yo me estaba viendo.
El mar estaba sin ojos
ese miércoles de enero
y se trenzaban la barba
con los olvidos del tiempo.
Yo estaba solo y miraba
al mar con ojos ajenos.
Mis ojos lloraban lentas
gaviotas de pecho negro.
De mar en mar se escuchaba
el llanto del campanero.
El mar estaba en el mar
y el mar estaba en mis sueños.
Le pregunté quién vivía
del otro lado del viento,
y el mar se burló del mar
como si fuera un espejo.
Los dos quedamos al pie
del mar que nunca sabremos:
Mi voz un poco mas fría
y el mar un poco mas negro.
El mar estaba dormido
soñando un miércoles muerto
Pero yo estaba soñando
durmiendo un miércoles ciego.
Ya nadie sabe quien soy
y en cuanto soy, solo veo
un mar que mira sin ver
las hojas de un mar eterno.
Si yo no fuera quién soy
Pensara que era un espejo"

Álvaro Figueredo



Sí, Polícrates...

Álvaro, adiós... anillo descuajado,
echo a la mar este Álvaro y lo olvido:
de mar en mar más Álvaro perdido,
cuando en mi adiós más Álvaro ganado.

Ah, pero el viento... anillo rechazado,
vuelve a la mar el aire, arrepentido,
un Álvaro de sal que nunca he sido.

Ah, pero el viento... anillo rechazado,
echa la mar a un aire sin sentido,
un Álvaro de sal que nunca he sido,
anillo azul aunque Álvaro varado.

Álvaro, ¿quién es Álvaro?
A mi dedo sacrificado vuelvo - Álvaro todo-
la sierpe fiel con que el amor anudo.

¿Quién es el mar, Polícrates?
Me quedo sin Mariblanca... Adiós, niños del yodo.
Viuda la mar de mí, yo de ella viudo...

Álvaro Figueredo


Teoría del suicida

Dadle un teatro una tribuna un pórtico
dadle un balcón de gala
dadle su frac su cátedra amarilla
quiere morir al alba
o a la hora del té
dictando su discurso
con su chaleco blanco
dadle un bastón un arpa una azucena
un espejo una góndola
devolvedle los yo que le usurparon
yo en el tranvía yo bajo los árboles
yo danzando es decir él y la luna
su yo su yo sus guantes de gamuza
el actor va a cesar está vacío
su guardarropa nadie
le llame Juan nombradle
el bienaventurado el almirante
de sus yo porque es él
quien rema besa canta se extasía
ante el atrio del templo
quiere ocultar sus yo bajo una loza
blanca a la izquierda en el jardín lo avistan
le denuncian el yo desguarnecido
y el trepa al campanario y se despeña.

Álvaro Figueredo


 Yo le decía a Álvaro

Álvaro ¿quién es Álvaro
qué turno
qué delirio qué número qué dulce
vez qué agria vez qué un
transformándose en él
en este en otro en ambos
sí pero no y mi mundo
mi alvaridad fluyendo
de calle en calle usándome
sobre mi voz girando su hoja turbia
de grada en grada el eco
invadiendo mis hábitos mi oficio
mis trajes mi alimento
mis retratos mi caja de cerillas
la piedra vitalicia donde escribo
silbando refugiándose en el único
señalando mi puerta designándome
abrilísimo pobre o desposando
jóvenes de oro de jacinto asiéndolas
alvarísimamente o extraviándome
circularmente azul como un insecto
como un rollo sin nombre
blancamente
como un plato de sopa atribulado
como el roído eco
quién es Álvaro?.
de Mundo a la vez.

Álvaro Figueredo



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