Barrio chino

Una vez al mes me dirijo en tren hacia Belgrano,
a donde está mi patria sola entre dos calles.
Sentado sobre un banco en el andén
miro los peatones a ambos lados de los rieles, tras las rejas,
mientras espero al tren que viene del Tigre.
El sol sudamericano me hace arder la piel.

La virgen dentro del altar se ve pálida,
ojos caídos, expresión neutra: ni buena ni mala.
El reloj averiado marca como siempre las 8:45,
advirtiéndome una vez más
que el futuro es la terminal de algo:
una mala noticia que ya está en camino;
una nieve que tapa todo, que cubre todo;
un error del que no dejamos nunca de arrepentirnos...
La puerta del vagón se abre y siento una satisfacción indecible,
porque una vez por mes
Belgrano ocupa de nuevo el lugar de mi patria
trayéndome su pereza, su bondad y su embrujo;
y una vez más vuelvo con mi bolsa pesada,
llena de arroz, salsa de poroto, cebolla y zanahoria

Song Lin


En camino

Afuera de la estación de Mannheim el cielo estrellado
de la medianoche se enciende como un fuego pálido,

de una ventana sale música. Plátanos altos, torres oscuras,
sombras leves detrás de las cortinas pesadas.

Sin compañeros y sin albergue, momento de desamparo!
La oportunidad perdida brilla aún a la distancia.

La liebre dispara hacia el bosque, el suspiro de las hojas
y los pies mojados por el rocío se consuelan entre sí.

La noche va a terminar, la última lámpara al borde de la ciudad se apaga.
Un hombre con una pala camina hacia el cementerio.

Noche a la deriva en una ciudad desconocida. Ahora el amanecer
me empuja al sueño: en el vagón vacío siento una tibieza.

Song Lin



En el ferry del Rio de la Plata, recordando otro viaje

Difícil llamar río a este brazo ancho como el Leteo
donde los que llegaron juntos tal vez vuelvan separados
Heráclito suspiraba, Confucio suspiraba
pero cerrados a todo argumento
los ríos murmuran sus propios consejos
porque los ríos son las lenguas de la tierra
El sol ilumina a unos chicos que van y vienen por la cabina
La ciudad aparece borrosa a lo lejos
como un dinosaurio moteado
En la popa un hombre se para más firme
Los ríos son usados para nombrar a los muertos
Las personas en la costa sólo pueden seguir con la mirada,
marcar el compás y murmurar sus deseos
Pienso en el Yangtze, un río de otra frontera fluvial
entre Zhengjiang y Guzhuazhou, en las aguas igualmente grandes
de la conciencia, vos y yo conversábamos
De golpe callamos, mirando la costa que se acercaba
y entonces mis labios se pegaron a los tuyos

Song Lin




Fragmento de una carta

Discúlpame por hablar siempre del invierno y el río,
siempre del sonido del hielo quebrándose en el aire
en el momento en que los patos pasan en bandada.
Los barcos mantienen las luces amarradas,
una estrella muerde la punta de la torre de hierro.
Los hombres regresan a sus habitaciones en silencio,
se sacan la ropa, se acuestan con la cara hacia la pared.
Dejando atrás Austerlitz el último coche
ingresa en el 13eme. Caras, caras de borrachos
iluminando como un chispazo las cenizas frías del sueño.
Entre la nieve y el perfume barato de las putas,
un hombre camina por la ciudad a medianoche.

Song Lin




Tonada de Jianyin

El hombre acostado dentro del pabellón
se ha dormido.
Dos de sus amigos se han convertido en esturiones
El tercero, convertido en mariposa,
desaparece volando entre los juncos
El hombre sueña con nubes
como banderas y armas de la edad de oro
reflejadas en línea sobre el agua
Sueña con Xu Xiake
de vuelta de uno de sus viajes.

Song Lin









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