Bendición

Que Dios destierre de tu casa
a la mosca, la cucaracha, el ratón

que alborota detrás de las paredes
hasta hacer caer el revoque;

que exhorte desde tu puerta
al hipócrita y al falsario;

que no permita que el miedo, asustadizo,
blando y felino suba por tu escalera,

a los agentes de tus dudas:
que Dios los eche con un silbido.

Que no permita nada contaminado del mal,
que nada que pueda marchitar

la fronda más tierna de tu corazón
invada tu sangre tierna y profunda.

En contra del gotear de la noche
tenga Dios bien cerradas las ventanas,

proteja tus espejos
de sorpresa, delirios,

no admita que el viento rezagado
dentro de tu cerrada mente

emplume el lago del sueño
con sueños. Si has de llorar

que Dios te de lágrimas, pero que te deje
soledad para tu pesar,

e islas para tu orgullo,
y amor para que anide a tu lado.

Permita Dios que hasta el hueso
seas tú misma;

permita que sea yo (mi amor)
dulce compañía.

Stanley Jasspon Kunitz



CARTA NOCTURNA

(…)
Querida, ¿es demasiado tarde para la paz, demasiado tarde
para que los hombres se reúnan en las fuentes a beber
el agua dulce; demasiado tarde para la camaradería
y la risa en la fábrica; demasiado tarde para que
digamos “Seamos buenos los unos con los otros”?
Las lámparas una a una se apagaron; el valle duerme;
me ocupo de la última luz brillando sobre las granjas
y mantengo vivo para ti el pensamiento del amor,
como estudiosos encarcelados en una época ignorante
ocupados de las brasas del fuego de Troya.
Las ciudades sufrirán el asedio y algunas caerán,
pero el hombre no es capturado. Qué significa el corazón profundo,
su mensaje de la mano grande, redonda, infantil,
su asombro, su simple grito solitario,
el sobre ensangrentado con tu dirección,
es historia, esa punzada ancha y mortal.

Stanley Kunitz



COMETA HALLEY

La señorita Murphy en el primer grado 
escribió su nombre con tiza
en la pizarra y nos dijo
que estaba rugiendo desde las trayectorias de las tormentas
de la Vía Láctea a una velocidad espantosa
y que si se alejaba de su curso
se estrellaría contra la tierra y
no habría escuela mañana.
Un predicador de barba roja de las colinas
con una mirada salvaje en sus ojos
estaba en la plaza pública
en el borde del parque
proclamando que él era el enviado por Dios
para salvar a cada uno de nosotros,
incluso a los niños pequeños.
"Arrepentíos, pecadores!" -gritó,
agitando su cartel escrito a mano.
Durante la cena me sentí triste al pensar
que probablemente era
la última comida que podría compartir
con mi madre y mis hermanas,
pero me sentía tan excitado
que apenas he tocado mi plato.
Así que la madre me regañó
y me envió temprano a mi habitación.
Toda la familia está durmiendo,
excepto yo. Ellas no me han oído
cruzar el pasillo y subir
la escalera hacia el aire fresco de la noche.

Mírame, padre, en el techo
del edificio de ladrillo rojo,
al pie de Green Street-
que es donde vivimos, ya sabes, en la planta superior.
Soy el chico de la bata de franela blanca
tendido en esta cama de grava gruesa
buscando en el cielo estrellado,
esperando el fin del mundo.

Stanley Kunitz


"El poeta no está al servicio del Estado. Por el contrario, defiende la conciencia solitaria opuesta a la gran estructura de poder del superestado."

Stanley Kunitz


El retrato de mi padre:

Mi madre nunca perdonó a mi padre
por quitarse la vida,
especialmente en un tiempo tan incómodo
y en un parque público,
esa primavera
en la que yo estaba esperando para nacer.
Ella cerró su nombre
en el armario más profundo
y no lo dejó salir,
aunque pudiera oírle enormemente.
Cuando bajé del ático
con el retrato en colores pastel en mi mano
de un extraño de grandes labios
de bigote valiente
y profundos ojos marrones.
Ella lo rompió en pedazos
sin una sola palabra
y me dio una dura bofetada.
A mis sesenta y cuatro años,
puedo sentir mi mejilla
aún ardiendo.

Stanley Kunitz


Fin del verano

Una agitación del aire,
una perturbación de la luz
me advirtieron que esa noche
el no amado año giraría sobre sus goznes.

Me puse de pie en la desencantada campiña
entre el rastrojo y las piedras,
atónito mientras que un gusanillo
me balbuceaba la canción medular de mis huesos.

El azul deslizóse por el azul del verano,
un halcón desprendióse desde sus torres sin nubes,
el techo del silo inflamóse, y supe
que una parte de mi vida había concluido.

Ya la puerta de hierro del norte
resuena al abrirse: pájaros, hojas, nieves
ordenan a las poblaciones ir adelante,
y un viento cruel sopla.

Stanley Kunitz


Fosforescencias

Formas del verbo ser
dormidas
desde tiempos adánicos,
salen de sueños malos,
fosfóricos
del mineral deseo.

Heridas
del frote de la tierra,
dejan sus intrincadas
huellas de espina,
en lechos de piedra.

Y por largos caminos de la historia
bajan,
borrachas de banderas
y de pequeñas lunas

A aquel, cuyo nombre es yo soy
-tras él marchan- lo marcan
con sus brotes de llamas
para que -tolvanera
de nubes- él les guíe
hasta el exilio blanco
donde habita la idea. 

Stanley Kunitz




"¿La inmortalidad? no es algo que me quite el sueño."

Stanley Kunitz



"Lo más profundo que sé, es que vivo y muero al mismo tiempo, y mi condena es dar fe de ese diálogo conmigo mismo."

Stanley Kunitz



Los estratos

He caminado a través de muchas vidas,
entre ellas la mía propia,
y yo no soy quien era,
aunque algún principio de ser
perdura, desde que lucho
por no extraviarme.
Cuando miro hacia atrás,
como estoy obligado a mirar
antes de poder reunir fuerzas
para avanzar en mi viaje,
veo los hitos disminuyendo
hacia el horizonte
y los débiles fuegos alzándose
de los campamentos abandonados
sobre los que ángeles carroñeros
giran con pesadas alas.
Ay, yo me había hecho una tribu
fuera de mis verdaderos afectos,
¡y mi tribu se dispersó!
¿Cómo se reconciliará el corazón
con su festín de pérdidas?
En un viento creciente,
la frenética polvareda de mis amigos,
los que han caído en el camino,
aguijonea implacablemente mi cara.
Sin embargo vuelvo, vuelvo,
algo exultante,
con mi intacta voluntad de ir
adonde sea que deba ir,
y cada piedra en el camino
es preciosa para mí.
En mi más oscura noche,
cuando la luna estaba cubierta
y yo deambulaba por los escombros,
una voz nublada de nimbos
se dirigió a mí:
«Vive en los estratos
y no en la basura».
Pese a que me falta habilidad
para descifrarlo,
sin duda el siguiente capítulo
de mi libro de las transformaciones
está ya escrito.
No he terminado aún con mis cambios.

Stanley Kunitz



Querida, ¿será tarde para la paz, tarde…?

Querida mía, ¿es demasiado tarde para la paz, demasiado tarde
para que los hombres se reúnan en los pozos para beber
el agua fresca; demasiado tarde  para la amistad
y la risa en la forja; demasiado tarde para nosotros
decir, “Seamos buenos unos con otros”?
Una por una se apagan las lámparas; el valle duerme;
cuido la última luz que ilumina en las granjas
y guardo para ti el pensamiento del amor que vive,
como los estudiosos aprisionados en una época ignorante
cuidaban las brasas del fuego de Troya.
Las ciudades sufrirán asedio y algunas caerán,
Pero el hombre no está tomado. Lo que el corazón profundo significa,
su mensaje de la gran, redonda, infantil mano,
su maravilla, su grito sencillo y solitario,
El sobre ensangrentado dirigido para ti,
es la historia, esa punzada amplia y mortal.

Stanley Kunitz


"Soy curioso. Me mantengo activo. Hago jardinería, escribo y bebo martinis."

Stanley Kunitz



"Veo una nueva vitalidad en todos los certámenes de poesía improvisada, los poetas vaqueros, los poetas feministas y homosexuales, los experimentos con el rap. Es como a comienzos del siglo XIX, el Romanticismo, que empezó con baladas callejeras."

Stanley Kunitz






































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