Canción de cuna para mí

Me balanceo y sigo rockeando
con sueños por la mañana y por la noche
y bebo el mismo vino drogado
que alguien que duerme cuando está completamente despierto.

Canto, me canto una canción, una
canción de alegría y esperanza, la
canto como quien se va pero no ve
que nunca podrá volver.

Me digo y me digo y me repito una voz, un
rumor de una historia de amor,
me lo cuento y ya no me lo creo,
porque sé: no tendrá final feliz.

Toco, toco y la melodía
de los días pasados,
y me deshago de la verdad
y finjo ser ciego.

Me río y me río de nuevo y me río
de mi forma de tocar.
E invento intrincadas tramas de sueños
que no tienen meta.

Selma Meerbaum-Eisinger



Colores

Es tan azul en la nieve blanca,
los abetos verdes son tan negros,
que el corzo, que se acerca sigilosamente,
es gris como un dolor sin fin,
que con gusto ahuyentarías.

Los pasos crujen, la música de la nieve
y los vientos devuelven polvo de copos
sobre los árboles velados de blanco.
Bancos como sueños.

Las luces de atenuación van con las sombras
en círculos infinitos.
Las linternas remotas brillan con una luz tenue,
atrapada en el destello de la nieve.

Selma Meerbaum-Eisinger



Quiero vivir
quiero reír y levantar cargas
quiero luchar, amar y odiar
quiero tocar el cielo con las manos
y quiero ser libre y respirar y llorar
y no quiero morir. No
no
la vida es roja
la vida es mía
mía y tuya
mía.

Selma Meerbaum-Eisinger


Un paseo

…tantas gallinas y un pequeño perro blanco
y un cielo tan colorido y brillante;
el árbol estéril parece tan fantasmal
y las casas grisáceas tan desprovistas de vigor..
Diminutas gotas de lluvia cuelgan de las ramas
y las distantes montañas están envueltas en silencio.

Los campos no son más que terrones del marrón más oscuro
y aquí y allá un poco de amarillo verdoso
hacia el que unos gorriones pequeños, tontos, jóvenes y atrevidos
se precipitan igual que niños chillones...
Y a lo lejos la ciudad con sus torres,
con sus casas que surgen impetuosas, tan luminosas y alegres,

es como una imagen de un cuento de hadas.
El aire está quieto, cargado de anhelo,
de modo que esperas las azules alondras
y quieres navegar en pequeños botes de remos.

Aquí crecen ásteres blancos, blancos y puros,
y allá la cabeza de una col, pequeña y joven.
Son como una sombrilla perdida hace tiempo
en el medio de calles cubiertas de nieve.
Un conejo pasa corriendo, no puedes creerlo:
el verano, o eso parece, está de nuevo aquí.

                                            Noviembre 29, 1939

Selma Meerbaum-Eisinger




Yo soy la lluvia 

Yo soy la lluvia y yo paso
Descalza de tierra en tierra
El viento juega con mi cabello
Con una mano parda y esbelta.

Mi delgado vestido de telaraña
Es más gris que el gris del dolor
Estoy sola. Pero aquí y allá
Juego con los ciervos para aliviarme.

Sostengo cordeles en mi mano
Y, sobre ellos, están encordadas
Todas las lágrimas que nunca
De la boca de una pálida doncella brotaron.

Las he robado todas
De deslices de chicas jóvenes, tarde en la noche,
Quienes, mano con mano de su anhelo,
Caminan trémulas, se encogen a la vista.

Yo soy la lluvia y yo paso
Descalza de tierra en tierra
El viento juega con mi cabello
Con una mano parda y esbelta.

Selma Meerbaum-Eisinger














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