Subestación
(Ciudad de Potchefstroom)

Teníamos cabal conciencia de la tierra sagrada
en la que estaba emplazado el transformador. Descalzos,
percibíamos con los pies el temblor, imaginábamos
esa fuerza invisible que corría atronando por los cables
para que de noche nuestro pueblo brillara
como una estrella. Muchachos
insolentes habían apedreado
la calavera y las tibias que clausuraban
sus puertas grises
– rodeadas en rojo por las palabras DANGER GEVAAR ENGOSI –
aprendí aquí, a la edad de seis o siete
a trepidar en tres idiomas diferentes

Johan Myburg

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