"Es verdad que la de Thomas Quick es una historia absolutamente extraordinaria, con todos los ingredientes imaginables.
Pero las confesiones falsas son algo bastante común dentro de las investigaciones policiales. Lo que no es tan común es confesar tantos asesinatos como confesó Thomas Quick y durante un periodo de tiempo tan prolongado.
Además las memorias reprimidas ahora están ganando de nuevo terreno a causa también del movimiento Metoo.
Creo que historias extraordinarias como la de Thomas Quick seguirán saliendo a la luz de vez en cuando porque esos componentes que las hacen posibles siguen estando en nuestras sociedades."

Jenny Küttim




"Habíamos hecho un documental antes sobre Thomas Quick y cuatro de los asesinatos que había confesado. Después de seis meses trabajando con él, se retractó de sus confesiones. Un día nos dijo: ‘¿Qué puedo hacer si yo no he cometido esos asesinatos? ¿Estoy atrapado?’. Hannes le dijo: ‘Ahora tienes tu gran oportunidad: dime la verdad’."

Jenny Küttim



"Los psicoterapeutas estaban convencidos de que sus confesiones eran creíbles, que realmente las cosas podían haber ocurrido como Thomas Quick decía que habían sucedido. Así que convencieron a la policía que investigaba el caso para que creyera en sus memorias reprimidas."

Jenny Küttim



"Los terapeutas que trataron a Quick, los policías que se hicieron cargo de la investigación, eran como una secta, como un culto.
Si alguien aireaba algún tipo de objeción, era expulsado del grupo. Hubo por ejemplo agentes que cuestionaron cómo era posible que Quick hubiera empleado 13 formas de asesinar diferentes, algo insólito en un asesino en serie, y fueron apartados de la investigación.
Y no sólo eso: todas las evidencias que ponían en cuestión que Quick fuese el verdadero autor de esos asesinatos las ocultaron, no las presentaron ante los tribunales con el argumento de que podían confundirles, de que podrían hacer que no vieran a Thomas Quick como el asesino en serie que ellos estaban seguros que era.
Estaban convencidos de que era un asesino en serie, lo tenían decidido, y no querían que nada se lo estropease.
Además, en gran medida creo que lo ocurrido fue fruto del momento en el que se vivía entonces. Era principios de los años 90, estábamos todos muy impactados por el personaje de Hannibal Lecter en "El silencio de los corderos" y cuando saltó a la luz el caso de Quick muchos se precipitaron a compararle con él, hubo una gran presión mediática.
La psicoterapia también vivía un gran momento, así que se juntaron todas esas cosas. A eso se añade que los medios de comunicación no hicieron su trabajo: confiaron en que la investigación policial había sido correcta, estaban encantados de que hubiera un asesino en serie.
Hubieran podido fácilmente hacer su trabajo, haber hecho periodismo y haber revisado todo el material de Thomas Quick.
Pero no lo hicieron, no estaban interesados en ello, estaban más interesados en el morbo de que hubiera un terrible asesino en serie. Y Quick, por otra parte, era el paciente perfecto, el asesino perfecto. Todos esos mecanismos se juntaron."

Jenny Küttim



"Quick es la persona que es. Por un lado es capaz, a su manera, de mirar atrás y de darse cuenta de todo el daño que ha hecho a mucha gente, a todas las familias de las víctimas.
Carga en ese sentido con un sentimiento de culpa tremendo. Y, para ser capaz de convivir con ese peso enorme, lo que hace es presentarse a sí mismo como una víctima.
Y sí, en cierta medida es una víctima, por supuesto que lo es, pero también es responsable. A las familias de las víctimas no les gusta Thomas Quick, nunca les gustó, consideran que destruyó sus vidas.
De hecho, ninguno de los asesinatos por los que fue condenado y luego exonerado ha sido resuelto."

Jenny Küttim



"Quick había sido toda su vida un perdedor y la oveja negra de su familia. Consumía drogas y era alguien que llevaba mintiendo toda su vida.
Entre otras cosas era homosexual pero, al haber crecido en una familia profundamente cristiana que criminalizaba la homosexualidad, la reprimía, no aceptaba que era gay. Y comenzó a molestar a niños mientras estaba colocado de drogas o borracho."

Jenny Küttim


"Quick lleva ahora 16 años limpio de drogas y es realmente una persona normal. Vive de manera muy sencilla y pobre, de una pequeña pensión. Está libre, es feliz y quiere dejar atrás todo lo que ha vivido. Por un lado es consciente de todo el daño que ha hecho, en especial a las familias de las víctimas. Carga con un sentimiento de culpa tremendo. Y, para ser capaz de convivir con ese peso enorme, se presenta a sí mismo como una víctima. En cierta medida es una víctima, por supuesto que lo es, pero también es responsable de lo sucedido. Fue él mismo quien hizo añicos las investigaciones sobre varios crímenes que llevaba a cabo la policía: al confesarse culpable de esos asesinatos la policía dejó de buscar a los auténticos autores de los mismos. Y para cuando se desveló que Quick era inocente ya era tarde, había pasado mucho tiempo.
De hecho, ninguno de los ocho asesinatos por los que fue condenado Quick ha sido esclarecido. Lo que explica aún más la animadversión que sienten hacia él los familiares de esas víctimas, quienes consideran que destruyó sus vidas."

Jenny Küttim



"Quick tenía 40 años cuando ingresó en esa prisión psiquiátrica. Quería entenderse a sí mismo y entender su homosexualidad."

Jenny Küttim



"Quick tiene ahora 69 años, van a ser 70 en breve. Vive en un lugar secreto, no quiere que se sepa dónde está. Yo sé obviamente dónde se encuentra, pero no se lo puedo decir.
No vive en Suecia, eso sí, y está tratando de comenzar de nuevo. No quiere hablar con nadie. A veces le paso algunas solicitudes para entrevistarle por email o por teléfono, pero las rechaza todas.
Vive de manera muy sencilla y pobre de la pequeña pensión que recibe. Está libre y es feliz. Y quiere dejar atrás todo lo que ha vivido."

Jenny Küttim









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