"Escribir es la forma más eficaz, posiblemente la más exigente, forma de pensamiento."

Roberto Guareschi


"Hay pocos columnistas que opinan en serio, el resto son como regurgitadores, repiten lo que dicen otros."

Roberto Guareschi


La caza
                  
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                    Ted Hughes

Una noche capturé un zorro en mi cabeza.
Tenía nieve en el hocico
su aliento hacía vapor
y su mirada me envolvía tranquila y ausente
si podía sostenerla sin miedo y sin apuro,
si no se iba trotando con su inmensa cola.
Otra noche capturé una mujer.
Traía la electricidad de las tormentas
la envolvía el olor que anticipa la lluvia
a veces un miedo desnudo le temblaba en los ojos
no era fácil soportar tanto voltaje.
Ella no huía de mí:
me esperaba en la cama  
con su pelo alborotado y su miedo
pero tenía un adiós
en la manera de poner el cuerpo
y en la voz angostada en la garganta.
Yo nunca hacía a tiempo:
cuando llegaba ya se había ido sin su cuerpo,
sólo me quedaba una tibieza
y la oscuridad de su pubis apenas entrevisto.
Pienso que se cansaba de esperarme.
Pobre: irse es fácil los primeros metros
después los escombros se amontonan a tu espalda.
¿Y yo? Quedarse atrás parece más sencillo
pero cada segundo lo pagás después con sangre.
Ahora estoy solo de la peor manera:
al zorro lo comieron mis desgracias
y ella no va a salir de mi cabeza.

Roberto Guareschi



"Me parece que el problema de rentabilidad que tiene el periodismo es un problema que simplemente ha achatado al periodismo. En general, digamos, no siempre pero se le achaca esto a las nuevas generaciones, dicen "vienen sin formación", qué sé yo. Vos te acordarás en el diario que lo que hacíamos nosotros era tener capacitación permanente. Vos no te podés quejar de que la gente viene poco preparada. Primero, la tomaste vos. Y segundo, no la capacitaste. Entonces viste, no es la reacción correcta. Pero yo creo que lo que embrutece al periodismo es eso, el problema económico que tiene. Para usar una expresión vieja: las mentes más brillantes hoy no van al periodismo."

Roberto Guareschi



Nonna Sabina

Buscaba tu infancia
en un caserío de Parma
como me habías pedido.
Salí de la autopista por un camino
de antiguos tambos como el de tus padres
abajo el establo con las vacas
arriba la familia amontonada contra el frío,
cristianos desconfiados de Dios
pero capaces de viajar horas enteras
devotos en bicicleta
cada vez que una ópera de Verdi
llegaba a la ciudad.

Una carta tuya
me había precedido.
Tu hermana Ubaldina
trabajó todo el día
anterior a mi llegada
hizo brillar la casa para mí
y se fue agotada a la cama.
Me había visto crecer
en las fotos que vos mandabas
y ella ponía bajo el vidrio de la cómoda.
Yo estaba condensado allí
poseído por ella
atribuido a sus linajes
esa era una vida mía paralela,
testimonio de la tuya.

Pasé casas con jardines chiquitos
a la calle y frentes oscuros
verdeados de humedad.
Encontré la de Ubaldina.
Había mucha gente en la puerta
era invierno pero estaba todo abierto
entonces una certeza me encogió
y me apuré entre abrigos oscuros
olor a cigarrillo y perfumes dulces
hasta el dormitorio.
Ahí estaba tu hermana
la velaban sobre un cobertor negro
que una vez fue lujoso
parecía una monjita embalsamada
su rosario blanco y su cara plácida
subían en la negrura
qué escena, nonna,
te imaginé diciéndome
con la erre gutural de los parmesanos
No tengas chucho, Rorro
morirse es sencillo.
Pero tu hermano Ricardo
que había vuelto trastornado de la guerra
me dijo en la oreja
La muerte te ha arruinado el viaje.

Parado allí,
nipote d'America
nieto de vos
recibí pésames y lágrimas
cobijado en tu dulce idioma
había entrado en tu historia
como a un río tibio y rápido.
De Remedios de Escalada
sur del Gran Buenos Aires a
Cannetolo di Fontanellato
provincia de Parma
en esa casita con mujeres
de ojos húmedos y labios secos
y hombres de ojos claros
replegados en un dolor
soy para siempre el nipote de Sabina
madre de Andrés
bisabuela de Clara y Franco
de Dante y de Vicente.
Nonna Sabina,
hermana de la muerta
y de otros doce campesinos
abajo y arriba
ida y vuelta
todos llevamos tus marcas
y las que vos recibiste.
Vamos y venimos
estamos
para siempre
y aunque un día
se vacíe el tiempo
nuestras marcas viajarán
en la próxima explosión del universo.

El cajón le quedaba grande a Ubaldina.
Cada vez que perdíamos el paso
los que la llevábamos a la iglesia,
yo sentía en el hombro la inercia y la blandura
de su cuerpo abandonado a la muerte,
su cuerpo íntimo en mi hombro.
Atrás venía todo el pueblo
en procesión al costado de la autopista
y hacía frío.

Roberto Guareschi



Victoria

He visto a los tipos más jodidos
un ansia fiera en la manera de mirar
posar para la historia
una tarde de verano en Roma
mojándose los pies en la Fontana dei Quattro Fiumi
calculan cuántos muertos necesita la Victoria
te mandan en aviones como féretros
y abrís los ojos colgado boca abajo
en una luz de cuarzo.
La Victoria se te ríe en la cara y te despide.

He visto a otros que daban lecciones
de coraje mártir cagarse de miedo
esperando en el retrovisor
al auto que parece inocente
y de pronto se eriza de armas
en cada ventanilla
o al camión de Juncadela
que se abre como boca
de ballena y te traga.

Y también he visto a Mariano clandestino
caminando por Florida
va a la muerte de cabeza     
botoneado
quiere saludarme
y la fatiga le pesa tanto
que pierde los brazos.
Tiene un papelito en los labios
lo escupe a mis pies
“este cuerpo pertenece al general sin cara
póngalo en un buzón
el destinatario pagará el franqueo“.
Típico de él.
Tiene en los ojos cicatrices blancas
donde estuvieron los hijos
sus zapatos rebalsan sangre
en la esquina de Charcas patina
se mete entre los autos
en la otra vereda lo espera un montón de tipos
disfrazados de un cuadro de Seguí.
La Victoria sonríe y se despide.

Roberto Guareschi
















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