"Me gusta pensar la enseñanza y la poesía como un continuum en tanto que son actividades que, en mi caso, funcionan como espacios de libertad y cuestionamientos muy intensos, como una forma de inconformismo o una manera de desmarcarse de ciertas ideas preconcebidas o prejuicios y como espacios en los que además de pensar uno es constantemente interpelado, desafiado (por el lenguaje, los y las estudiantes, etc)."

Sebastián Urli




Miami (o el sabor del encuentro)

Después de las promesas
el rigor y el decir
las mismas cosas.

Vuelo
por sobre todo aquello
que se aproxima.

Debe de ser mi parte italiana, digo,
cuando me presentan en Madrid.

Hago chistes hago muecas gestos
que no ocurrieron todavía
porque no vivo en España
(solo tengo un pasaporte color rojo
color Galicia)
ni recité poesía en la capital
del imperio.
¿Cuál? ¿Cuál de todos
me preguntan? ¿Cuál de todos los imperios?

Pero no, no,
porque mi abuelo
nació en un pueblo alemán
que hoy es un punto en Polonia
(mi abuelo no es Segismundo, lo aclaro,
no vayan a confundirse las cosas)

Debe de ser mi parte alemana entonces
mi parte polaca
o mi fobia a las presentaciones
o al despegue de un avión americano

(“american airlines anuncia
la repetición incesante de su vuelo AA 901
con destino a la ciudad de Buenos Aires.

Les rogamos tengan a bien embarcar
por la puerta del canto tercero:
sin esperanza
cerca de aquello que se aproxima
según los grupos preestablecidos.

Recuerden también
ajustar sus cinturones
mirar las pantallas despedirse
hacerle caso a los ruidos tradicionales
a las marcas de clase a los acentos
tan parecidos
tan detestables
por favor pasajeros”)

No, pienso,
debe de ser mi parte española
mi pasaporte rojo color Galicia.
Eso,
sí,
eso digo
ya acomodado en el asiento del vuelo
AA 901 con destino a una ciudad del sur

(del sur del continente
del sur de Buenos Aires)

de cuyo nombre
de cuya malta

no quisiera hoy hacerme cargo

Esa, digo
(porque también soy uruguayo)

esa
debe de ser mi parte
argentina

Sebastián Urli




Musgo

una piedra
es difícil de imitar
                                     Mario Montalbetti

 
Hay que escribir primero
un poema sobre los hongos: “el sol,
es sabido, no tiene sombra”

Por eso en noviembre del 59
Plath escribió un poema
con pausas y piedras
indefinidas. Un poema
un árbol partido al medio algo
menos sutil que una piedra
o su pausa: “el sol, es sabido,
no tiene sombra”
y una piedra
es difícil de imitar.

Pero volvamos al hongo
a la cadencia traicionada:

“¡Somos muchos!
“Somos muchos los hongos
para sobrevivir” En realidad

Plath nunca dice así en su poema
pero me gusta pensar que sugiere
realidades como estas:

“cada hongo posee una raíz
una textura diferente, formas
que no se parecen a nada
ni a nadie. Lo mismo podría decirse
de cada cosa: de las raíces
de las plantas, de las estrías
de los ojos, o los versos
que empiezan siempre en genitivos:
ojos rima con hongos
y Sylvia no rima con Plath
ni planta. Pero una piedra
es difícil de imitar
y el sol, es sabido,
no tiene sombra.

¿Puede un poema vivir en el centro
de un árbol partido al medio?”

Ted se acerca sigiloso, Ted interrumpe
y Sylvia que sonríe distraída.

Es evidente: en cada mano
descubre un hongo
la textura milenaria de una piedra.

Es evidente, sí, pero es sabido
no tiene sombra el sol.

Sebastián Urli




Popham Beach

Dibujo formas sobre la arena
como quien pide urgente un deseo: darle
algo que hacer
al mar.

Dibujo rostros, dibujo islas,
también un perro con su cadencia:
la economía de los roces me desgasta.

Son cosas claras, quietas
pero es intenso el olor de la arena.

Si pudiese,

me acostaría sobre las rocas,
encadenado o no,
para ofrecerme en sacrificio a mis labores.

Ni a las leyendas
ni a los dioses marinos.

A mis labores
a mis modestos placeres

a la fatiga del perro en la playa.

Sebastián Urli



Ta’m-e gīlās

A María Auxiliadora Balladares
 
Espanta,
          tu pájaro te deja
          Vives atada al idilio del viento
          y a nuestra buena fe: tu piel

es la forma de mi deseo.
 
Espanta,
          y el cerezo en raíces viciadas
          como jardín japonés: un cuadro
          y dentro del cuadro, niebla,
          la simetría de un pie sobre el otro

hasta salir. Del cuadro. Del tiempo.
 
Espanta,
          y el azul te sucede en el rostro
          y en tu queja. Te seguiría.
 
Pero mi piel tiene el aroma de los cerezos.

Sebastián Urli





Un poeta en un zoológico de Vietnam

La humanidad sería,

          dice el poeta,
          la imagen
          un espectáculo curioso:

                    un pato atado a los pies del miedo
                    y una serpiente morelia.

El reptil, se ha visto, no come
si su comida está muerta; en eso,

          dice el poeta,
          nos descubrimos:

                    ni pato ni serpiente. Pasión.
                    Somos humanos después de todo.

Sebastián Urli



"Viajar y tachar son formas de desplazarse."

Sebastián Urli











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