Trabajadores invitados, Poema en video

A veces se sujetan cosas peculiares
para marcos de ventanas en fachadas de edificios;
muy bien, un comedero para pájaros o un espejo retrovisor
dos pares, una canasta o, imagina,
una campanita oxidada, en una ventana del cuarto piso.
creo que todo se puede explicar;
solo así, fue posible, literalmente, mediante unos pocos gestos determinar
que nuestro amigo vino a nosotros desde Pernu,
mientras que esa niña, por ejemplo, salió entera de un periódico
y en el futuro se sentará detrás de una caja registradora
y todo solo porque tiene menos teclas...
¿Vale la pena seguir fingiendo ser un simple transeúnte?
¿Cuánto tiempo puedes entrecerrar los ojos ante los tejados?
¿Y estremecerse ante las gotas perdidas?
Quién necesita la campanita y con qué propósito
variación: el espejo retrovisor en una ventana del cuarto piso?
¿Qué están haciendo aquí las personas de tu pasado?
¿A costa de quién son sus ligeras sonrisas?
Quién se asegurará en su ausencia
que los frascos de la cocina están llenos: ¿té, café, azúcar?
¿Qué más? En su nota explicativa
dé respuestas breves en forma simple.

Artur Punte

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