Qué desperdicio

Qué desperdicio esta vida cotidiana 
vaciada de ternura, una
piedra desnuda  rebotando contra nosotros, una mirada 
seca y domesticada del horizonte
(y yo estaba construyendo
geometrías ávido de palabras
para hacer menos embotado
el golpe mecánico
de la lengua contra los dientes,
como niños
probé el repetido
-serio- juego de apretar 
otra vez y siempre como si 
no hubiera secuela)
que derrocho la silenciosa muerte blanca 
de un día para otro idénticos de pequeñas 
luciérnagas intermitentes de la felicidad, aplastadas 
en la oscuridad de un tiempo tan distraído que 
hasta la banalidad de la nada 
quizás tendría un sabor menos estrecho .

Silvia Rosa



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