Al señor Estepa

Señor, tu cara la corta el sol
Tu cara colecciona la luz solar, el sentido del sol
está cambiando, se vuelve más humano

Señor, no hay mucha sonrisa en tu rostro
Una persona con muchas sonrisas me da miedo
Le he tenido confianza a una persona sonriente
Sin embargo ahora, confío en la persona
que golpea al sol con el látigo, señor, en la oscuridad
da latigazos a la persona escondida en una sonrisa aduladora

Señor, el aire enrarecido de la meseta es a tu gusto
Brota un amor obeso en las comisuras obstinadas de la boca
Tu amor es el amor de toda la pradera
Y antes de ser la pradera
Todas las hierbas verdes no tienen sentido alguno
Antes de verte
Las poemas nada tienen que ver contigo

Señor, soy la persona que duerme con la montaña nevada en brazos
Solo amo a la montaña nevada, solo amo
ese rayito de luz solar de azul claro en la cumbre helada
Antes de verte
yo consideraba dorado el sol
Y ahora, señor, señor callado
me di cuenta que el sol es de azul ligero

Señor, no importa cómo te llamas
Lo importante es que eres el señor Estepa
Eres el señor bondadoso de un rebaño de yaks
Eres el señor tan vasto como una pradera con la que me encuentro
tras atravesar una montaña nevada y otra

Li Cheng’en



Clavículas como lluvia

Lluvia fría,
tus famélicas bestiecillas en manada se lanzan encima
Cada una levanta su mentón radiante
Beijing en octubre, noche profunda a finales de otoño
En la hondura de las clavículas, las bestiecillas
levantan sus mentones radiantes
Mentones de gélido viento muerden los labios marchitos
que tartamudean palabras de verdad
Al final del otoño, las bestiecillas se esconden
 en la hondura de las clavículas
Una tras otra levantan sus cabezas
Me miran: Cheng’en es una joven muy gentil,
 pero sus clavículas parecen lluvia
Que la lluvia y el viento se lo lleven todo a latigazos
Las viejas cuentas se saldan al final del año
Una batalla para exterminar las plagas de otoño
 y una lluvia que se cuela de noche con el viento
se enfrentan sobre mis clavículas
En una noche profunda a finales de otoño
enciendo una lámpara para seguir leyendo
La lluvia fría estalla en mi cara, como bestiecillas
como caballos que pierden sus cabezas
 o las desechan por engañosas
que consiguen los cuatro cascos de las bestiecillas
y así pisotean mis clavículas
Cheng’en es una joven muy gentil,
 pero sus clavículas parecen lluvia

Li Cheng’en



Cómo logras mi amor

Soy una piedra de la Ciudad de Piedras de Mandras del pueblo Xinzhai
En mi cuerpo carnal
se esculpen las bellas
mantra Mani *   

Soy una de las dos mil millones de piedras
Soy la piedra que canta
entre las calladas
Soy la brillante que escapa de la oscuridad

Si vienes a verme
voy a llorar
Si te arrodillas delante de mí y te confiesas conmigo
también me confieso

Soy yo la piedra con la cara llena de lágrimas
Quedo apretada entre las dos mil millones de piedras
Mi cuerpo carnal
ya no me pertenece a mí sola

Cuando tiendes la mano y me acaricias
Me quedaré temblando
Cuando tus labios secos
cuenten tus sufrimientos
diré mucho más sufrimientos míos

Al fin volaré
Lograrás finalmente mi amor arrodillado por largo tiempo

* Se refiere al mantra de seis sílabas del Bodhisattva de la Compasión, Avalokiteshvara, la completa es Om mani padme hum

Li Cheng’en


Crónica de la ternura

un hombre carga en su mano un árbol,
 la corona del árbol parece tinta negra
gota tras gota permea la sombra fresca del verano
alguien empuja y abre la puerta, dedos pálidos
ella: una llama baila en su rostro
un árbol crece en su boca
la corona se agita
ella habla a toda prisa
sus pupilas refulgen con excitación
por fin se sienta
me mira a los ojos
en su aliento, orquídeas
palabra por palabra me dice
como tinta son las relaciones humanas
sólo quiero una corona de árbol

Li Cheng’en



Leyenda del vacío

He estado en la casa del Vacío
La casa del Vacío, grande y luminosa

La planta verde echa sus labios grandes y carnosos
Es característica de lo precoz, tengo el inconveniente en señalar
el peligro escondido. Visité la casa del Vacío
Tomé el té caliente que me servía la señora Vacío
Charlaba con ella, y la señora Vacío abrigaba sospecha sobre mí
Con una chica de esta edad es normal hablar de la vida
Todavía es pronto para hablar de Nietzsche

Le presté oído y escuché atentamente 
¡Qué cantidad de lecturas tenía la señora Vacío!
De astronomía a geografía, de Marxismo-Leninismo a Maoísmo
ella lee de todo, con una postura prudente
No parece una persona vacía
Tiene una mirada suave, como si se viera su corazón
Sus dedos son muy limpios, los dientes, blancos y lisos
A pesar de la edad avanzada, su gracia
nada muestra la vejez sino un mensaje joven
dulce de frutas, frutas puestas en el plato

Es completamente diferente de un modo de hablar presuntuoso
La señora Vacío es bien educada
Cría a dos hijos del vacío
Es buena madre del vacío
Es gobernante del vacío
Charló conmigo toda la tarde
hasta cuando entraron sus hijos del vacío
Aún ella me tomaba las manos
Como mi propia madre, sus palabras cálidas
apenas hacían que mis ojos se llenaran de lágrimas

Yo intentaba extraer las manos
Me di cuenta de que no era capaz de ser su rival
Me las tomaba demasiado fuerte, como si cogiera a las manos del ángel
No quería soltar la mano, la señora Vacío
La señora ya tenía sesenta y pico años, de buen corazón
Aparecían las menores arrugas en su rostro, parecía a una niña
cuando se reía 

Se me entumecieron las manos, y me dolió vagamente la cabeza
Pero la señora Vacío no tenía ganas de parar, seguía moviendo su boca
Mareada, poco a poco me surgieron alucinaciones
Iba a colapsarme y me daba ganas de vomitar
Moviendo la silla me esforzaba a sostener el cuerpo vacilante
La luz en la casa de la señora Vacío se venía oscureciendo
Vi ir y venir en el salón a sus dos hijos del vacío
como dos asesinos del vacío, de repente se detuvieron detrás de ella
Grité, la señora Vacío se vino abajo

Li Cheng’en















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