Ansiedad

Solía topármela mucho cuando corría de aquí para allá. Ella siempre quería que me sentara a conversar, pero nunca tenía mucho que decir. Una vez me despertó en la madrugada sólo para escuchar su respiración. Pasé mucho tiempo sentado a su lado en algún café hasta que me di cuenta que era adicta a la cafeína, al sonido de su propia voz.

Ansiedad necesita atención: le encanta darle malas noticias a la gente. En las reuniones, callaba siempre a los oradores justo cuando iban a decir algo importante; en las crisis, siempre era la más ruidosa en toda la habitación. Ella, quien es difícil de ignorar, tampoco sabe escuchar. Hasta que no supe apartarme de ella, no comprendí el valor de mi propia voz.

Ahora no comprendo porque solía pasar tanto tiempo con ella. Tal vez me atraía su soledad, o estaba enamorado de su presencia. Recuerdo que siempre tenía hambre, por lo que mordisqueaba cualquier cosa a la que pudiera ponerle las manos encima. Se ha puesto tan gorda, tan extraña, que ahora le da miedo salir, conocer personas nuevas. Suele pasar horas frente al espejo, probándose ropa, pero, sin importar qué se ponga, siempre se siente desnuda delante de otros. Ha olvidado cómo reír.

Últimamente pasa el tiempo en casa, hablando con Desesperación, quién es ciego. Se siente letárgica, pesada; las cortinas cerradas todo el día para que nadie pueda ver qué tan horrible se ha vuelto. Aunque asegura preferir la oscuridad, sé que esconde un par de alas, las cuales ha olvidado cómo usar. En lo profundo del corazón, lo único que ella quiere es volar una vez más, si tan sólo pudiese estar segura de que no volverá a caer.

Alvin Pang



Coraje

"El profesor, de 76 años, uno de los sobrevivientes del holocausto, bloqueó con el cuerpo la puerta del aula para que los estudiantes pudieran saltar por la ventana y así escapar del pistolero".

En recuerdo de Liviu Librescu y las demás víctimas del atentado en Virginia Tech en abril del 2007.

Es posible que sea la última persona a la que acudirías por consejo en estos días. Frágil, modesto, algunas veces distraído, parece faltarle el glamour y la fuerza de Acción; la casual brillantez de Talento; la sabiduría y prudencia de Precaución. Sus estudiantes, quienes al graduarse van en busca de Éxito, no le dan mucha importancia. Suelen olvidar cómo, al buscar el rumbo para sus vidas, nuevas aventuras, o, sencillamente, al enamorarse, acudieron a él en primer lugar. Aquellos que se sentían frustrados sólo tenían que hablar con él para encontrarse a sí mismos dando el primer paso hacia el progreso.

La verdad es que Coraje disfruta permanecer lejos de los reflectores. Nunca duda en hacer lo correcto, incluso en privado, y no le molesta si nunca le dan el crédito. Él ha sido el pionero para muchas ideas y técnicas innovadoras, usualmente cuando nadie le estaba poniendo atención y podía trabajar junto a Concentración y Paciencia, sus colegas más confiables. Sólo él sabe cómo calmar a Ansiedad, a punta de besos suaves o bromas sencillas que la sacan de ese ensoñamiento. A Coraje le encanta correr maratones: lo que le falta en energía lo compensa con espíritu y resistencia.

Nadie sabe con certeza de dónde viene o quiénes son sus padres. Durante la juventud se le consideraba un héroe y muchas cosas, tanto buenas como malas, se hicieron a su nombre. Sin embargo, él prefiere que se le recuerde por su jardín, en donde la hierba más pequeña desafía al viento y a la lluvia, asegura él, porque está en su naturaleza crecer o morir.

Una vez le pregunté a Coraje a que le tenía miedo. Bromeando me dijo que vivía con el miedo de que cada día pudiera ser su último. Al alejarme, me susurró al oído eso a lo que de verdad teme: que las cosas permanezcan así, únicamente, como son, por siempre.

Alvin Pang



En esa hora

Ese día la marea se dará la vuelta
y suavemente pondrá su cabeza coronada
a descansar en las mejillas de la orilla.

El árbol del yambo derramará
hojas húmedas, para devolver a la tierra
su deuda en lágrimas.

Cada nube se colocará
en su lugar elegido. Incluso el sol
comprenderá su audacia.

Tanto tiempo he escuchado la llamada
de las montañas en su soledad.
La sed del río que se dirige al océano.

Sé que los años se quedaron atrapados
en ti, como si fueran pájaros, sus alas
el aleteo de tu propio corazón.

En esa hora, liberaré con el mío
la tristeza de tu cuerpo,
y haré que sea el sonido del candado
al abrirse de golpe.

Alvin Pang


volver a casa

Ese día la marea se dará la vuelta
y suavemente pondrá su cabeza coronada
a descansar en las mejillas de la orilla. 

El árbol del yambo derramará
hojas húmedas, para devolver a la tierra
su deuda en lágrimas. 

Cada nube se colocará
en su lugar elegido. Incluso el sol
comprenderá su audacia. 

Tanto tiempo he escuchado la llamada
de las montañas en su soledad.
La sed del río que se dirige al océano.

Sé que los años se quedaron atrapados
en ti, como si fueran pájaros, sus alas
el aleteo de tu propio corazón.

En esa hora, liberaré con el mío
la tristeza de tu cuerpo,
y haré que sea el sonido del candado 

al abrirse de golpe.

Alvin Pang















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