“Argentina será la Esparta del Plata.”

Alejandro Vignati


“En Buenos Aires hay miedo inclusive hacia el prójimo. Vos no sabés si quien está cerca de ti es un colaboracionista, un delator que te va a interpretar mal y te va a pedir documentos, con ese toquecito en el hombro que tanto sobresalta.”

Alejandro Vignati



“He vivido de la literatura, es mi oficio, pero en realidad uno descubre que hay editoriales que `piratean´ tus obras, que además venden más de lo que dicen... ahora estoy en contacto con Editorial Diana de México, para publicar y reeditar... sólo que deberé esperar hasta enero, cuando me comprarán cuatro libros míos, que debo enviarles, y adquirir una máquina de escribir.”

Alejandro Vignati



“Los médicos trabajan de ascensoristas, los odontólogos de plomeros, los arquitectos de taxistas... sólo los psiquiatras tienen trabajos, porque ha dicho el obispo de la localidad de Hurlingan que ha aumentado el índice de suicidios en la población bonaerense; gente desesperada por miles de causas... yo que nunca creí en los psiquiatras, he tenido que ver a uno porque ya no podía más.”

Alejandro Vignati



"Me cortaron los cuatro tendones de la realidad y entré en la zona del pánico ¿vos te fijas?"

Alejandro Vignati



“No le había dado mucha bola a la poesía hasta que gané ese premio. En realidad escribo realismo fantástico o algo parecido, pero busco un lenguaje nuevo que está apareciendo. Creo que he incorporado la tecnología a la literatura latinoamericana... ¿sabés? Tengo los dedos que se me van tras una máquina de escribir… ¡cómo son baratas las máquinas de escribir aquí! Quisiera escribir, pero trabajaré en lo que sea para no volver a Argentina; aquí en Venezuela la gente es distinta: en estas noches no tenía nada que comer y unos ciudadanos llamados Rafael Briceño, Ramírez, Marcelino Delgado, Atilano García e Isidro Castillo, sin saber quién era yo, reunieron dinero para que comiera tres días... me avergüenza decir eso, pero para mí es inolvidable un gesto así. También en el Hotel El Conde, donde estoy alojado, se han portado conmigo humanísticamente... el gerente, y los otros empleados... yo le dije al gerente: no me voy a escapar de noche con la valija, no se preocupe, yo no soy un delincuente... sólo me queda mostrar mis libros  y decir: este soy yo...”

Alejandro Vignati




“Yo pasé doce años en Europa. Antes viví en los muelles del Bronx y en los puertos brasileños. En Europa logré un gran éxito editorial en cuatro años, pero finalmente me di cuenta de que las editoriales me pirateaban. Viví casi todo el tiempo en España hasta que me agarró el tango y sentí deseos de volver a Argentina. Apenas llegué note que no había trabajo para mí y lo decían claramente.
No encontraba a mis amigos y preguntaba por ellos, pero la mayoría ha desaparecido, están tres metros bajo tierra... fue entonces cuando se detuvo el primer carro silencioso, sin matrículas con tres rostros desconocidos en su interior... unos hombres altos, con pistola, que me dijeron solamente “entra” y me clavaron los cañones en la cabeza y la espalda. Me detuvieron la primera vez y no me dijeron por qué. Luego vino otra detención igual, aunque más terrorífica y me salvó en ambas ocasiones la cédula de identidad venezolana que llevo en mi cartera... la tercera vez fue hace pocos días y me volvió a salvar esa cédula bendita... me ayudó a salir Jorge Dáger (embajador de Venezuela en Argentina en ese momento), a quien le agradezco eso.”

Alejandro Vignati










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