Arte poética

a Roberto Broullon
  Juan Gelman
  Martín Micharvegas
  José Peroni
  Néstor Sánchez

No tengo un mensaje secreto
ni gestos ni salmos ni verdad ni certeza
pero cuando el olvido va hacia el sur
mis pies van hacia el norte.

Mi vida no es ejemplo ni regla ni armonía
mi pasado cabe en una caja de fósforos
pero mi futuro flota en la eternidad
y si no puedo probar lo que ha sucedido
es porque no tengo la cabeza construída
con el pan cotidiano.

Mis días no corren por el espléndido rostro del presente
y nunca acierto a poner mi mano sobre la tierra
justo cuando caen las primeras gotas
de modo que mi cuerpo sigue sus costumbres
sin esfuerzo ni audacia ni plan ni sensatez.

Camino bajo una mirada protectora
mezclando lo verdadero con lo falso
lo falso con lo verdadero
embriagado por el perfume inasible del ocio
errando aquí y allá
persiguiendo la droga de la palabra
la luz de la palabra
la alegría de la palabra.

Pero no para todos
no para los que tienen la frente
apoyada en el hombro del mundo
no para los que sueñan sus sueños
no para ellos
hombres de buen sentido
sino sólo para los oídos indelebles de los amigos
en los que cabe toda la verdad
las manos de los amigos
que tejen y destejen las hierbas del paraíso
la boca generosa de los amigos
que siempre acude a la cita
la cabeza íntima de los amigos
que retumba en nuestro pasado
la mirada secreta de los amigos
que repara los mecanismos del tiempo
el silencio de los amigos
que late en la oscuridad.

Gianni Siccardi


"Descubrí que el ritmo no se basaba en la métrica sino en la acentuación. Me preguntaba de qué modo Eugenio Montale alcanzaba la musicalidad pura a pesar de escribir endecasílabos mal acentuados. Cuando traduje los poemas de Montale para el Centro Editor de América Latina apliqué en castellano las pautas rítmicas acentuales que utilizaba Montale en italiano. La revolución que produce la generación del 50 en Argentina es justamente en el aspecto rítmico, porque la nefasta generación del 40 escribía con la métrica regular. De Apollinaire en adelante, es decir surrealismo, Maiacovsky, Cendrars, Huidobro, se logra la liberación de la regularidad métrica. Posteriormente descubro la imagen. Leía a Eluard, a Huidobro, a los surrealistas franceses y argentinos, y me daba cuenta que ellos sabían algo que yo desconocía. La base de la poesía de Huidobro es la imagen. Sus Poemas Árticos son como una especie de arte poética, un ejercicio de todo lo que sabe, independientemente del valor que tenga como poesía. Lo adopté como si fuera un manual de poesía."

Gianni Siccardi



Entro en la vieja casa

La casa bosteza su pasado
en el lamento de los tatuajes del techo
grietas que guardan las miradas furtivas
de sus antiguos habitantes.

Crepitan las historias oxidadas de los muertos.
en la memoria de la casa
sus risas grotescas
sus estériles agravios
que entran y salen
de la cárcel de las habitaciones
sus fugaces deseos repentinos
a media luz
que nunca se jugaron la vida.

La sombra mezquina
de sus minúsculas batallas
sube lentamente por las paredes
y una gelatina de humores sombríos
avanza con un gemido amenazante
y se apodera
de las secretas cicatrices de los zócalos
del silencio pudoroso del armario.

Los gritos de la casa
sus alcobas inconfesables
aparecen de pronto en sus cerraduras trabajosas
en sus espejos
atiborrados de caras desconocidas.

Y esos aullidos amordazados
que interrumpen la noche
¿son los llamados paganos de los vencidos
antiguos habitantes
o los desvaríos de la casa
y su vendaval de ausencias?

¿Y ese rumor de ropa tendida?
¿Ese suculento olor a guisos?
¿El golpe de viento en las ventanas ajadas
y el arrastrar de sillas en el piso indefenso?
¿Y la música gangosa de una radio
que todavía se queja de sus achaques?

Estas habitaciones
me echan en cara su pasado irreparable
sus trabajos para sobrevivir
a tantas historias
y muecas y diálogos fracasados
y pequeñas traiciones domésticas.

El centro de las habitaciones
donde se palpan
los cuerpos enredados de los amantes
y sus asfixias y ceremonias y delirios
sus gestos demenciales
sus respiraciones de náufragos
sus besos a la deriva
la celebración de la eterna fogata
donde crecieron los sexos
y se abrazaron.
Palpo sus suspiros desgarradores
que iluminan toda la casa
y la casa se estremece
con una alegría insensata.

¿Merezco este lugar
estas paredes?
¿Podré sobrellevar los excesos
de los desconocidos antepasados?
¿Podré ser el legítimo heredero de esos años?

Extranjero
advenedizo
intruso
extraño
usurpador.

Entro al baño
y veo a sus mujeres
que enjabonan sus cuerpos sagrados
detrás de la cortina.
Ahora
la exactitud de los gestos rápidos
de la eficaz mujer solitaria
que verifica con mirada higiénica
el trabajo de sus manos asépticas
sobre el mapa de su piel.
Ahora
la lentitud de esa otra que adormece
los rincones más redondos de su cuerpo
bajo la sensualidad de la lluvia caliente
y se demora en ese refugio
que le oculta al mundo
y el jabón encuentra
entonces
su verdadera naturaleza
de espuma soñadora
de crema voluptuosa
de miel reparadora.

Salgo a la libertad del patio
y las voces de los chicos
se me suben a los hombros.
¿Serán ahora ancianos
abuelos
penosos jubilados
acortando las tardes frente al televisor
o inventando el pasado
con sus débiles voces quejumbrosas?

¿Por qué dejaron la casa?
¿Por qué permitieron
que el intruso que soy atravesara la puerta?
¿Nacieron aquí?
¿Murieron aquí?
¿Escribieron aquí cartas de abandono y desasiento?
¿Sonó el teléfono para destrozar sus lágrimas?
¿Amaron hasta la extinción de sus cuerpos?

Con permiso.
Déjenme entrar.
Soy el nuevo ocupante de la casa.

Gianni Siccardi



estas son las palabras que amo

si tuviéramos un oficio donde reconocernos
y ganas de envejecer
si no conociéramos tanto lugar de ocio
tanta calle desordenada y abierta
tantos bares y hoteles
pozos de perdición o de violencia
donde se usan palabras extraviadas
recursos rápidos
encuentros sin destino
vidas distintas
y hubiéramos abandonado el deseo de volver a partir
de conocer gente desorbitada
alimentos extraños
músicas fáciles
islas distantes

si no tuviéramos amigos muertos
y enemigos
amores olvidados
si no estuviéramos cansados de los diarios de la mañana
de los deportes y las ejecuciones
de las estrellas fugaces
de la ferocidad de la calle
de los ruidos de esta ciudad
a los que dentro de poco agregaremos otros ruidos
dejando que el reloj de la cocina
que el sol
recorran estas piezas
tus cosas y mis cosas
que entren aquí el calor y los gritos
que nuestras pobres cosas
sean azotadas por el sol y los malentendidos
que entre aquí la violencia
y se vaya sin saber que aquí un día
entraron la desesperación y el amor
o algo que se desesperaba por darse con el amor

si no tuviéramos las palabras
palabras de amistad de hastío de indiferencia
palabras complicadas con el amor
palabras que recuerdan el amor
aunque no le pertenezcan
si no tuviéramos los ruidos de las palabras
si no estuviéramos cansados de tanta estupidez
y tanto olvido
has pasado a mí
tu soledad que no comprendo
ha pasado a mi soledad que no comprendo

aunque siempre estás entre los ruidos de mis palabras
he encendido este fuego para reconocerte.

Gianni Siccardi



"La poesía es inútil para vivir. De hecho, casi toda la gente vive sin poesía. Y no la echa de menos. Porque la poesía no tiene que ver con lo útil, con el tener, con la personalidad, sino solo con el ser. Sin embargo, todos tenemos el derecho de habitar nuestro ser esencial.
¿Por qué leemos poesía? ¿Por qué escribimos poesía? ¿Para qué? ¿Para entrar en nosotros mismos? ¿Para conocernos? ¿Para reconocernos? ¿Por qué algunos se empeñan en leer o escribir poesía? ¿Por qué algunos, aunque sean pocos, se empeñan en realizar un trabajo inútil, gratuito? Tan gratuito que no puede ser considerado un trabajo. Leemos y escribimos poesía para entrar en nuestro ser. Para hablarle. Para que nos hable. Para que nos cuente sus secretos."

Gianni Siccardi



Mi vida, su sueño

Ella es hermosa todo el tiempo
su cabeza es hermosa en las cuatro estaciones
amo la ciudad donde duerme
la ciudad que despierta en su sueño.

En su sueño hay un hombre
que le entrega un mensaje
siempre el mismo hombre
siempre el mismo mensaje
un mensaje
que ella nunca ha podido leer.

Ella nunca muere
ella nunca mata
ella es feliz
es hermosa en el sueño
pero esas palabras que aún no conoce
son las únicas que desea leer.
Y las únicas que deseo escribir.

Gianni Siccardi


Nada más

No son necesarios
nada más que un hombre y una mujer
para jugar al destino
nada más que unos ojos paralelos
para cruzar el puente de la soledad
No es necesario
nada más que quebrar
los límites de la naturaleza
para rozar las alas de la eternidad
nada más que aceptar el aroma
impasible de la indolencia
para abrir los brazos a la belleza

No es necesario
nada más que el relámpago del deseo
para beber la ebriedad de la vida
nada más que una mirada inocente
para comprender la vida
nada más que una mirada arbitraria
para recuperar el valor de la vida

Gianni Siccardi


Se va noviembre

Desaparecen noviembre y tantas cosas.
He bebido en tu boca
el llanto y el tormento.
Me he perdido
en el enjambre de tu nombre.
He tambaleado
en el relámpago de tu mirada.
He despertado
junto al abismo de nuestra juventud.
           
Pero se van noviembre y tantas cosas.
Se va el jardín, el viento, las palabras,
se van tus ojos y tu nombre.
Y para siempre se va el mundo.
           
Llegan las sombras
la distancia
llega la ausencia
llega el torrente del silencio
mientras se va noviembre.

Gianni Siccardi

























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