“Aún creemos en las ideas, aún creemos en los conceptos, aún creemos que las palabras se refieren a ideas, pero no es forzosamente cierto, quizá no hay ideas en realidad, quizá en realidad no hay más que palabras, y el peso propio de las palabras…”

Jonathan Littell
Las benévolas


"Cuando hayamos acabado con los judíos y con la guerra, Birkenau desaparecerá y la tierra volverá a un uso agrario. Pero la industria de Alta Silesia, sobre todo con las pérdidas alemanas del Este, no podrá prescindir de la mano de obra polaca; el campo seguirá siendo vital durante mucho tiempo para controlar a la población.
(...)
Miré con curiosidad a aquel hombre tan rígido y concienzudo que vestía a sus hijos con ropa de niños judíos muertos bajo su responsabilidad. ¿Se le ocurría pensar en eso cuando los miraba? Lo más seguro era que ni se le pasara por las mientes. Su mujer lo tenía cogido por el codo y soltaba carcajadas secas y chillonas. La miré y pensé en su coño, bajo el vestido, anidado en la braga de encaje de una judía joven y bonita a quien había gaseado su marido. La judía y su coño llevaban mucho tiempo incinerados y se había ido como humo a reunirse con las nubes; y sus bragas caras, que seguramente se había puesto especialmente para la deportación ornaban y guardaban ahora el coño de Hedwig Hoss. ¿Se acordaba Hoss de esa judía cuando le quitaba las bragas a su mujer?.
(...)
Allí, bajo la luz del verano, pensaba en aquella decisión que habíamos tomado, en aquella idea extraordinaria de matar a todos los judíos, fueren quienes fueren, jóvenes o viejos, buenos o malos, de destruir el judaísmo destruyendo a quiernes lo portaban en sí, una decisión bautizado con el nombre, bien conocido ya de Solución Final."

Jonathan Littell
Las Benévolas


“De la misma forma que, según Marx, el obrero está alienado en lo referido al producto de su trabajo, en el genocidio o en la guerra total en su forma moderna, el ejecutante está alienado respecto del producto de su acción…”

Jonathan Littell
Las benévolas


“Escribo cuando no tengo otra opción. No lo medito: me pongo a ello. La gente me encarga cosas todo el tiempo y las rechazo. Pero cuando me meto, me obsesiono hasta el punto de ser muy autoexigente. He destruido algunos manuscritos ya. Uno completamente. No importa de qué tratara. Otros los mantengo como buenos recuerdos. No porque crea que los pueda retomar en el futuro. Supongo que con esto ocurre como cuando acabas una relación. A veces conservas la foto de la persona y otras no.”

Jonathan Littell




 “He tratado de levantar un reflejo de las vidas que llevamos, aunque no de manera naturalista, sino con las percepciones que cada uno de nosotros pueda tener.”

Jonathan Littell


"La mayor y más rápida victoria militar de todos los tiempos fue parada, en el último estadio, por el barro, nada más que por el barro, un barro elemental, viejo como el mundo, impasible, más potente que los estrategas, que el oro, que el cerebro y el orgullo de los hombres."

Jonathan Littell
Las benévolas


“Más valdría que no hubiera nada. Como hay más dolor que placer en la tierra, cualquier satisfacción no es sino transitoria, y crea nuevos deseos y nuevas desesperaciones, y la agonía del animal devorado es mayor que el placer del que lo devora…”

Jonathan Littell
Las benévolas


“Me gusta la precisión del lenguaje, lo disfruto. Da lo mismo que lo haga en francés o inglés. Busco ese rigor en ambos casos.”

Jonathan Littell



“No hay, pues, nada más lógico que llegar a decirse: bueno, pues si así son las cosas, si es justo sacrificar lo mejor de la Nación, enviar a la muerte a los hombres más patriotas, a los más inteligentes, a los más abnegados, a los más leales a nuestra raza, y todo eso en nombre de la salvación de la Nación – y si no sirve para nada y si le escupen a ese sacrificio -, en tal caso, ¿qué derecho a la vida van a conservar los perores elementos, los criminales, los locos, los débiles, los asociales, los judíos, por no hablar de nuestros enemigos externos?”

Jonathan Littell
Las benévolas


“No me interesa la vida de los putos escritores, tampoco las raíces. Nunca pienso de dónde vengo ni le doy importancia a la infancia o los recuerdos. Me centro en la obra en sí. Lo que construye el libro, su propio fin, es lo relevante. Da igual de donde proceda. Yo incorporo elementos de todas partes: de mi vida, de mis sueños o de la vida y los sueños de otros. De libros, de historias que me cuentan. Lo mezclo todo y lo utilizo en el mismo plano. No importa de dónde llega. Robo de todas partes. Por eso huyo del protagonismo y el foco. Es la obra en sí la que cuenta y el mecanismo que la hace funcionar por dentro.”

Jonathan Littell


"Se inclinó hacia él y le ayudó a limpiar las colas de las cigalas mientras que el chico, recuperando la confianza, intentaba quebrantar una pinza con sus dientes de leche. Yo todavía aguanté un momento aquel espectáculo y luego me levanté, retiré mi plato y vacié las cigalas intactas en el cubo de basura, pero conservando la copa para volver a servirme. Sobre la mesa baja había un frutero lleno de manzanas de colores diversos; cogí una verde, me senté en el diván dando la espalda a la mesa donde el niño terminaba de cenar, y le hinqué el diente, saboreando el zumo ácido que se mezclaba con las notas más florales del vino. Oí que los dos se levantaban, intercambiaban unas palabras, recogían la mesa y bajaban la escalera en dirección a la habitación de abajo. Yo no levanté la cabeza y me acabé la manzana. Me sentí como vibrar, como si estuviese encerrada en mí misma y tuviese que salir de ahí a toda costa. Frente a mí, el sol acababa de desaparecer detrás de los árboles y yo imaginé que sentía sus últimos rayos acariciando la piel de mi rostro. Cuando el hombre subió le seguí sin decir ni mu, desviando mi mirada de sus caderas musculosas que se mecían en la penumbra de la escalera. Arriba, él vaciló, encendió la lámpara de la mesita de noche, contempló las hierbas verdes bordadas sobre la fina frazada, me dedicó una mirada angustiada, dirigió de nuevo su mirada a la cama, las paredes vacías, la ventana tras de la cual apuntaban en la oscuridad las ramas locas de la glicina. Su vista fue a dar con la papelera; en un gesto exasperado se agachó para rescatar las fotografías, luego se volvió hacia mí, blandiéndolas con rabia."

Jonathan Littell
Una vieja historia


 “Sin pensar en países, sufrimos enfermedades comunes. La miseria en las grandes ciudades resulta exactamente igual. ¿Qué sientes cuando te cruzas un mendigo que vive en la calle cuando tú sabes que vas a ir cada día a tu casa a dormir y a ducharte? Hay que mirarlos para intentar ver cómo sienten ellos este mundo.”

Jonathan Littell



“Soy culpable y vosotros no, estupendo. Pero, pese a todo, deberíais ser capaces de deciros que lo que yo hice vosotros lo habríais hecho también. A lo mejor con menos celo, aunque quizá también con menos desesperación, pero, en cualquier caso, de una forma o de otra… Si habéis nacido en un país y en una época en que no sólo nadie viene a mataros a la mujer y a los hijos sino que, además, nadie viene a pediros que matéis a la mujer y a los hijos de otros, dadle gracias a Dios e id en paz. Pero no descartéis nunca el pensamiento de que a lo mejor tuvisteis más suerte que yo, pero que no sois mejores. Pues si tenéis la arrogancia de creer que lo sois, ahí empieza el peligro.”

Jonathan Littell
Las benévolas


“Veo la situación en Cataluña como una gran idiotez.”

Jonathan Littell











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