El mundo es como un dado

que rueda,
y todo gira con él:
el hombre 
se vuelve ángel, el ángel
hombre.
La cabeza pie, el pie
cabeza.
Así dan vueltas y vueltas
las cosas
y se transforma ésta
en aquella
y aquella en ésta, lo superior
en inferior
y lo inferior en superior;
cuentas
no saldadas del Precámbrico
devienen
penas de un amor concluso,
la ansiedad
de una noche en el Trópico
cifra
del tiempo irreversible;
en la raíz
todo es uno, y en las transformaciones
algo se
redime, en algo se repara
el error
divino de haber separado
de la tiniebla
la luz, haber hecho de la idea
cosa.
En el cambio nacen
dientes,
del cambio comen
ángeles,
caídos inclusive.

Daniel Samoilovich



Fábula sobre el origen del hombre

Se acercaba el anochecer del Sexto Día,
chequeó Dios su lista:
“Aguas que están encima de la bóveda
y aguas debajo de la bóveda, separadas
Hipopótamo: hecho. Plantas, incluso carnívoras:
hechas. Frutas, peces, charcos,
nubes de mosquitos encima de los charcos,
fumarolas saliendo de las bocas del volcán,
anguilas deslizándose en los cauces secos,
chorlitos corriendo, atolondrados, en las playas,
iguanas de tierra, lentas,
iguanas de mar, negras,
catatónicas en las piedras de la costa,
bosques, maníes, tiburones: hechos.
¿Falta algo? Oh, sí, estos dos.
Ah, se hace de noche, la noche
que Yo mismo he creado para suceder al Día.
Qué cansado estoy, cuánta cosa, qué delicado
ajuste de dientes y de carne
desgarrable por esos mismos dientes,
modo de crecer de la caparazón de la tortugas,
en hexágonos, tienen que ir ajustando unos con otros,
agregándose unos a otros, tienen que llegar a tener
caparazones enormes
y no pueden nacer enormes.
Oh, cuánta química, física,
geometría, diseño de sistemas,
cadenas de cazados y cazadores, a su vez cazados
por cazadores que a su vez han de tener
su propio talón aquilino.
Se hace de noche y faltan estos dos.
A ver, aquí, un poco de barro,
oh, se hace de noche, no veo nada,
está por asomar la estrella del sábado,
los hago ahora así, después veremos.”

Daniel Samoilovich


La sombra de mi mano derecha
es una mano izquierda,

lo que escribo
alguien lo escribe desde dentro del papel,
la punta de su lápiz contra el mío.
Me gustaría saber qué piensa ése.
Me gustaría saber cómo es que suenan
esos versos que corren al revés
rumbo al Oeste de un mundo inclinado.

Daniel Samoilovich










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