El sonido de un andar

El andar de alguien a veces trae el rumor de un bosque.
Puede raspar cualquier sonido irrelevante,
disolver en su eco su propio objetivo
y por siempre dejar ciertas cosas fuera de alcance
En una situación de peligro, el sonido de un andar
sustituye al árbol que la mano alcanza, la dimensión de la tierra,
el peso de la llovizna y de los ríos caudalosos. Al detenerse uno,
el eco de su andar se vuelve la medida
 de las sensaciones detrás de su espalda. Ese hombre
quizá se siente en la tierra, su mirada fija en la orilla opuesta
donde rumora otro bosque, sus ojos asechando las plumas
mientras caen al suelo tras una gran ave
 que sobrevuela con un chillido estridente.
Con su andar, un hombre va descubriendo el rígido mundo.
El eco de sus pasos percute sobre el rincón más oscuro del alma.
El huracán es inminente,
 la temperatura corporal de súbito se disparará.

Ma Li



Un sueño

En la noche, dos barcos al mismo tiempo alcanzan
dos muelles; encima cuelga la luna
 que se alzó desde el fondo del mar
Dos mujeres encinta desembarcan al mismo tiempo
 cargando cada una su equipaje
A través de un gran vacío
 cruzan sus miradas desde lejos
Se acercan y con fuerza se aprietan una contra la otra
En el último instante se atraviesan mutuamente
Se fusionan, convirtiéndose en una
Ya pasó la corta noche de primavera, el viento gélido
abrió el cuerpo de ella,
 una expresión congelada en el tiempo
Terror, lengua, bebé, pulgar; el dolor arrebatado
se escurre fuera del cuerpo; las manecillas del reloj
 se detienen en la posición original
Viento sin huesos, luna de suave aroma, flores enfermas
Un fantasma joven calienta licor
 mientras inquiere noticias de los recién fallecidos
Muchos años después, el espíritu toma su mano
 y lo guía de regreso al vientre

Ma Li



















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