El único sonido es el silencio

Una pared gris. En la superficie
varias marcas oscuras
se tuercen y extienden,
 fusionan su hondura desigual.
Una gota de tinta cae, tiñe la imagen.
Sobre la pared, una mano siente
la piel rugosa de la piedra:
maraña densa de pisadas
 que huyen en todas direcciones.
Al pie de la pared, un árbol joven;
escasas hojas penden de sus endebles ramas
que se retuercen queriendo alcanzar la lejanía.
Un vestido rojo cuelga en un gancho
que resuena, “tin-tin”.
No hay otro sonido
El silencio nos trae la calma.
El viento cesa,
 el vestido queda inmóvil, contra la pared
en la que también se apoya el árbol joven.

Cui Xinyu




Noche de tormenta

La noche
parece estar en espera
Una capa de monótona negrura
se derrite y permea la impureza
La luz inunda los ojos, parece ser de día
Una rajadura rompe
la línea divisoria
que sí existe es también imaginaria
Retumba el ahogado eco del trueno
Los rayos son actores de reparto ocultos
en la noche y en el día
Sin rastro de pereza
fusionan diversos sonidos
Los edificios tiemblan
La lluvia se desata más fuerte
también el viento
 que con un arrebato ayuda a rematar
la “actuación” y el “concierto”
 que sacuden las cuerdas del alma

Cui Xinyu


















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