"Busco nombrar aquello que se escapa. El pasado que fluye en imágenes, una sensación, un sonido o la luz y la sombra que aprecio en una obra de arte. Así, creo un mundo interior y para ello tengo las palabras que a veces escapan o se quedan fijadas en un poema. Y todo poema es la resistencia al silencio, al vacío de la palabra misma, al olvido."

Juan Diego Tamayo



encuentro con William Blake

Veré a William Blake
como la tormenta en sus paraísos de fuego
Me dirá que la manzana es más sabia
que las palabras
pero éstas hacen de la manzana
el sol que ilumina los verdes prados
Allí donde irás a perderte
en la grieta del canto del grillo
eterno condenado
a cantar el verde en el verde
como nosotros cantamos
el primer latido del universo
Veré a William Blake
brillando su escudo de amapolas
Buscando sus labios
me dirá que Dios
sintiendo la necesidad del silencio
dio comienzo al canto
Los Ángeles fueron notas musicales
en el paisaje
abriendo su partitura
como el pájaro descubre el alba
Desde entonces
la respiración líquida de la tierra
perfumó la flor
que ahora nos une en las visiones

Juan Diego Tamayo






 Invocación 

Vuelvo al antiguo paisaje
de mis visiones 

Al sacramento de la verdad
extendido en mi boca
como un mar lejano 

Apresurado por el encuentro
la vastedad del tiempo
me detiene en sus brazos 

Perdido en el asombro
me inclino
ante la imagen

Galopo un caballo ciego
poseído de luciérnagas 

Llego al nacimiento
que mi voz reclama

Juan Diego Tamayo


IX

Así fue que nos olvidamos.
El caballo bajó desde la colina. Estaba lleno de luciérnagas.
Terminaste de deshojar la flor de la noche.
¿Cómo fue posible?
La columna de humo cubrió los campos.
¡Virtud la sombra! ¡Claridad nuestro nombre!
¡La noche pule la piedra de pedernal con la estrella de los muertos!

De nuevo tus huesos
Despojados del olvido
Ver sangrar una palabra
Como la belleza propia de los geranios
Arrancas una sílaba
Del espejo negro de tus alondras
Columnas son tus huesos
Para tu sangre de corona luminosa
Frente al tiempo de la calma
La roja estepa de la carne y del agua
Se despoja del alba
Sin descanso hemos de sentir
La noche púrpura y su amanecer

Mientras cortabas estrellas para el agua
Las pavesas de mis ojos te hacían cercana
Te abracé como a un invierno triste
Como a la muerte cuando se llora
Y temblé en la estación más lejana de tu ser
Tu casa era palabra de la rosa
Silencio de una playa
Y de un mar que me contó sus historias
Escondí en mis venas tus olas y tu delirio

Juan Diego Tamayo



Tormenta 

Como el caballo que no se deja domar
el fuego resiste al viento
diminutos lirios cubren los ojos
del hechicero que prolonga su sueño
en el río
el bello flautista evoca las danzarinas
el agua se detiene en sus hombros
y el pájaro de aleluya festeja
los límites del cielo
pequeña estrella salvada de tu
destino
prófuga en el sueño de los hombres
repites tu furia interminable.

Juan Diego Tamayo



Tú sabes soñar
Y perderte en el aire de los geranios
Así dormía en tu boca un grito
Al filo de las hojas
El rocío cae y revienta en palomas
“Necesito un silencio vacío”
Una piedra de ceniza
Para fundar la casa de los mensajes
Encender la antorcha
En este país de brizna 
Y huesos enterrados
Ahora que tú sabes soñar
Y nombrar la tierra

Juan Diego Tamayo





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