"El entonces joven Alberto Jiménez dialogaba con un viejo, cuya juventud espiritual era tan extraordinaria, que ha dejado una huella profunda en todos los que nos consideramos privilegiados en la vida por el mero hecho de haber sido sus discípulos. Eso, eso mismo, fue lo que le pasó a Alberto en aquellos años decisivos para él, y para lo que iba a acometer, después, en 1910. La amistad, pues, con don Francisco y, como consecuencia de ella, con el señor Cossío (con cuya hija, Natalia, llegó a casarse años después), tan presente, como muchos han observado, en las orientaciones de tipo cultural, especialmente artísticas, de la Residencia, constituye otro antecedente que explica muchas cosas también.

Con estas premisas (decía yo, poco más o menos, el otro día), es ya fácil comprender todo lo que sucedió. Salido al extranjero a estudiar las Residencias de Estudiantes en Europa, vuelve a Madrid, y funda la citada “República de la calle de Serrano” y, seguidamente, acomete el ensayo oficial de la Residencia. En 1915, es la época heroica, por el esfuerzo que hizo Jiménez, y gloriosa por el éxito creciente, que va desde 1915 a 1936, sin interrupción, en que la guerra, como hizo con tantas cosas nuestras, colapsa la labor.

Digo que sólo quedó colapsada, pues la labor ha continuado fuera de la Residencia. Aquel espíritu de la casa está vivo y lo llevamos dentro los que fuimos Residentes. En el interior de España, ese espíritu y esa devoción por la obra, y por la persona de Jiménez, no sólo no han muerto, sino que subsisten pujantes. Buena prueba de ello es que, antes de caer enfermo, se disponía ya, a requerimiento de un grupo de antiguos Residentes, a continuar las publicaciones de la Residencia, en espera de días mejores en que pudiera seguir la labor dentro de la Residencia misma.

Sólo por ello, aparte de la inmensa labor que deja hecha, la figura de Alberto Jiménez quedará para ejemplo y estímulo de las nuevas generaciones que, en España, tanto esperaban de él… y (esa juventud) sabrá aprovechar la gran lección liberal, humana, de gran categoría moral, que representa la figura de Alberto Jiménez Fraud." 

Bernardo Giner de los Ríos
(“A la memoria de D. Alberto Jiménez Fraud”. Publicación de la “Corporación de Antiguos Alumnos de la Institución Libre de Enseñanza, el Instituto-Escuela y la Residencia de Estudiantes de Madrid. A. C. Grupo de México”. México, D. F., 1964).










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