"El término danza postmoderna está confusamente atado a dos períodos históricos. Sally Banes lo aplica a la radical, e innovadora obra de  danza que tuvo sus primeros desarrollos en  la Judson Memorial Church a principios de los ‘60. Pero también se ha aplicado a la danza de la década de 1980 y principios de 1990, que ejemplifica algunas de las estrategias artísticas asociadas a la cultura y la teoría posmoderna. Banes reconoció esto último, cuando escribió en su nueva introducción a la edición de 1987 de Terpsícore en zapatillas de deporte que "en el mundo  de las artes visuales y el teatro, un número de críticos han utilizado el término [posmoderno] para referirse a obras de arte que son copias o comentarios sobre otras obras de arte, desafiando los valores de originalidad, autenticidad, y la obra maestra y que provocan las teorías de Derrida sobre los  simulacros. Esta noción se aplica a algunas danzas post-modernas, pero no a  todas "(Banes, 1987:xiv). Para dilucidar un poco esto, fueron  Barthes y Foucault quienes cuestionaron el papel y la función del autor, Baudrillard postuló  que los “simulacros” - copias sin originales - son característicos de la posmodernidad, de la cultura de la saturación mediática, mientras que Derrida problematizó  la idea de la presencia del autor en la escritura, sugiriendo que éste está a la vez presente y ausente, o en sus propias palabras  es una presencia “espectral”. Siguiendo  el ensayo de Peggy Phelan "La ontología de la performance", algunos estudiosos de la danza  han discutido la presencia y la ausencia performativa de los  bailarines en obras de la década de 1960 como trío A  de  Yvonne Rainer, así como en piezas más  recientes como, una cosa misteriosa... de Vera Mantero."

Ramsay Burt




"El término danza moderna tuvo la mayor longevidad. Hans Brandenberg llamó a su libro de 1913 Der Moderne Tanz, John Martin se hizo eco con su The Modern Dance en 1933, mientras que El ascenso, caída y auge de la danza moderna de Don McDonagh apareció en 1970."

Ramsay Burt


"Las críticas más fuertes  al relato de la danza modernista como "danza pura" estéticamente autónoma han  venido de parte de estudiosos que quieren interrogar el modo en que  las ideologías de género, "raza", sexualidad, y otros componentes de la identidad están mediadas a través de la danza. Al hacerlo, se han centrado en la manera en que los bailarines han corporeizado  estas ideologías durante sus performances. Algunos estudiosos se han basado en las teorías postestructuralistas para analizar la forma en que estas [ideologías] están mediadas a través de los tipos de presencias performativas que los bailarines producen. Peggy Phelan ha argumentado que "En la plenitud de su aparente  visibilidad, el performer en realidad desaparece y representa algo más - la danza,  el movimiento, el sonido, el carácter, el arte. (...). La performance utiliza el cuerpo del performer para plantear una pregunta sobre la incapacidad de asegurar la relación entre la subjetividad y el cuerpo en sí;  la performance  utiliza el cuerpo para enmarcar la falta de Ser prometida por y a través del cuerpo" (1993:150-51). Demasiado a menudo en las historias canónicas convencionales de la danza, como Marcia Siegel ha reconocido, los bailarines desaparecen cuando su danza se convierte en historia escrita. Presentando su libro, Siegel reconoció que "Si hay muy pocos bailarines mencionados por su nombre aquí, es sólo porque la coreografía debe ser capaz de sobrevivir a los bailarines para que podamos tener una historia" (Siegel, 1981:xiv). Ni ella ni Banes están interesadas en las clases de desapariciones que Phelan discute."

Ramsay Burt





"Una suposición importante que subyace a esta selección es que sólo en el trabajo progresivo, experimental o vanguardista, las imágenes e ideas anticuadas y anticuadas sobre el género pueden ser cuestionadas y las alternativas imaginadas. Nunca he visto un espectáculo de ballet que no me haya decepcionado."

Ramsay Burt









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